Empleadas de ayuda a domicilio llevan un mes acampadas frente al Ayuntamiento de Sevilla
Las trabajadoras exigen la municipalización de su servicio de modo que el consistorio asuma la gestión de una prestación con financiación pública de la que ahora se encargan cuatro empresas con muy malas condiciones laborales.
Sevilla-Actualizado a
Trabajadoras del servicio de ayuda a domicilio llevan casi un mes acampadas delante del Ayuntamiento de Sevilla para exigir la municipalización de una prestación para personas en situación de dependencia que ahora está en manos de empresas privadas con unas condiciones laborales muy precarias. No son las primeras que plantean una batalla que en otros municipios consiguió que el servicio acabara siendo asumido por la administración pública.
La ayuda a domicilio -sus trabajadoras prefieren denominarla atención domiciliaria- es la prestación contemplada en la Ley de Dependencia que más se concede en España -341.975 beneficiarios-, después de la teleasistencia y las económicas por cuidados familiares, según los datos del pasado mes de febrero del Ministerio de Derechos Sociales. Pero en Andalucía es la primera, con 156.155 usuarios, una cifra que representa el 45,6% de la ayuda a domicilio que se presta en todo el país.
Esta prestación consiste en un conjunto de tareas que se llevan a cabo en el domicilio de la persona dependiente para atender sus necesidades básicas en la vida diaria y tratar de aumentar su autonomía con el fin de posibilitar que permanezca en su casa y no tenga que ingresar en un centro. Y de forma mayoritaria, la prestación corre a cargo de empresas privadas que se presentan a las licitaciones convocadas por los ayuntamientos para hacerse cargo del servicio mediante concurso público.
Las condiciones de trabajo en estas empresas, según denuncian las organizaciones de las trabajadoras, suelen ser muy precarias: sueldos mileuristas en el mejor de los casos, cuando es a jornada completa, y una tasa de parcialidad que triplica la media española y cuadruplica la europea, lo que deja a la mayoría con unos salarios que no pasan de los 500 euros mensuales.
La mayoría de salarios no pasan de los 500 euros mensuales
Bajos salarios y también carencia de recursos -grúas, camas y domicilios adaptados- para hacer el trabajo adecuadamente son la causa del gran número de trastornos muscoesqueléticos, tendinitis, síndrome del túnel carpiano, roturas de tendones y otra variedad de lesiones que soportan las trabajadoras de la atención domiciliaria de la dependencia. Sin embargo, esas lesiones aún no se reconocen como accidentes laborales ni enfermedades profesionales, porque no está permitida la evaluación de los riesgos de sus puestos de trabajo al tratarse de domicilios particulares.
En toda España hay unas 130.000 trabajadores en la ayuda a domicilio, en Andalucía, cerca de 30.000, y en la provincia de Sevilla, unos 5.000, de los cuales se calcula que el 98,5% son mujeres, porque es un trabajo muy feminizado. Con estos datos, en la comunidad andaluza, donde la atención domiciliaria es la prestación de la dependencia que registra más usuarios, cada trabajadora debe atender una media de cinco personas.
"Estamos dando un servicio de pésima calidad"
Jesica Lancho es una de esas trabajadoras. Lleva en el sector 17 años y es una de las mujeres que está acampada delante del Ayuntamiento de Sevilla desde el 1 de abril para exigir la municipalización del servicio y mejoras en la prestación, una protesta convocada por el sindicato CGT. Le encanta su trabajo, pero no las condiciones en las que tiene que desempeñarlo.
"Estamos dando un servicio de pésima calidad, aunque lo nuestro sea vocacional y nos guste hacerlo, porque tienes muy poco tiempo para atender a unas personas con un grado tan alto de dependencia. Vamos de un servicio a otro con el tiempo contado, te dejas el pulmón porque no te da tiempo a llegar. Y si no llegas a tiempo, le debes tiempo a la usuaria, lo acumulas y siempre terminas saliendo tarde del trabajo", explica Jesica a Público, tras hacer un alto con el megáfono en la acampada para contarle a quienes pasan por la plaza por qué llevan casi un mes durmiendo ahí.
Esta trabajadora, que es delegada sindical en la empresa Serveo, cuenta el caso de un usuario al que va a atender diariamente en su domicilio para que así se entienda mejor cuál es la realidad de su trabajo: "Yo tengo un usuario encamado que está en fase terminal, que tiene cada día una hora de servicio para un aseo en cama, administración de medicamentos y desayuno. Yo lo consigo hacer todo, pero porque recibo la ayuda de la hija, porque a pesar de toda mi experiencia, si tuviera que hacerlo sola, no podría. Sería imposible, por mucha experiencia que tenga".
Jesica Lancho: "Te da tanta pena tener tan poco tiempo para atender a esa persona que necesita tanto"
El servicio de ayuda a domicilio, según Jesica Lancho, ha empeorado en los últimos años; no mejora, al contrario, cada vez va a peor. "Gobierne quien gobierne -afirma-, esto se va al traste. Y cuando eres auxiliar de vocación te da tanta pena tener tan poco tiempo para atender a esa persona que necesita tanto. La Ley de Dependencia es penosa y cada vez que hay elecciones le dan una limpiadita y luego se olvidan".
A esta trabajadora no le salen las cuentas de la gestión de las prestaciones de la dependencia. Las empresas que prestan este servicio reciben, dice, 19 euros por cada hora, pero a ellas sólo les pagan seis euros en bruto: "Yo tengo un salario de 1.035 euros con trienios, plus de antigüedad y jornada completa, de siete horas diarias. Y la empresa cobra el triple que yo. Es un servicio que les da muchísimo dinero. Pero lo que pasa es que ya no estamos en manos de empresas de cuidados, estamos en manos de constructoras que han cogido este buen negocio".
"Esto te agota física y psicológicamente"
Vanesa Plaza es otra de las trabajadoras acampadas frente al ayuntamiento. Ella también lleva años empleada en este sector y es delegada sindical en la empresa Zaintzem, una de las cuatro que presta la ayuda a domicilio en Sevilla. Y, tal como detalla, el trabajo que tiene que hacer diariamente no resulta nada fácil.
"La mitad de los dependientes viven solos, dependen totalmente de las dos, tres horas que tengan al día de servicio de ayuda a domicilio. Y cuando tienes que hacer un aseo, ir a la compra, hacer una limpieza cotidiana de la casa, poner una lavadora... No llegas a todo y te da apuro. Y luego si, además, tienes que dejarle cosas hechas para el fin de semana... Eso agota, no sólo físicamente, también psicológicamente, porque además luego llegas a tu casa y te queda otra tarea", relata Vanesa.
Vanesa Plaza: "La mitad de los dependientes viven solos, dependen totalmente de las horas que tengan al día de servicio de ayuda a domicilio"
Esa carga de trabajo, sumada a los bajos salarios que dificultan mucho llegar a final de mes, causa un gran estrés físico y emocional a las trabajadoras, asegura Vanesa Plaza. "Muchas se dañan también en el desplazamiento de un servicio a otro, porque hay que ir con mucha prisa. Muchas veces no vas ni mirando al suelo, con los minutos contados por Google: si dice que el recorrido entre una casa y otra es de 20 minutos, tienes que ir volando, porque si vas tranquila llegarías en 25 minutos. Todo eso está cronometrado en nuestro cuadrante. Y si no llegas a la hora, tienes que sacarlo de tu tiempo, porque no hay otra forma. No somos máquinas".
Ana Richarte, lleva 25 años trabajando en la atención domiciliaria y es la portavoz de CGT, organización que ha organizado la acampada, aunque ella recalca que la protesta no es de un sindicato, de unos colores, sino que está abierta a todas las trabajadoras del sector: "Todas estamos precarizadas por empresas privadas", subraya.
La decisión de acampar en el corazón de la capital andaluza obedece, según Richarte, a la falta de soluciones de las administraciones para la difícil situación de las trabajadoras de la ayuda a domicilio. "Llevamos muchos años denunciando esto, siendo invisibilizadas, y hacen oídos sordos a nuestras quejas, mientras las personas dependientes cada vez lo sufren más, porque no están recibiendo un servicio de calidad", advierte.
La portavoz sindical asegura que las trabajadoras de este servicio de la dependencia están "esclavizadas", trabajando por sueldos de 400-500 euros al mes, con horarios partidos que no les permiten tener un segundo empleo, sufriendo incumplimientos de convenios laborales y desprovistas de ayudas técnicas que les faciliten la tarea y prevengan accidentes laborales.
La municipalización del servicio acabaría, a juicio de Ana Richarte, con todos estos problemas: "Siempre hemos defendido que con dinero público, gestión pública. La Junta dice que es inviable que la administración pueda gestionarlo directamente, pero luego lo sacan a licitación y salen empresas de debajo de las piedras para llevarlo. Nosotros tenemos una serie de estudios económicos en los que no solo se demuestra que es viable, sino también sostenible en el tiempo, y que el Ayuntamiento se ahorraría dinero, se aligerarían las listas de espera y se crearían más puestos de trabajo".
La experiencia de las trabajadoras de San Fernando
Hay trabajadoras, como las de la ayuda a domicilio de San Fernando, localidad gaditana con más de 95.000 habitantes, que han conseguido que el servicio se haya municipalizado después de una larga protesta. Un grupo de ellas visitó el pasado martes a las compañeras que ahora se encuentran acampadas frente al consistorio de Sevilla con el mismo objetivo.
Las trabajadoras de San Fernando estuvieron acampadas en una "vigilia" durante 69 días a las puertas del Ayuntamiento de San Fernando, hasta que el 1 de agosto de 2022 el Gobierno municipal acordó asumir la gestión del servicio de ayuda a domicilio, que actualmente cuenta con 210 empleadas, y aceptar sus demandas laborales.
"Pedíamos que se bajara de 39 a 35 horas la jornada semanal, porque 39 horas es una burrada para este trabajo que tiene una gran carga física y psicológica que te merma. Y también pedimos dos días de descanso, que no se respetan en la mayoría de las empresas, y que se cumpla el convenio, que nos den la ropa de abrigo, unos guantes que no se rompan, porque estamos trabajando continuamente con fluidos, y que se declarasen algunos días festivos, porque unas madres -la mayoría lo somos- no pueden salir de trabajar de un domicilio un 5 de enero a las diez de la noche", explica a Público Mariola, una de las trabajadoras de San Fernando.
"Nuestra lucha sirvió y demuestra que la unión hace la fuerza", dice Mariola
La gran diferencia entre una empresa privada y una municipal es que en la primera no se cumplen el convenio ni los acuerdos laborales con las empleadas, y en la segunda, sí, según Mariola. "Nuestra lucha sirvió y demuestra que la unión hace la fuerza, que todas las trabajadoras de ayuda a domicilio de toda España se tienen que unir, tanto para esto como para que bajen la edad de jubilación a los 60 años. La división solo favorece a las empresas", subraya la portavoz de las trabajadoras de San Fernando.
Las de San Fernando no han sido las únicas trabajadoras del sector que han pasado por la acampada de Sevilla. También han recibido el apoyo de compañeras de Madrid, Málaga y Barcelona. "Con esta protesta estamos llegando a toda España, estamos sintiendo mucho el calor de nuestras compañeras, porque este es un problema general", dice Ana Richarte.
El Ayuntamiento, dispuesto a reunirse
Fuentes del equipo de gobierno del Ayuntamiento de Sevilla han manifestado a este periódico su disposición para crear una comisión que estudie con las trabajadoras de la ayuda a domicilio sus necesidades y demandas, aunque han precisado que la prórroga de los presupuestos municipales dificulta mucho abordar este año la municipalización de la prestación.
Sin embargo, la acampada de las trabajadoras de la ayuda a domicilio ha recibido ya varias visitas de agentes de la Policía Local, que les han obligado a retirar las tiendas de campaña y también la carpa instalada por las manifestantes para protegerse del sol, pese a que, según Ana Richarte, tienen autorización de la Subdelegación del Gobierno para una acampada indefinida, que deben renovar cada quince días. "Estamos sufriendo presiones desde el principio, pero de aquí no nos vamos hasta que nos den lo que pedimos", advierte la portavoz sindical.
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