madrid
Actualizado:El camino no ha sido precisamente corto. De hecho, sigue quedando sendero mientras otros cuantos se preparan para empezar el viaje. Quizás por eso, Leo Bensadón, gestor de la iniciativa, recurra al lema “si quieres ir rápido, ve tú solo; si quieres ir lejos, ve en grupo”. Y ya son dos los grupos formados y un tercero en ciernes. Su objetivo: vivir en Madrid a un precio justo, en una vivienda a medida, totalmente ecológica y eficiente y sin miedo a subidas de precio. El modelo se llama cohousing, y no es nuevo, aunque escapar de la lógica del mercado inmobiliario y hacer entender este proyecto a la sociedad y las entidades bancarias que lo financian no ha sido precisamente un simple paseo.
El germen de la idea nació hace 15 años en el seno de un grupo de amigos comprometidos con los movimientos sociales, la autogestión y el medio ambiente y crítico con el modelo de ciudad imperante, individualista, mercantilizado, desigual y atomizante. Vivir en comunidad —que no en comuna— sin necesidad de comprar una casa o alquilarla al precio que marca el mercado, construirla desde cero, decidiendo los espacios comunes, diseñando en asamblea y atajando dos de los principales problemas de la urbe moderna: la accesibilidad a una vivienda en un contexto especulativo y la sostenibilidad medioambiental. En resumen, subvertir esa norma por la que un promotor construye edificios que luego se venden por partes a desconocidos con intereses diversos y que no han podido elegir más allá del color de las cortinas o el tamaño de la pantalla del televisor. “Aquí, le damos la vuelta, primero se forma el grupo que luego edificará sus casas y, sobre todo, sus patios. Sin habitantes no hay edificio”, sostiene Javier Pérez, funcionario de 34 años y socio de Entrepatios.
Tras años de ideas desarrolladas en sobremesas, ese grupo inicial se puso Entrepatios como nombre y empezó a apostar por hacer realidad lo que para muchos sigue siendo una quimera. En esas, apareció Bensadón, un director empresarial algo hastiado con sus quehaceres, con ganas de adentrarse en nuevos retos relacionados con la vivienda sostenible y el mundo cooperativista. “Me pillaron en un momento de cambio vital, cuando decidí montar mi propia empresa [Cohousing Verde] para aprovechar mi experiencia en gestión y dirección y volcarme en un proyecto de preocupación social con vistas en la sostenibilidad”, explica. Entrepatios lo contrató y él se encargó de esbozar los estatutos de una cooperativa con un fin nuevo —la vivienda en derecho de uso—, de buscar un solar a buen precio y de la financiación en banca ética. “Básicamente soy ese al que le echará la culpa si todo sale mal”, bromea.
Pero lo cierto es que, desde que se crea Entrepatios en 2011, se ha constituido y registrado una cooperativa que ha abierto brecha con un nuevo modelo. Desde 2015, ha atraído a 85 socios, ha comprado dos solares —uno, en Villa de Vallecas y otro, en Usera—, está a punto de terminar la construcción en uno y de iniciarla en otro, un nuevo grupo busca suelo y un cuarto ha comenzado a reunirse para conocerse y explorar la viabilidad de otro bloque en la capital.
Buscar un solar
“Al principio eran unos cuantos amigos y sus familias, pero vieron que comprar un solar sólo era factible si se abrían a que entraran más personas, aunque fueran desconocidas”, explica Bensadón. Así lo hicieron y echaron el ojo a un terreno en el distrito de Arganzuela. Era caro y no eran suficientes, “se necesitaban al menos 29 familias y sólo éramos 20. Se fue dilatando en el tiempo y al final se nos adelantó otro comprador”, recuerda Pérez, que llegó hace cinco años al primer grupo, "cuando ya estaba formado", incide.
Entre tanto, ha nacido su primer hijo, casi a tiempo a para estrenar casa, espacio y proyecto. Vivirán en el barrio conocido como Las Carolinas, en Usera, donde encontraron el solar definitivo. 17 familias, 53 personas viviendo en casas de madera, con varios patios comunes, lavandería común, huerto urbano y un edificio tan eficiente que apenas consumirán electricidad o gas. Los padres y madres dispondrán de un coworking en el edificio, de una guardería colectiva, de bicis eléctricas y otros tantos servicios imposibles de asumir para una familia de clase media que, además debe pagar los alquileres encarecidos de la gran ciudad.
"Tiene lo bueno de alquilar pero con la garantía de que no te van a echar ni a subir la renta y tú diseñas tu casa, como si compraras"
“Estaba pensado en comprar una vivienda y vi el proyecto de Entrepatios en el mercado social, en una muestra de cooperativas. Casi no le di importancia, pero cuando vi lo difícil que estaba el mercado, no me lo pensé, me hice socio enseguida”, afirma Pérez. “Tiene lo bueno de alquilar pero con la garantía de que no te van a echar ni a subir la renta. Y también compras, porque tu aportación inicial se te devuelve en el caso de que quieras o tengas que marcharte y porque tú diseñas la casa que necesitas con la ayuda de los arquitectos”, explica. El precio depende del tamaño de la vivienda pero, en esta promoción, la media son unos 50.0000 euros de entrada para ser socio y entre 600 y 700 euros al mes como couta del derecho de uso de esa vivienda.
Una pregunta trampa
¿Es más barato que comprar o alquilar en el mercado actual? “Es la pregunta trampa. Seguro que puedes encontrar algo más barato de alquiler por la zona, pero sin todas las prestaciones que ellos han decidido tener en asamblea y, sobre todo, sin la tranquilidad de que nadie va a echarte ni cambiar las condiciones”, añade Bensadón. Ese derecho de uso, enfatiza, es vitalicio y heredable, y además cambia la correlación de fuerza cuando vienen mal dadas o cuando surgen problemas. “Cuando hay problemas con un banco, no es lo mismo un edificio con 17 propietarios y 17 hipotecas con bancos diferentes que un único propietario, la cooperativa, con más de 80 socios detrás”, ilustra. Además, prosigue, la cooperativa se dota de mecanismo de solidaridad para poder hacer frente a los gastos si alguna de las familias tiene dificultades económicas en algún momento.
“Esa parte, de la poner en común riesgos individuales, es quizás una de las razones por la que le gente no termina de ver este modelo de tenencia, además de que es una forma de vida con mucha privacidad pero con bastante comunidad”, confiesa David Fernández, profesor de Formación Profesional de 40 años, también socio de Entrepatios. Él y su pareja formaron parte del grupo inicial, aunque decidieron no entrar en la promoción de Las Carolinas. “No nos convencía el barrio y a otras familias, tampoco. Así que empezamos a buscar suelo en Vallecas y a otros socios”, rememora. Más que encontrarlos, dice, “lo que cuesta es convencerlos de este modelo. Hay mucha vida en común y el perfil, de momento, es bastante concreto. Gente que apoya el ecologismo, anticapitalista, feminista y que tiene una clara postura sobre el mercado de la vivienda”, describe.
Cuatro familias comenzaron el proyecto vallecano. Hace algo más de un año compraron el solar y esperan comenzar las obras en enero. Son ocho familias, 19 adultos y diez niños (de momento). Diez viviendas y muchos espacios comunes. “Me costó 50.000 euros de entrada y la cuota de uso está por ver, pero serán uno 850 euros. Es un precio parecido, quizás algo más caro que el alquiler en la zona, pero con más seguridad y, sobre todo, como pequeño granito de arena contra la especulación inmobiliaria”, argumenta.
“Podría ser más barato si hubiera más apoyo desde las instituciones y la posibilidad de contar con suelo público”
“Y podría ser más barato si hubiera más apoyo desde las instituciones públicas”, asegura Bensadón, que intentó conseguir suelo público durante el mandato de Manuela Carmena en Madrid, aunque la legislatura terminó y no llegó materializarse. “En Barcelona, Ada Colau ha emprendido un proyecto piloto y ha cedido suelo público para proyectos de este tipo. Eso rebaja el precio de entrada, porque lo que más cuesta es el suelo”, sostiene el gestor de Entrepatios, que ve en este modelo una solución a las dificultades de inversión pública en vivienda. “Si el Ayuntamiento cede el uso de un suelo, saca a concurso público solares para proyectos así, se garantiza que una inversión privada, en este caso, la cooperativa, que va a invertir y revitalizar la zona. El Consistorio mantiene el control y la propiedad del suelo en todo momento”, añade.
“Es nuestra propuesta y aún es incipiente. Para que sea un contrapeso al actual modelo de compra y alquiler pasarán años, pero cada vez hay más interés. Sobre todo a raíz de las crisis hipotecarias y ahora de la burbuja del alquiler”, sostiene Pérez, que ha visto como ha repuntado el número de personas que les escriben o les llaman para interesarse. “Bastantes son los que nos explican que les suben el alquiler, que les echan del centro de la ciudad y que quieren tener más seguridad y no verse expuestos a eso, pero no quieren comprar. El problema aquí son la cuota inicial y los tiempos, el proceso es largo y la gente suele querer una solución en poco tiempo”, apunta.
Bensadón no tienes dudas de que el modelo puede ser un antídoto contra la especulación y remarca que los estatutos de la cooperativa así lo recogen. “Está estipulado que los precios sólo subirán el IPC. Si algún socio se va y su casa es adquirida por otra familia, pagará la cuota anterior y, como mucho, lo que haya subido el IPC”, añade. Pero sobre todo, dice, hace falta que el modelo se replique ahora que ellos han allanado el camino en Madrid y que ya está probada su eficiencia en Europa.
“En Alemania, donde estas cooperativas cuentan con apoyo de la Administración pública, ha llegado a haber centenares en varias ciudades. Tantas que esas cooperativas se han confederado en otra cooperativa y permite el desplazamiento de familias que quieren o tienen que cambiar de ciudad. Es una red que sí lucha contra la especulación con pleno control de precios y costes”, esgrime. En España aún no existe esta red, y gran parte de la escasa vivienda pública, junto con el suelo donde se construyó, está en manos de los llamados fondos buitre.
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