El beso no consentido a Jenni Hermoso abre el 'MeToo' del fútbol tras el discurso machista de Rubiales
Hasta 81 jugadoras han emitido un comunicado en el que aseguran que no vestirán la camiseta de la selección española "si continúan los actuales dirigentes".
María Martínez Collado
Madrid-Actualizado a
La futbolista Jenni Hermoso ha hablado alto y claro para desmentir la versión que ha dado Luis Rubiales sobre el beso que la propinó tras la final del Mundial de fútbol femenino en la que la Roja hizo historia y se proclamó campeona. "En ningún momento lo consentí", ha aseverado la jugadora, acallando todas las dudas que presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) ha sembrado con su discurso lleno de declaraciones machistas en la asamblea extraordinaria de este viernes.
Rubiales ha llegado, incluso, a insinuar que fue Hermoso quien se acercó a él antes de que éste agarrara su cara para besarla; y ha planteado que no hubo ninguna muestra de rechazo en la jugadora cuando se abalanzó para darle el beso, poniendo el foco, de nuevo, en ella. Dando por hecho su consentimiento. Sin embargo, la futbolista dejó claro desde el primer momento que el gesto no le gustó y que esperaba que se tomen "medidas ejemplares".
Conviene recordar que a lo largo de la semana Hermoso no sólo ha sido víctima de un beso forzado, sino que, además, fue presionada por Rubiales y su propio seleccionador, Jorge Vida, que ha aplaudido este viernes el discurso del presidente de la RFEF, para que saliera en su defensa. Pero la estrategia de la Federación no acabó ahí, sino que previamente, tal y como adelantó Relevo, la organización difundió unas declaraciones atribuidas Hermoso que en realidad ella nunca dijo.
Así lo ha confirmado la jugadora en un comunicado emitido a través del sindicato mayoritario Futpro: "No tolero que se ponga en duda mi palabra y mucho menos que se inventen palabras que yo no he dicho", ha afirmado.
Rubiales ha convertido la que inicialmente iba a ser una reunión urgente donde anunciar su dimisión, tal y como su entorno filtró a la prensa a última hora de la tarde del jueves, en una tribuna política: "Se está ejecutando un asesinato social", ha asegurado, en una reacción contra quienes han criticado su beso forzado a Hermoso tras la final del Mundial de fútbol femenino y lo han definido como un acto de violencia sexual.
El presidente de la RFEF ha situado al feminismo en el centro de la diana. Con un discurso desafiante, victimista, lleno de reproches y excusas para tratar de justificar sus comportamientos machistas, Rubiales ha acusado a un supuesto "falso feminismo" de querer "matarle". Estos ataques han sido la única respuesta que el máximo representante del fútbol español ha dado frente a las críticas procedentes de una sociedad cada vez más intolerante con las vejaciones hacia las mujeres.
La imagen que esta mañana ha dejado una RFEF con hombres felicitando la exhibición de su líder, aplaudiéndole, sin nadie que se alzara para replicarle, ha dado la vuelta al mundo y ha recibido la rotunda condena de todas las jugadoras: hasta 81 profesionales han comunicado que no vestirán la camiseta de la Roja "si continúan los actuales dirigentes".
Historia de una Federación machista
El desprecio hacia las mujeres futbolistas por parte de Rubiales y su equipo se remonta mucho tiempo atrás. De hecho, la liga profesional femenina (Liga F) sólo existe desde hace un año, mientras que el primer convenio colectivo del sector, que garantiza unas condiciones laborales mínimas bajo las que las jugadoras pueden ampararse, como cobrar al menos 16.000 euros anuales, es de 2020 y se firmó tras varios paros y jornadas de protesta. Una cifra que contrasta con los 500.000 euros que el presidente de la RFEF ha ofrecido al selección Jorge Vilda por renovar "porque se lo merece", y porque lo ha pasado "muy mal".
Pero, ¿a qué se refiere Rubiales con eso de que Vilda lo ha pasado "muy mal"? Tras la Eurocopa de 2022, una parte importante del equipo manifestó su descontento con la gestión de la plantilla. La inacción de la Federación llevó a 15 jugadoras a plantarse y negarse a volver a participar en competiciones internacionales hasta que no se vieran reconocidos sus derechos.
No hablaban de dinero, sino de deficiencias relacionadas con el alojamiento, el transporte, la conciliación o la preparación técnica, entre otras. Reclamaban unas condiciones dignas bajo las cuales ejercer su trabajo y apuntaron a Vilda como parte del problema. Según adelantó Mundo Deportivo, otros motivos de su descontento habría sido la actitud "controladora" del técnico, que incluso llegan a catalogar de "dictatorial".
Por descontado, el seleccionador obtuvo el respaldo de Rubiales, que incluso llegó a afirmar que no le importaba jugar con juveniles antes que hablar con las jugadoras. Como consecuencia, 12 de las futbolistas que apoyaron la reivindicación nunca regresaron a La Roja. Por ello, y por haber participado en la coacción ejercida sobre Hermoso y su familia para que saliera en el vídeo de disculpas con Rubiales, así como por difundir las declaraciones falsas, las profesionales también ven necesaria la salida de Vilda como seleccionador.
Este episodio es muy similar al que se vivió precisamente en el seno de la Federación en 2015, cuando todas las jugadoras que integraban la selección femenina dijeron basta a su entrenador de entonces, Ignacio Quereda, y pidieron su salida del equipo a través de un comunicado.
Diferentes testimonios de exfutbolistas de la selección denunciaron entonces la manera de actuar de Quereda. "A ver si te cuidas, que estás gorda" o "lo que necesitas es un macho" son algunas de las perlas con las que el técnico se dirigía a su plantilla. A esto se sumaba su homofobia y infantilización de las jugadoras, como cuando se acercaba a ellas y las pellizcaba de las mejillas. Con todo, Quereda siempre tuvo el respaldo del presidente de la Federación, Ángel María Villar.
Esa estrecha relación recuerda a la de Vilda y Rubiales, y demuestra que el machismo ha impregnado a la Federación desde sus inicios. Si bien no es una situación irreversible. Es más, con la previsible destitución de Rubiales, si se consideran las más de media doce de denuncias en su contra que hay en trámite, se abrirá la puerta a la elección de un nuevo presidente y equipo directivo.
Podría ser una buena oportunidad para feminizar y reducir la brecha de representatividad en la asamblea de la RFEF (ahora solo forman parte de ella seis mujeres) e incluso que España se convirtiera en el quinto país del mundo en tener una presidenta a los mandos de su federación de fútbol, como ya sucede en Inglaterra (Debbie Hewitt), Islandia (Vanda Sigurgeirsdottir), Estados Unidos (Cindy Parlow Cone) y Noruega (Lise Klaveness).
Del #MeToo, #Cuéntalo y #SóloSíEsSí al #SeAcabó
Después del #MeToo estadounidense, el #Cuéntalo, que estalló con Cristina Fallarás, y el #SóloSíEsSí, que sacó a más de medio país a las calles y culminó con la rectificación de la sentencia de la Manada, el fútbol femenino ha traído el #SeAcabó.
Cuatro olas de reivindicaciones feministas que han dado voz a mujeres víctimas de la violencia machista en diferentes contextos y que dejan claro que la impunidad, la tolerancia y la connivencia con quienes abusan de las mujeres no tienen cabida en nuestra sociedad. Así, decenas de mujeres futbolistas, entrenadoras, árbitros, pero también compañeros de profesión y buena parte de los clubes profesionales han manifestado su apoyo a Hermoso después de ver a un Rubiales que se ha creído impune y ha hecho gala de su machismo con su discurso.
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