El Ártico podría perder todo su hielo en 20 años
Los datos de la NASA y la Agencia Espacial Europea pronostican que el primer septiembre sin hielo está cada vez más cerca como consecuencia de la crisis climática.
Fotos: Alejandro Tena
Madrid-Actualizado a
El mes de septiembre es el mes en el que, cada año, el Ártico registra sus niveles de hielo más bajos. La crisis climática ha ido reduciendo las masas de agua congelada a un ritmo cada vez más alto y la comunidad científica teme que el día en que los casquetes se derritan por completo llegue pronto. Los datos actualizados por la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) pronostican que dentro de 20 años podría registrarse el primer septiembre sin hielo.
Los modelos climáticos utilizados hablan de que ese acontecimiento de deshielo absoluto podría variar dependiendo del ritmo al que se calienta el planeta. De esta forma, el peor de los escenarios estaría en 2030 y el mejor en 2050. Aún así, los datos de los científicos –publicados este jueves en la revista Nature– dejan claro que la llegada de un verano sin hielo es difícil de impedir, ya que todos los modelos climáticos utilizados pronostican un escenario de deshielo una década arriba o abajo.
Los expertos, además, vaticinan que la región podría quedar sin casquetes durante medio año para 2100 si la humanidad no consigue reducir drásticamente sus emisiones de gases de efecto invernadero.
El efecto del deshielo es devastador y genera una espiral de consecuencias climáticas que se retroalimenta. La ausencia de hielo en la región ártica de manera prolongada acelera el calentamiento del planeta. Al pasar a estado líquido, el agua dulce helada de los casquetes incrementa el oxigeno del mar y oscurece su superficie, lo contribuye a que esta absorba una mayor cantidad de energía solar.
La situación podría ser aún más alarmante si se tiene en cuenta que la región ha visto como el ritmo del deshielo se ralentiza en los últimos años tras la aprobación del Protocolo de Montreal en 1987, el tratado que prohibió el uso de los conocidos clorofluorocarbonos (CFCs) para proteger la capa de ozono.
Una investigación publicada en el mes de mayo en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) exponía que este tratado habría conseguido retrasar la llegada del primer verano sin hielo, al menos, 15 años.
Desde 1979 el Ártico ha perdido 1,6 millones de kilómetros cuadrados de hielo, una extensión de territorio que equivale a algo más de dos veces el tamaño de Ucrania en el mapa, según los datos del Centro Nacional de Hielo y Nieve de EEUU (NSIDC).
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