Este artículo se publicó hace 2 años.
Arrancan las negociaciones en la ONU para decidir el futuro de los océanos
El Tratado Global de los Océanos, que se lleva discutiendo dos décadas, se va a cerrar en dos semanas donde casi 50 países negociarán la protección de la fauna y la flora marina.
Madrid-Actualizado a
En la sede de las Naciones Unidas, 49 países emprenden las negociaciones finales para un Tratado Global de los Océanos que se lleva discutiendo dos décadas. Entre ellos está España, un país clave al ser una potencia mundial pesquera que participa con el resto de naciones en la Conferencia que durará del 15 al 26 de agosto.
Pilar Marcos, miembro de la delegación política de Greenpeace en Nueva York, explica que las negociaciones son "una oportunidad única para proteger nuestro planeta azul". "Las delegaciones deben cerrar un Tratado ambicioso estas dos semanas. Un Tratado débil, o cualquier otra demora, mantendrá el statu quo tan deteriorado que ha llevado a los océanos a esta crisis", afirma.
La comunidad científica señala que tener al menos el 30% de los océanos protegidos para 2030 es el mínimo absoluto requerido para que estos puedan recuperarse. El establecimiento de una red mundial de Áreas Marinas Protegidas (AMPs) debe ser el "objetivo principal" de un Tratado exitoso, según Greenpeace.
Greenpeace afirma que España "debe decidir en esta reunión en qué lado de la historia está"
Otras medidas que exige la organización son la posibilidad de que los estados, a través de una Conferencia de las Partes (COP), establezcan santuarios marinos "libres de actividades destructivas como la pesca y la minería en aguas profundas" y que las AMP puedan estar "completa o altamente blindadas" a la actividad humana.
Greenpeace exige a España que la gestión de las pesquerías se incluyan en el Tratado, debido a que la presión de la industria pesquera en el país podría "seguir concentrando las decisiones en las actuales organizaciones pesqueras". La organización afirma que España "debe decidir en esta reunión en qué lado de la historia está".
Desde que se discutió por primera vez el tratado hace 20 años más de 100 especies marinas han sido clasificadas en peligro crítico de extinción. Además, la pesca industrial se produce en más del 55% de la superficie oceánica y tiene una extensión espacial más de cuatro veces superior a la de la agricultura, según un análisis científico publicado en la revista Science. Para Greenpeace, a pesar de esto, todavía hay tiempo para "catalizar el cambio transformador que necesitamos ver en los océanos".
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