El lunes de esta semana se conoció que Vox traspasó cerca de siete millones de euros de sus fondos a la Fundación Disenso, presidida por Santiago Abascal, en los últimos cuatro años, según desveló una información de elDiario.es Dos días después, el miércoles, la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, de Foro Asturias, expulsaba al partido de ultraderecha del Ayuntamiento por intentar imponer su agenda ultra en el Festival Internacional de Cine (FICX). El jueves dimitió la única consejera de Vox del Gobierno de Extremadura, Camino Limia, por problemas con la cúpula del partido. Y este viernes se conoció la dimisión de Juan José Aizcorbe, gerente del partido —adelantada por el diario El País— en plena polémica por sus cuentas: el Tribunal de Cuentas ha puesto en duda, y amenaza con multas, 330.000 que Vox recibió en cajeros automáticos como ventas promocionales.

Público también ha revelado esta semana que más de un tercio de los diputados de Vox oculta información al Congreso para detectar conflictos de intereses, incumpliendo así una de sus obligaciones como parlamentarios.

La respuesta de Vox a todas estas informaciones ha sido un ataque furibundo a la prensa, con señalamientos a periodistas a los que acusan de manipular y ser "terroristas de la desinformación". Este periódico ha tratado de contactar con la formación ultra durante la jornada de este viernes, pero, como es habitual, no ha obtenido respuesta.

Dispuestos a escenificar la paz interna, la dirección de Vox ha salido en tromba a negar que la información original sobre los cambios en su cúpula que adelantó El País: que tanto Aizcorbe, responsable económico y firmante de los ejercicios de 2018 y 2019 bajo la lupa del Tribunal de Cuentas, como Marta Castro, vicesecretaria nacional jurídica, dejarán estos cargos; en el caso de Castro, sus competencias serán asumidas por Jorge Buxadé, el hombre fuerte de Abascal según avanza la purga interna.

Pero el partido emitió un comunicado para desmentir la noticia en el que, en efecto, reconocía el nombramiento de un nuevo gerente, en sustitución de Aizcorbe, y también la absorción por parte de Buxadé del área que dirigía Castro. Los cambios, rezaba el comunicado, "no son noticia".

Lo cierto es que ni la guerra de Vox contra los medios de comunicación es nueva ni lo es ya tampoco el ruido y las fricciones internas. Las críticas por la ausencia de democracia interna en el partido se acumulan. La última en sumarse a ellas ha sido la recién dimitida como consejera de Gestión Forestal y Mundo Rural en Extremadura, Camino Limia, que se refirió así a su salida: "Roma no pagó traidores".

Según ha contado el diario El Español, su sustituto será Ignacio Higuero de Juan, familiar de Ignacio de Hoces, una de los hombres con más influencia ahora en Vox. La exdirigente ultra Macarena Olona reaccionó rápido en su cuenta de X (antes Twitter): "Así funciona la famosa "agencia de colocación". Todo queda en familia", escribió. Limia suscribió la reflexión con un 'Me gusta' en la red social.

La crisis en el gobierno de Extremadura llegó apenas 24 horas después de la salida de Vox, vía expulsión, del Ayuntamiento de Gijón, y pone en alerta también a su socio de gobierno, el PP, donde son conscientes de las inestabilidades que puede generar la extrema derecha cuando gobierna.