El voto de la Catalunya metropolitana versus el de la Catalunya interior, una de las grandes claves del 12M
El sistema electoral propicia una cierta sobrerrepresentación de los sufragios de Girona, Tarragona y, sobre todo, Lleida en detrimento de los de Barcelona, un elemento que favorece a los dos grandes partidos independentistas, ERC y Junts.
Barcelona--Actualizado a
Ser la fuerza más votada en las elecciones catalanas no necesariamente equivale a convertirse en la que obtiene un mayor número de
diputados. De hecho, así sucedió en los comicios al Parlament de 1999 y de 2003. En ambos casos, el PSC de Pasqual Maragall sumó más votos que nadie, pero se vio superado en escaños por la antigua Convergència i Unió. La razón es que el sistema electoral genera una sobrerrepresentación de la provincia de Lleida y, en menor medida, de las de Girona y Tarragona, y una infrarrepresentación de la de Barcelona, que concentra casi el 75% del censo pero apenas reparte el 63% de los diputados.
En la práctica esto se traduce en un menor coste de los escaños para los partidos con una implantación significativa en todo el territorio y, sobre todo, en Lleida, Girona y Tarragona -caso de Junts y de ERC- y, en cambio, en uno de mayor para aquellos más urbanos o, sobre todo,
metropolitanos, como los comuns o, incluso, el PSC. Coincide que se trata de las demarcaciones con mayor peso independentista versus la que tiene menos. Así, en 2021 el conjunto del independentismo acaparó dos de cada tres votos tanto en Girona como en Lleida y el 53,5% en Tarragona, mientras que en Barcelona se quedó en el 47,2%.
Precisamente, una de las claves de los resultados de los comicios de este domingo será la implantación territorial de cada formación. Es decir, si Junts se mantiene fuerte en sus feudos tradicionales y mejora posiciones en el área metropolitana; si ERC es capaz de mantener el tipo y conservar un apoyo significativo en todas partes -en 2021 fue el partido más votado en nueve comarcas, pero fue la segunda opción en las 33 restantes-; y si el PSC además de aumentar su tradicional dominio en el área metropolitana de Barcelona gana apoyos en la Catalunya interior -tanto en las comarcas de Lleida como en las de Girona- y en las Terres de l'Ebre, al sur de Tarragona.
Este 12 de mayo 5.754.840 catalanes con derecho a voto elegirán a un total de 135 diputados. Si hacemos números podemos concluir que cada escaño en el Parlament sale a 42.628 electores. La proporción cambia en función de la circunscripción electoral. En Barcelona la ratio sube a un diputado por cada 50.340 ciudadanos con derecho a voto, mientras que Girona y Tarragona se mueven en cifras similares -32.549 electores por escaño y 33.538, respectivamente-; en Lleida la ratio es mucho más baja: cada asiento en el Parlament necesita 21.257 ciudadanos.
Como que la participación siempre queda claramente por debajo del 100%, el coste final para lograr un diputado acaba siendo mucho más bajo. Así, por ejemplo, en 2021 -en unos comicios marcados por la pandemia y una asistencia a las urnas de apenas el 51,3%-, en Barcelona el número de votos para conseguir un diputado osciló entre los 22.878 de ERC y los 28.755 del PP, mientras que en Lleida el PSC acumuló tres representantes con un total de 24.115 sufragios, es
decir, a una media de 8.038 votos por escaño.
Junts necesitó 2.000 votos menos que el PSC por diputado
En los anteriores comicios, el PSC obtuvo los mismos diputados, 33, que ERC, a pesar de recibir casi 50.000 votos más; mientras que Junts se quedó en 32, aunque acumuló 84.000 papeletas menos que el partido de Salvador Illa y se quedó a 35.000 de las conseguidas por el de
Aragonès. De media, el PSC necesitó 19.841 votos por cada diputado, mientras a Esquerra cada escaño le costó 1.500 sufragios menos -18.351- y Junts tuvo suficiente con 17.823 apoyos por parlamentario, es decir, 2.000 menos que los socialistas.
El PSC fue la primera fuerza en Barcelona -25% de los votos, donde sumó 23 diputados, por delante de ERC -19 escaños y 20,4%- y de Junts -16 representantes y 17,9%-, pero apenas fue la tercera opción en Girona, con tres escaños -muy lejos de los siete de Junts y por debajo de los cuatro de ERC-, y en Lleida -también con tres diputados, mientras tanto Junts como ERC sumaron cinco-, y en Tarragona ERC se impuso con cinco parlamentarios y PSC y Junts sumaron cuatro. Dicho con otras palabras, los mejores resultados de ERC y de Junts en Girona, Lleida y, en menor medida, Tarragona les permitieron compensar la ventaja socialista en Barcelona, hasta empatar -o casi- en escaños a pesar de acumular menos votos.
Al resto de formaciones, cada escaño le supuso un mayor número de votos de media: Vox (19.829), CUP (21.103), En Comú Podem (24.418), Ciudadanos (26.435) y PP (36.484). En el caso del PP se explica porque solo obtuvo representación en Barcelona, de forma que todos
sus votos en Girona, Lleida y Tarragona se perdieron; a Comuns y Ciudadanos les sucedió lo mismo en Girona y Lleida, donde tampoco sumaron ningún representante.
¿Dónde son fuertes los tres grandes partidos?
El apoyo al PSC en 2021 fue bastante desequilibrado a nivel territorial, puesto que consiguió el 25% de los votos en la provincia de Barcelona y el 20% en Tarragona, pero cayó al 15,2% en Girona y al 15% en Lleida. Su gran bastión fue el área metropolitana, que concentra más del 40% del total de electores catalanes, donde acumuló el 27,8% de los sufragios, nueve puntos más que ERC, en segunda plaza.
Los socialistas fueron la primera fuerza en cuatro de las cinco comarcas más pobladas -Barcelonès, Vallès Occidental, Baix Llobregat y Vallès Oriental- y también se impusieron en el Garraf, Baix Penedès, Tarragonès y el Arán. A grandes rasgos, se puede decir que es un partido fuerte en el área metropolitana de Barcelona y en el litoral del Camp de Tarragona. Mejorar sus resultados en las Terres de l'Ebre y en la Catalunya interior, tradicionales feudos independentistas, es uno de los retos que tiene la formación para conseguir una victoria clara
el domingo y superar los 40 diputados.
ERC, en cambio, tuvo una implantación más equilibrada, con el 20,4% de los votos en Barcelona, el 21,8% a Girona, el 24,5% a Tarragona y el 26,6% en Lleida. Los republicanos solo ganaron en nueve comarcas -las cuatro de las Terres de l'Ebre, el Baix Camp, Anoia, el Segrià, la Noguera y Alta Ribagorça-, pero fueron competitivos en todas partes, puesto que fueron la segunda opción en todas las demás.
Finalmente, Junts tuvo unos resultados muy divergentes, con un tope del 32,7% de los sufragios en Girona y un mínimo de poco más de la mitad -el 17,9%- en Barcelona, pasando por el 19,4% en Tarragona y el 28% en Lleida. La fuerza de los de Puigdemont se concentra en el conjunto de las comarcas de Girona -sobre todo en el interior- que podríamos definir como territorio Puigdemont y en la Catalunya del eje transversal -la vía que conecta justamente las comarcas de Girona con la Catalunya central y las comarcas de Lleida- donde arrasa o se diputa la hegemonía con ERC en zonas de clarísimo dominio independentista.
Los cambios en estos mapas, ya sea por el incremento del propio dominio -por ejemplo, del PSC en el ámbito metropolitano o de Junts en Girona- o por la capacidad de conseguir una mayor penetración en zonas menos favorables -caso de Junts en Barcelona o del PSC en la
Catalunya interior- será uno de los factores que explicará los resultados de este domingo y determinará qué partido está en mejor disposición de lograr la presidencia de la Generalitat.
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