Este artículo se publicó hace 9 años.
La victoria de Espinar asienta el liderazgo de Iglesias
La victoria de su modelo frente al de Íñigo Errejón ayudará al secretario general a definir las bases de la próxima Asamblea Ciudadana del partido, prevista para inicios de año. El pacto con Anticapitalistas es probablemente una de las claves que explican lo ocurrido en la Comunidad.
Alejandro López de Miguel
-Actualizado a
MADRID. - Ramón Espinar insiste en venderlo como un "triunfo" de Podemos por la alta participación registrada, pero el proceso de renovación del partido en la Comunidad de Madrid por el que se ha hecho con la secretaría general autonómica es también una clara victoria del líder de la formación, Pablo Iglesias, y de quienes defienden su modelo y su hoja de ruta, frente a los que apuestan por las tesis del número dos, Íñigo Errejón.
En público, todos los dirigentes insisten en que el proceso madrileño no puede extrapolarse al nivel estatal, pero en privado suelen reconocer que el resultado sirve como termómetro para conocer la distribución de fuerzas en el partido. Los 2.000 votos con lo que Espinar ha superado a Rita Maestre, y el que se haya hecho con 27 de los 34 asientos en el consejo autonómico, dotan a Iglesias de una posición de fuerza indiscutible, aunque la diferencia de votos no sea abismal.
En contra de lo que defienden en ocasiones algunos de sus partidarios, el líder de Podemos no es infalible, y su respaldo en cualquier proceso interno no siempre garantiza que una candidatura resulte ganadora. Se vio Aragón en 2015, cuando Pablo Echenique arrebató a la candidata oficialista -Violeta Barba- el liderazgo autonómico del partido con más del 70% de los votos, a pesar de los esfuerzos de Iglesias, que incluso entró en el cuerpo a cuerpo. Y quedó patente también en la primera fase de estas primarias, en las que Juntas Podemos (la candidatura de Espinar) sólo ganó uno de los 10 documentos sometidos a votación frente a la iniciativa de Maestre, que se hizo con los 9 restantes.
Sin embargo, desde la dimisión de 10 consejeros autonómicos afines a Errejón en Madrid, en marzo de este año, y de la consiguiente destitución del exsecretario de Organización del partido, Sergio Pascual (hombre de confianza del número dos), Iglesias, Errejón y sus respectivos partidarios han evidenciado públicamente sus diferencias de modelo o estrategia en varias ocasiones, y el secretario general casi siempre ha ganado los pulsos con su secretario político.
Ocurrió también en septiembre, con el debate que mantuvieron en abierto en Twitter, que se vio trasladado a la Universidad de Verano del partido, inaugurada por Errejón y clausurada por Iglesias, cuando ambos desgranaron sus respectivos modelos para la formación tras la superación del ciclo de “maquinaria electoral”.
En las semanas siguientes ambos dirigentes evidenciaron aún más estas diferencias, con el debate entre la necesidad de poner el foco en la actividad parlamentaria, defendida por el número dos, frente a las tesis de un líder que insiste en que toca “cavar trincheras” en la sociedad civil y dar prioridad a la movilización social.
Y este debate se ha visto trasladado en gran medida a la campaña madrileña, en la que Espinar y Maestre han reivindicado respectivamente un Podemos situado claramente a la izquierda del PSOE y que luzca músculo ante a los poderosos, frente a un partido que lime asperezas, suavice formas y trate de atraer a “los que faltan”.
El debate entre la moderación de las formas y las apelaciones al espíritu rebelde del partido; entre el esfuerzo por fomentar la ilusión y el Podemos más combativo se ha saldado en Madrid con la victoria del segundo.
Antes del proceso madrileño Iglesias, Errejón y sus respectivos afines solían llegar a acuerdos para concurrir juntos, pero la puesta en escena orquestada por Maestre, Tania Sánchez y José Manuel López en su rueda de prensa sorpresa al inicio de septiembre llevó a Iglesias a romper su autoproclamada neutralidad para afirmar que habría “propuestas mejores”.
El viernes el ciclo se cerraba con una rueda de prensa de Espinar y sus consejeros afines, en la que el flamante secretario general llamaba al equipo de Maestre a hacer “piña”, aunque los representantes de la corriente afiín a las tesis de Errejón brillaban por su ausencia.
Aunque en ocasiones se ha referido expresamente a la “derrota” de Maestre y los suyos, Espinar ha aprovechado su comparecencia de este viernes para escenificar su voluntad de diálogo y construcción con esta candidatura; ha alabado su “magnífica campaña” y les ha felicitado por los votos logrados, aunque también ha reconocido la existencia de “dos modelos confrontados en este proceso”.
“Desde hoy la gente que ha participado en Juntas Podemos o en Adelante Podemos pasa a ser compañera de Podemos”. “La clave es que al día siguiente seamos un apiña, pero una piña con diferentes opiniones”, apostillaba.
La iniciativa de Espinar ha contado con el empuje de la corriente Anticapitalistas, con quien fundió documentos y posteriormente elaboró la lista conjunta –casi al 50/ 50- con la que ha logrado esta victoria. Se da la circunstancia de que Anticapitalistas generalmente ha enfrentado sus tesis a las del secretario general en los procesos internos, pero en el caso de Madrid ha sumado sus fuerzas a las de Espinar.
“No tiene sentido hacer un análisis”, respondía este viernes el nuevo secretario general madrileño, preguntado por el peso del apoyo de Anticapitalistas en este resultado. En la misma corriente, otrora partido dentro de Podemos, se encuadra también Teresa Rodríguez, que este viernes renovaba su liderazgo en Andalucía haciéndose con tres cuartas partes de los votos disputados.
En este escenario, y preguntado por si podría reeditarse el pacto con Anticapitalistas de cara a la asamblea de refundación del partido –denominada coloquialmente Vistalegre II- prevista para enero de 2017, Espinar ha insistido en que no sabe qué estrategia adoptarán entonces. “Las claves de este acuerdo no tienen que ver con el buen rollo, sino con los acuerdos políticos que uno tiene”, afirmaba. En el aire está si esos acuerdos políticos pueden extrapolarse a nivel estatal, en caso de que Iglesias y Errejón no diriman diferencias antes de esta asamblea y defiendan modelos distintos.
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