Este artículo se publicó hace 4 años.
Veinte años del asesinato de Ernest Lluch: cuando ETA mató al exministro que defendía el diálogo con el nacionalismo
Dos días después del atentado, los ciudadanos salieron a las calles de Barcelona en una manifestación masiva contra ETA que contó con la asistencia de alrededor de un millón de personas.
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21 de noviembre del año 2000. El exministro socialista Ernest Lluch llega a su casa de Barcelona por la noche cuando dos terroristas de ETA le disparan en el aparcamiento de su domicilio. Lluch recibe dos disparos, uno de ellos en el cuello, y muere en el acto a la edad de 63 años. Pasan casi dos horas hasta que un vecino suyo encuentra el cuerpo tendido entre dos coches.
Tras los disparos, los asesinos huyen en un coche con las matrículas dobladas, un procedimiento habitual en ETA, y lo hacen explosionar, sin causar ningún herido, en un descampado a unos 500 metros del domicilio de Lluch y a pocos metros de la residencia del que por entonces era presidente del PP en Catalunya, Alberto Fernández Díaz.
Dos meses después, el 11 de enero de 2001, la Guardia Urbana detiene en la Ciudad Condal a dos integrantes del Comando Barcelona por su presunta relación con el atentado: José Ignacio Cruchaga y Liarni Armendaritz. En julio de 2002, la Audiencia Nacional condena a cada uno de ellos y también a Fernando García Jodrá, a 33 años de prisión como responsables del atentado. El tribunal explica que fue Cruchaga, acompañado de García Jodrá, quien realizó los dos disparos contra el exministro mientras Armendaritz vigilaba en las inmediaciones.
Durante el juicio, García Jodrá protagonizó uno de los momentos más tensos ya que llegó a justificar el asesinato al señalar que Lluch era "un ministro de los GAL", algo que provocó que fuera expulsado por el presidente de la sala mientras alzaba el puño y gritaba "Gora ETA y visca la terra".
La respuesta ciudadana
Dos días después del atentado, los ciudadanos salieron a las calles de Barcelona en una manifestación masiva contra ETA que contó con la asistencia de alrededor de un millón de personas. La marcha, bajo el lema "ETA no. Catalunya por la paz", contó con la asistencia del entonces presidente del Gobierno, José María Aznar; el de la Generalitat, Jordi Pujol; el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero; y las presidentas del Congreso y del Senado, Luisa Fernanda Rudi y Esperanza Aguirre.
Gemma Nierga: "Estoy convencida de que Ernest hasta con la persona que le mató hubiera intentado dialogar"
Uno de los momentos más destacados de la manifestación fue cuando la periodista Gemma Nierga se encargó de leer el manifiesto al acabar la marcha en el que se condenaba el ataque y se hacía un llamamiento al diálogo: "Los terroristas quieren coartar nuestra libertad. Pero no podrán, porque nosotros hemos escogido la democracia, y la capacidad de elegir y opinar como formas de relación que libremente nos hemos otorgado (...) Quiero terminar este manifiesto con una petición: no estaríamos aquí si la persona que mató Ernest hubiera intentado dialogar. Estoy convencida de que Ernest hasta con la persona que le mató hubiera intentado dialogar. Ustedes los políticos, que pueden, dialoguen, por favor".
Por su parte, la hija de Ernest Lluch, Rosa Lluch, criticó en 2018 a "todos" los partidos políticos a los que acusa de "utilizar perversamente a las víctimas de terrorismo" y se ha mostrado favorable al acercamiento de presos de ETA al País Vasco sin que haya "enaltecimiento" en los recibimientos a etarras. Rosa Lluch recuerda años después el apoyo que sintió en las multitudinarias marchas tras el asesinato de su padre: "Fue una respuesta masiva, el acompañamiento que yo sentí fue inmenso. Probablemente, si hubiera sido víctima de ETA en otro lugar, igual no hubiera recibido este calor. De hecho, sé que la mayoría de las víctimas no recibieron este calor, esta solidaridad".
La trayectoria de Lluch
Ernest Lluch nació en Vilassar de Mar (Barcelona), estaba casado, tenía tres hijas y era catedrático de Historia Económica de la Universitat de Barcelona. Durante el franquismo fue profesor ayudante del economista español Fabián Estapé en la Universidad de Barcelona, hasta que en 1966 fue expulsado junto a 69 profesores más por apoyar al Sindicat Democràtic d'Estudiants. Lluch fue detenido diversas veces por su oposición a la dictadura de Franco. En 1977, ya en democracia, fue elegido diputado al Congreso del Partit dels Socialistes de Catalunya por Girona, y fue reelegido en 1979. Un año después, en 1980 fue portavoz del grupo parlamentario del PSC en Madrid.
Con la llegada de Felipe González a la presidencia del Gobierno en 1892, Lluch se convirtió en ministro de Sanidad del primer ejecutivo socialista desde la Transición y destacó por ser el autor del primer Plan Nacional contra la Droga y presentar la Ley General de Sanidad, que en palabras de la exministra Ángeles Amador, "transformó la Sanidad en España". Dejó de ser ministro en 1986 y años después fue nombrado el primer rector catalán de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
Lluch, sobre ETA y los nacionalismos
Lluch se proclamó, en artículos publicados en diferentes medios, "equidistante" entre "el nacionalismo español y el vasco" ya que condenaba "las violencias presentes y las pasadas": "Equidistante, y por tanto adversario, cuando no enemigo, de ambos, porque la muerte y la violencia nunca se justifican". Lluch explicaba así sus postura sobre los nacionalismos y la banda terrorista ETA: "Aunque uno esté alejado del nacionalismo español y por ello recibe sistemáticamente ataques, está mucho más alejado de ETA. De esta manera de ver las cosas arranco para defender el diálogo con el nacionalismo vasco no violento. No cejaré hasta que el nacionalismo democrático vasco entre a formar parte del bloque constitucional a través de la fórmula de los derechos históricos o de cualquier otro tipo de negociación".
En 1999, un año antes de ser asesinado y durante la primera tregua de ETA, Ernest Lluch participó en un acto de campaña en la plaza de la Constitución de San Sebastián para apoyar al candidato socialista a la alcaldía Odón Elorza. Allí, miembros de la izquierda abertzale trataron de boicotear el mitin a lo que él respondió: "Qué alegría llenar esta plaza y ver que los que ahora gritan antes mataban y ahora no matan. No saben que ha llegado la libertad y la democracia a este país, no se enteran. Gritad, porque mientras gritéis no mataréis".
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