Entrevista a Sultana Jaya"Usaron el palo de nuestra bandera para violarnos a mi madre, a mi hermana y a mí"
Madrid-Actualizado a
El conflicto del Sáhara Occidental, protagonista en la política española. El giro en la postura (de la neutralidad auspiciada por la ONU a abanderar la tesis de la autonomía marroquí labrada en Rabat) materializado por Pedro Sánchez el pasado marzo ya ha tenido consecuencias con Argelia, aliado del Frente Polisario. Desde Argel, rompían este miércoles el tratado de amistad y la banca argelina congelaba cualquier operación comercial con España. Y eso en plena crisis energética, cuando el país norteafricano es de los principales exportadores de gas a España.
Más allá de las consecuencias políticas del nuevo posicionamiento gestado entre Moncloa y el Palacio de Santa Cruz (sede del Ministerio de Exteriores de José Manuel Albares), los efectos se notan principalmente en las condiciones de vida del pueblo saharaui, que mantiene su lucha por la autodeterminación. En los territorios del Sáhara Occidental ocupados por Marruecos, la represión contra la población saharaui se ha endurecido en los últimos meses.
Trágicamente testigo de ello ha sido Sultana Jaya, activista saharaui defensora de los derechos humanos, que fue arrestada en su domicilio durante más de año y medio sin justificación legal. Durante su cautiverio, ella, su madre y su hermana han sufrido violaciones por parte de paramilitares marroquíes, ha sido inyectada de sustancias desconocidas y forzada a infectarse de covid-19, según relata ella misma. La semana pasada consiguió salir de su casa, acompañada por activistas de la ONG norteamericana Human Rights Action Center, y viajar a España. Recién llegada a Madrid, responde las preguntas de Público.
¿Cómo se siente tras conseguir salir de su casa después de tantos meses de arresto domiciliario? ¿Cuál es su objetivo en España?
El objetivo de venirme a España es cuidar mi situación sanitaria y llevar el mensaje del pueblo saharaui a todos los rincones.
¿No puede tener revisiones médicas en el Sáhara Occidental ocupado por Marruecos una mujer saharaui?
"Los saharauis, en las zonas ocupadas, no tenemos acceso a los hospitales"
Los saharauis, en las zonas ocupadas, no tenemos acceso a los hospitales y clínicas; si necesitamos una revisión hemos de ir hasta Marruecos. Los activistas que luchamos no confiamos en el sistema marroquí, nos pueden hacer daño a través de él. Por ejemplo, en mi arresto domiciliario sufrido durante 557 días, los paramilitares entraron a mi casa en varias ocasiones y me inyectaron el covid-19 y no permitieron que me visitaran saharauis para facilitarme medicamentos.
Mi hermana El Ouaara y mi madre están en una situación crítica debido a lo que hemos vivido durante los 557 días de sufrimiento. Su situación está cada vez peor y no pueden tener acceso a la sanidad. Esto es una de las políticas que lleva a cabo Marruecos en las zonas ocupadas del Sáhara Occidental, donde también se les niegan otros muchos derechos fundamentales a los saharauis.
Ha denunciado violaciones sexuales hacia su madre, su hermana y usted misma
"Nos ponían lámparas en nuestro cuerpo para que mi madre viera cómo nos violaban"
Desde el 19 de noviembre del 2020, hemos estado encerradas y alejadas de la vida exterior. Nadie podía entrar ni salir de nuestra casa. Nuestra acción no violenta y de resistencia era levantar la bandera saharaui en nuestra azotea. A raíz de esto, hubo represión y empezó nuestro sufrimiento. Entraron y violaron a mi hermana el 12 de mayo de 2021, eran unos 12 o 14 paramilitares. Usaron el palo que nosotras usamos para poner nuestra bandera para violarnos a mi madre, mi hermana y a mí. Mi hermano estuvo presente en la violación. Fue muy duro, nos agarraban y desarrollaban la violación.
Varias veces entraron en nuestra casa de manera brutal. Me violaron delante de mi madre, quitándome la ropa. Los paramilitares entraban siempre por la noche, nos esposaban, nos ponían una banda en el ojo para que no viéramos nada, pero a nuestra madre no. Nos violaban y mi madre veía todas estas violaciones. Hemos estado un año sin luz, pero cuando entraban nos ponían lámparas en nuestro cuerpo para que mi madre viera cómo nos violaban. Fueron muy duras las imágenes que hemos vivido. Entraban los paramilitares vestidos de negro para transmitirnos miedo, entraban de manera brutal y hacían todo lo que querían con nuestros cuerpos. Entraban sobre las cuatro de la madrugada y se quedaban hasta las seis.
Nunca olvidaré el 5 de diciembre, nuestro hermano estaba con nosotras y pensábamos que conseguiría protegernos, pero nos violaron delante de él y nos hicieron todo lo que quisieron. Este día me violaron y también lo intentaron con mi hermana y mi madre. Me pusieron boca abajo y me violaban, yo intentaba resistirme, pero me inyectaron unas sustancias que no sé qué eran y me relajé y no podía controlar mi cuerpo. Me desnudaron e hicieron de todo. Fueron muy duros. Es muy duro lo que hemos sufrido, además, delante de mi hermano, que estuvo presente.
Además de las violaciones, denuncia otras torturas...
"Arrojaban sustancias que olían muy fuerte a nuestra casa"
Hemos sufrido durante 482 días, después llegó la delegación de activistas de Estados Unidos y se cambió el trato. No solo nos habían prohibido la salida de nuestra casa, sino que arrojaban sustancias que olían muy fuerte a nuestra casa. Incluso los vecinos lo olían.
Cuando subíamos a la azotea a mostrar las banderas, ellos usaban grúas para quitarlas. En dos ocasiones, casi me asesinan, tanto a mí como a mi hermana El Ouaara, porque utilizaban palos y ganchos y nos agarraban con ellos. Casi perdemos nuestra vida en la azotea reivindicando de manera no violenta.
Envenenaron el pozo que tenemos en nuestra casa para que no pudiéramos beber agua. La puerta que llevaba a la azotea para poner la bandera la bloquearon con soldadores para que no saliéramos más. Tuvimos que abrir un agujero en la pared para poder salir a reivindicar. Queríamos denunciar y ondear nuestra bandera, tenemos claro que hemos de resistir y seguir luchando, esa es nuestra arma de denuncia.
Nos prohibieron las visitas de nuestras familias, amigos, de todos los saharauis que venían. A la gente que venía, les torturaban, les maltrataban, les quitaban sus sueldos para que nadie viniera. Cuando llegaron nuestros amigos de Estados Unidos, la situación cambió y comenzamos a respirar el aire. Tras su llegada, desaparecieron todos los policías que bloqueaban la calle y nuestra casa. Desde entonces, empezaron compañeros saharauis a estar con nosotros en la azotea, durante 28 días, para denunciar y ondear la bandera de nuestra república. Tras esos 28 días, intervinieron los paramilitares contra las compañeras saharauis que habían estado con nosotras, les golpearon, les rompieron huesos...
"Todo esto es una parte pequeña del sufrimiento del pueblo saharaui"
Una noche, de madrugada, una grúa atropelló nuestra casa cuatro veces, nos asustamos, creíamos que la casa se venía abajo con nosotras dentro. Querían que paráramos nuestras protestas, pero no lo han conseguido. Nuestra compañera Ruth, que nos acompañó, inició una huelga de hambre para denunciar las violaciones de derechos humanos, para que las autoridades de ocupación marroquí paren de violarnos, maltratarnos... La huelga de hambre no fue fácil, ha sufrido. Todo lo que hemos sufrido ha sido muy largo, un año y siete meses. Pero esto es parte de lo que es la lucha por la liberación del pueblo saharaui, es solo un resumen de todo lo que sufre el pueblo saharaui que lucha pacíficamente en los territorios ocupados.
Como saben solo tengo un ojo, el otro lo perdí hace años. Uno de los comisarios en la ciudad de Bojador quería que perdiera el otro ojo, y me golpeó cerca del otro, quería que lo perdiera, casi lo consigue. Todo esto es una parte pequeña del sufrimiento del pueblo saharaui.
¿Teme que, al dar esta entrevista, su madre y su hermana sufran represalias en los territorios ocupados?
Como familia, sufrimos represalias, pero yo voy a seguir llevando la voz del pueblo saharaui, aunque tengo claro que mi familia está en peligro. Creemos que pronto van a llevar a cabo actos contra mi madre y mi hermana, pero tengo el compromiso de llevar la voz de mi pueblo, que sufre día a día en las zonas ocupadas, a todo el mundo.
En el 2007, perdió un ojo por la violencia de la policía marroquí. También estuvo a punto de perder el otro. ¿De dónde saca la fuerza Sultana Jaya, la mujer saharaui, para seguir luchando?
El sufrimiento existe, muchas personas pueden hablar de lo que han sufrido y siguen sufriendo. Hay un bloqueo informativo que no permite que se sepa lo que está ocurriendo. La fuerza me la transmite la justa causa de mi pueblo y también todo lo que tiene que ver con el sentimiento de ser saharaui y de seguir luchando contra la ocupación marroquí. Como saharauis y activistas, seguiremos hasta conseguir nuestros derechos. Estamos dispuestos a convertirnos en mártires por nuestra causa.
¿Algo que decir al Gobierno español que hace unos meses decidió cambiar su postura con respecto al Sáhara Occidental para apoyar el plan de autonomía marroquí?
"El apoyo de Pedro Sánchez a Marruecos es un apoyo a que nos sigan violando y maltratando"
Mi mensaje, y el mensaje de todo el pueblo saharaui, a Pedro Sánchez es que su apoyo a la autonomía marroquí es apoyar las violaciones en el Sáhara Occidental, que nos sigan violando y maltratando. El pueblo saharaui es el que tiene que decidir sobre su futuro. Es el mensaje que transmitimos a Sánchez, el pueblo saharaui es el que está sufriendo en este conflicto.
Lo que vivimos ahora nos recuerda a capítulos anteriores, como cuando en 1975, con el acuerdo tripartito, España nos vendió a un ocupante militar que usó armas contra la población saharaui como el fósforo blanco y el napalm. Queremos que España esté con la legalidad internacional y el trabajo de la ONU.
La decisión de Sánchez no es la decisión de España, hemos recibido mucho apoyo, el pueblo español siempre nos ha apoyado y sigue apoyándonos. Le decimos a Sánchez que el pueblo saharaui no va a dejar de luchar hasta conseguir la independencia de todos los territorios del Sáhara Occidental bajo la bandera de la república saharaui.
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