madrid
El Gobierno de coalición se ha estrenado con una larga lista de compromisos que acabarán midiendo sus fortalezas y debilidades: la subida del salario mínimo, la elaboración de un nuevo Estatuto de los Trabajadores, la reforma de la financiación autonómica... Sin embargo, serán los Presupuestos los que marquen los primeros compases del nuevo ciclo político.
La tramitación de las cuentas estará más que presente en la agenda del Ejecutivo hasta el verano, un pronóstico que se deduce de las previsiones que maneja el Ministerio de Hacienda y de los plazos que seguirá esta tramitación.
Los trabajos se pueden dividir en tres fases distintas: la elaboración de unos objetivos de déficit y su negociación con Bruselas; la aprobación de un techo de gasto que puede vetar el Senado; y la aprobación del proyecto presupuestario en el Parlamento, que precisa de una mayoría de apoyos con los que Pedro Sánchez, de momento, no cuenta.
Sobre el primero de los pasos a dar, Hacienda ya tiene una previsión estimada. La titular del Ministerio y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, afirmó este viernes después de la reunión del Consejo de Ministros que "no se conocerán los objetivos de estabilidad hasta bien entrado marzo".
Montero justificó esta previsión en que Hacienda ni siquiera ha recibido todavía los datos correspondientes a los cierres del déficit de las administraciones territoriales del año 2019. Hasta que el Ministerio no disponga de estas cifras, no se comenzará a negociar con Bruselas una senda de déficit, lo que marcará el inicio del trámite de elaboración de los Presupuestos.
Las negociaciones con la Comisión Europea las encabezará la vicepresidenta económica del Gobierno, Nadia Calviño. El último compromiso del Ejecutivo de Sánchez con Bruselas fijaba un objetivo de déficit del 1,7%, pero el propio presidente avanzó hace unos días que había que negociar una nueva cifra debido a que "las condiciones económicas han cambiado".
En este sentido, Montero afirmó que "mientras que España siga disminuyendo el déficit, las autoridades europeas escucharán los razonamientos del Gobierno para intentar acompasar el cumplimiento de las cuentas públicas con la recuperación de los derechos de los ciudadanos arrebatados fundamentalmente durante la crisis".
Un techo de gasto en un Senado sin mayorías
Tras consensuar el déficit con Bruselas, el Gobierno se centrará en la siguiente fase: la aprobación del techo de gasto. Este procedimiento constituye la antesala de la tramitación del proyecto presupuestario, ya que fija el marco económico en el que se van a desarrollar las cuentas.
El Ejecutivo necesita articular una mayoría absoluta tanto en el Congreso como en el Senado, ya que la ley de estabilidad presupuestaria otorga capacidad de veto a la Cámara Alta sobre esta cuestión (algo que no sucede con ningún otro procedimiento legislativo). De hecho, en la legislatura de la moción de censura la mayoría absoluta que tenía el PP en el Senado echó por tierra el techo de gasto propuesto por el Gobierno de Sánchez.
Solo después de negociar el déficit con Bruselas y de aprobar el techo de gasto, el Gobierno podrá presentar un proyecto de Presupuestos Generales del Estado. La elaboración de las cuentas se suele simultanear con los otros dos trámites, pero las partidas y los contenidos que recojan tienen que atender obligatoriamente al déficit establecido.
La tramitación de las cuentas tendrá lugar en el Congreso y en el Senado y suele llevar entre dos y tres meses. Una vez que el Gobierno remita los Presupuestos a la Cámara, tienen prioridad sobre el resto de iniciativas.
A partir de este momento, los grupos parlamentarios solicitarán las comparecencias en comisión de altos cargos de la Administración del Estado (gobernador del Banco de España, secretarios y subsecretarios de Estado…), a excepción de los ministros, para que expliquen las partidas destinadas a sus departamentos.
La tramitación de los Presupuestos suele durar entre dos y tres meses y las cuentas pasan tanto por el Congreso como por el Senado. Sánchez necesitará articular una mayoría absoluta en la Cámara Baja
En los 15 días siguientes a la presentación de los Presupuestos los grupos pueden presentar enmiendas de totalidad. Si se presentan, tendrá lugar un debate de totalidad. Si el Pleno aprueba alguna enmienda de la oposición (con mayoría absoluta), los Presupuestos se devuelven al Gobierno; si se rechazan, el proyecto de ley continúa su tramitación y pasa a la Comisión de Presupuestos, y posteriormente al Pleno, donde precisa del apoyo de, al menos, 176 diputados para salir adelante.
Si supera los trámites en la Cámara Baja, se remiten al Senado, donde tiene lugar un procedimiento muy similar (comparecencias y debate de totalidad para presentar enmiendas). Si se presenta y se aprueba alguna enmienda por parte de la oposición, se tienen que devolver las cuentas al Congreso para que rechace o asuma las modificaciones del Senado. Si el Gobierno comienza a negociar el déficit con Bruselas en marzo (y no se producen retrasos inesperados), es muy probable que no haya Presupuestos hasta el verano.
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