Este artículo se publicó hace 3 años.
¿Quién será el próximo alcalde de València?
En el ecuador de la legislatura, todos los partidos empiezan a calentar máquinas para preparar las elecciones del 2023, pero las dudas sobre los jefes de cartel persisten y vuelven más volátiles las previsiones
Joan Canela
València-
Todavía faltan dos años para los comicios municipales, pero ya hace meses que las maquinarias de los partidos se han puesto en marcha para tenerlo todo a punto en unas elecciones que se prevén muy ajustadas y que, como el 1991, pueden acabar siendo claves en el futuro político de todo el País Valencià. Este viernes, el diario Las Provincias publicaba una encuesta que prevé un empate técnico entre los dos bloques –una vez el PP ya ha abierto definitivamente la puerta a todo tipo de pactos con Vox-, con un concejal bailando entre el PP y Compromís que daría la victoria a uno o el otro por muy pocos votos.
Para cumplirse el supuesto de este sondeo haría falta, no solo que el PP y Vox absorbieran todo el electorado de Ciudadanos, sino que Compromís cediera también un escaño. Una opción que contrasta con el grado de satisfacción que las encuestas muestran con el empeño realizado por el valencianista Joan Ribó al frente de la ciudad. Incluso Las Provincias –el rotativo que le ha hecho una oposición más dura- reconoce en la encuesta que consigue el aprobado, tanto en el campo del liderazgo como en la valoración de su gestión. Por detalles como este, los estrategas de Compromís tienen muy claro que Ribó tiene que repetir como candidato ¿El problema? Que para las próximas elecciones tendrá ya 75 años. Un factor que pesa, y mucho, aunque que su estado de salud sea excelente. "Si pudiéramos, lo embalsamaríamos y lo dejaríamos allí para siempre", bromean desde las filas valencianistas. Un chiste que deja entrever el problema de relevo que tienen en la capital. Una encuesta reciente, publicada por el semanario local El Periódico de Aquí, mostraba como los votantes valencianistas preferían Ribó por encima de cualquier otra opción, con gran diferencia. Solo Joan Baldoví –que no es de València-, Mónica Oltra o Pere Fuset aparecen con algunos apoyos mínimamente reseñables, aunque muy lejos del actual alcalde.
El sucesor natural de Ribó sería Fuset, muy popular y con fama de buen gestor, pero por ahora "inutilizado" hasta que no se aclare cuál es su responsabilidad en la muerte de un trabajador durante el montaje de unas gradas por unos conciertos que había contratado su concejalía. Desde su entorno, están seguros de que acabará absuelto, pero también son conscientes que no puede presentarse con el proceso abierto, y este continua eternizándose. La vista oral está prevista para diciembre del 2022. El resto de opciones restarían muchas posibilidades de retener la alcaldía para los valencianistas excepto una: Mónica Oltra. Esta, pero, se niega a hablar del tema y asegura que quiere continuar en la Generalitat.
Catalá más protegida
El PP parece tener más claro su candidata, sobre todo después del cambio de dirección del partido a escala autonómica. María José Catalá es clara partidaria de Carlos Mazón, el secretario general de facto del PPCV en espera que lo produzca el congreso. Pero el relevo de Isabel Bonig ha añadido un elemento nuevo de debate. Y es que Catalá forma arte de la misma generación que la candidata defenestrada y, de hecho, participó en los mismos gobiernos. ¿No se le tendría que aplicar el mismo criterio renovador que a Bonig? Para acabar de complicarle la vida, el electorado popular prefiere a Toni Cantó –que ahora mismo se encuentra sin trabajo- que a Catalá, según la encuesta del Periódico de Aquí citada anteriormente. La pregunta, pues, puede ser incómoda, pero resulta de lo más pertinente, y más después de que la operación Azud mostrara que la corrupción de la era Rita Barberá todavía puede salpicar.
Pero quien genera más nervios en el entorno popular es el expresidente valenciano Francisco Camps. Autopropuesto como alcaldable del PP el enero pasado, continúa con su campaña como verso libre. La consigna oficial de la dirección del partido es ignorar totalmente el expresidente, pero la sola mención de su nombre consigue crispar cualquier interlocutor. El gran miedo del PP, ahora mismo, es que finalmente Camps opte para presentarse como independiente, lo que podría dividir profundamente el voto de la derecha. Una opción que, quienes le conocen, se toman muy en serio. "Hay que tener en cuenta que su megalomanía es inconmensurable –explica un periodista que lo siguió de cerca cuando gobernaba- y también por eso el PP no lo puede contentar con ningún tipo de retiro dorado".
Ante la negativa del PP a incluir a Camps en sus filas, este está dando algunos discretos pasos hacia Vox
La otra opción es que Camps fiche por Vox. Una posibilidad hasta ahora descartada pero, a medida que queda claro que el PP no lo pondrá de cabeza de lista, se pueden observar algunos discretos pasos de Camps aproximándose la extrema derecha. Los de Abascal no tendrían demasiado a perder en la operación. Su candidato del 2019 es un desconocido abogado llamado José Gosálbez, el papel del cual en la oposición durante estos años ha sido más que discreto, invisible. Y las perspectivas de crecimiento por el 2023 son más bien modestas, por lo que una figura conocida popularmente les podría dar un empujón.
Sandra Gómez no despega
La tercera candidata con opciones es –o quizás habría que decir era- la socialista Sandra Gómez. Joven, dinámica y resolutiva, empezó la legislatura con ganas de comerse el electorado valencianista. Ha marcado un perfil claramente más izquierdista y feminista que el conjunto de su partido –fue uno de los cargos más relevantes en hablar abiertamente de república. Pero aun así y pese a la gran cantidad de recursos políticos y mediáticos invertidos –en algunos medios locales llegó a aparecer más que el mismo Ribó-, las encuestas muestran que no acaba de despegar.
Simpatizantes socialistas reconocen que con Gómez "lo tenemos difícil para recuperar la alcaldía" que perdieron ahora hace 30 años, pero insisten que "es una buena candidata". Voces que conocen bien el partido opinan que "no tienen nada más, el PSOE ha renunciado a recuperar València" y, además, "Gómez tiene un control orgánico del partido en la ciudad muy fuerte y no dejará que la echen".
Peor lo tienen aún las otras dos formaciones. Ciudadanos, a pesar de su fuerte crisis en qué todo apunta que podría perder los seis concejales conseguidos en 2019, no hay señal alguna que Fernando Giner no vuelva a repetir. "Si tiene algo, es que es un hombre fiel", dice quien lo conoce. Aún así, su discurso obsesionado con el anticatalanismo y los carriles bici, lo haría también un buen candidato de Unión Valenciana. Si existiera, está claro.
Quienes también lo tienen difícil para recuperar la representación perdida el 2019, son Podemos. Además de la crisis estatal del proyecto, a escala valenciana, sufrieron un traumático cambio de dirección el pasado enero y la formación está muy dividida y prácticamente desaparecida en València. A pesar de las voces que les animan a retirarse y dar su apoyo a Ribó para asegurarse que no se pierden votos de izquierdas que pueden ser cruciales, los morados tienen toda la intención de presentar la médica Consuelo Poveda, totalmente alineada con la corriente ‘pablista’ de la actual dirección autonómica.
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