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Sánchez y los independentistas, al filo del divorcio cuatro años después de que estos le auparan a la Moncloa
La confianza de ERC y EH Bildu hacia el presidente del Gobierno se quebró tras el estallido del 'caso Pegasus' y, más de un mes después, sigue sin recomponerse.
Pilar Araque Conde
Madrid--Actualizado a
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, cumple este miércoles cuatro años desde que llegó a la Moncloa después de que saliera adelante la moción de censura contra Mariano Rajoy tras la sentencia del caso Gürtel, la primera en prosperar de la democracia española. Este éxito fue posible gracias a una mayoría alternativa a la del PP (existente ya desde las elecciones de 2016, como recuerdan desde Unidas Podemos) que posteriormente, en enero de 2020, dio pie a la mayoría de la investidura y ha acompañado en la mayoría de ocasiones al actual Gobierno de coalición a avanzar en su agenda legislativa.
Cuatro años atrás, la Cámara Baja dio el "sí" a Sánchez por 180 votos a favor (PSOE, Unidos Podemos, ERC, PNV, PDeCAT, Compromís, EH Bildu y Nueva Canarias), 169 en contra (PP, Ciudadanos, UPN y Foro), y la abstención de Coalición Canaria. Más allá del papel jugado por los convergentes catalanes y los nacionalistas vascos en los diferentes gobiernos anteriores del PP y PSOE, el apoyo de ERC y EH Bildu a la moción fue el preludio de la estrategia que ambas formaciones han desplegado a lo largo de esta legislatura en lo relativo a incidir en la política estatal.
"Nos felicitamos porque el camino conjunto que hace tiempo comenzamos con el acuerdo estratégico suscrito entre EH Bildu y ERC sigue dando frutos convirtiéndonos en instrumentos realmente útiles para mejorar la vida de vascos y catalanes", señaló el pasado 23 de noviembre la portavoz de la coalición abertzale, Mertxe Aizpurua, en una rueda de prensa junto a su homólogo republicano, Gabriel Rufián.
Aquel día ambas formaciones anunciaron su apoyo a los Presupuestos de 2022, consolidándose como socios prioritarios del Gobierno después de haber avalado también el proyecto presupuestario de 2021, además de decenas de reales decreto-ley y otras importantes leyes sociales y económicas propuestas por el Consejo de Ministros, como el escudo social durante la pandemia, la reforma de las pensiones, la primera ley estatal contra el Cambio Climático, la despenalización de la eutanasia o la ley de cadena alimentaria.
Meses después, la votación de la reforma laboral a principios de febrero quebró los cimientos del bloque de la investidura articulado a raíz de la moción de censura, con ERC y EH Bildu votando en contra de una de las normas estrella del Ejecutivo. Sin embargo, ante los retos pendientes de la legislatura, estas fuerzas insistieron en separar la votación de la reforma laboral de su alianza con el Gobierno de coalición.
Pero, más allá de algunos tira y afloja mantenidos a lo largo de esta legislatura, el estallido del caso Pegasus ha hecho saltar por los aires la relación de estos partidos hacia Pedro Sánchez. A medida que el tiempo pasa, la brecha de estos partidos con el Gobierno, lejos de cerrarse, se hace más latente, y la comparecencia del líder del Ejecutivo del pasado jueves a cuenta del espionaje a dirigentes y activistas independentistas, y a la cúpula del Gobierno, fue buena prueba de ello.
Ya en abril, días después de conocerse el espionaje, las consecuencias políticas del caso Pegasus se tradujeron en el voto en contra de ERC al decreto-ley para hacer frente al impacto de la guerra en Ucrania a pesar de que la iniciativa contemplaba herramientas propuestas y compartidas por los propios republicanos. "Si quieren conocer qué pensamos y qué vamos a votar, pregunten al CNI o a la ministra Robles", apuntó la diputada republicana Montserrat Bassa.
Precisamente, el carácter de esas medidas (rebajas fiscales de la electricidad, el incremento del 15% del Ingreso Mínimo Vital, la bonificación de hasta 20 céntimos por litro de gasolina, la ampliación de los bonos sociales y la limitación de la subida del alquiler al 2%) motivó el apoyo de EH Bildu, cuyo voto favorable "por la gente, no por el Gobierno" —tal como defendió Aizpurua desde la tribuna— fue crucial para salvar el decreto-ley.
No obstante, el pasado jueves, tras las explicaciones del presidente del Gobierno sobre el caso Pegasus, ERC y EH Bildu constaron el deterioro de sus relaciones y confianza al no darse por satisfechos. "¿Qué ha venido a hacer hoy aquí?", reprochó Rufián además de dejar claro que el Ejecutivo no está dando los pasos adecuados para reconducir esta crisis y que no basta con las reformas legales anunciadas por Sánchez ni con el cese de Paz Estaban al frente del CNI.
Por su parte, la portavoz de EH Bildu empleó el mismo tono para responder a Sánchez: "Nosotras aprobamos medidas para el beneficio de la ciudadanía. Y usted nos espía. Nosotros hacemos propuestas para mejorar la vida de los trabajadores y trabajadores vascos, catalanes y también españoles, y usted nos espía. Nosotras sostenemos la mayoría plurinacional y progresista que impide un gobierno de la ultraderecha, y usted nos espía. Nosotras evitamos que la derecha aplique su agenda autoritaria de recorte de derechos y libertades, y usted, nos espía", sostuvo Aizpurua.
Horas más tarde, estos partidos se descolgaron en la votación definitiva de la ley audiovisual en el Congreso a pesar de que la apoyaron una semana antes en la comisión del ramo. El motivo fue una enmienda introducida a última hora por los socialistas que abre la producción independiente a grandes corporaciones, lo que propició a su vez que PSOE y Unidas Podemos votaran por primera vez diferente (los morados se abstuvieron mientras que los de Pedro Sánchez votaron a favor) en una iniciativa salida del Gobierno.
Sin embargo, la fotografía que dejó la votación, que se saldó gracias a la abstención del PP, dista mucho de la de hace cuatro años, cuando Sánchez fue aupado a la Moncloa por estas fuerzas, las mismas que insisten en "vigilar" las tentaciones del PSOE de mirar a la derecha y exigen al líder del Ejecutivo acciones más concretas para volver a tender puentes. Por delante quedan importantes negociaciones pendientes de resolverse, como la reforma de la ley mordaza o la ley de vivienda, para las que estos partidos seguirán siendo esenciales.
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