Este artículo se publicó hace 5 años.
Juicio al 'procés'Romeva: "Las únicas armas que ha habido han sido las de la Guardia Civil"
El exconseller, que este martes cumple 365 en prisión, ha considerado "preocupante" que quienes, como él, defienden los valores europeos estén hoy en el banquillo de los acusados y quienes los amenazan "se sientan en el estrado, entre las acusaciones".
Madrid--Actualizado a
El exconseller de Acción Exterior del Govern catalán Raül Romeva se ha presentado ante el tribunal del procés como un "preso político", de manera que no va responder a la Fiscalía porque, al igual que hizo el exvicepresidente Oriol Juqueras, considera que se enfrenta a "un juicio político" donde "las únicas armas que ha habido han sido las de la Guardia Civil"
Romeva, que este martes cumple 365 en prisión, se ha referido así en la cuarta sesión del juicio del procés que se celebra en el Tribunal Supremo, acusado de un delito de rebelión agravada por malversación por el que se enfrenta a 16 años de cárcel.
Romeva, acusado de un delito de rebelión agravada por malversación, se considera un "preso político"
El exconseller ha arrancado su interrogatorio asegurando que no responderá a las preguntas del Ministerio Fiscal porque "considera esto un juicio político", en la misma línea que alegó Junqueras la pasada semana, con quien comparte abogado defensor, Andreu Van den Eynde, única parte a la que va a contestar.
En su declaración ante el Supremo, en la que se ha acogido a su derecho a contestar solo las preguntas de su abogado, Romeva ha explicado que, más que independentista, se define como una persona "republicana y europeísta", que defiende un proyecto europeo basado en los derechos, la libertad y la no discriminación por razones de género, raza o lengua.
"Por eso soy republicano", ha proclamado el diputado de ERC, que ha subrayado que su proyecto político "no va contra nadie", sino que defiende a aquellas poblaciones de "España y Europa" que aspiran a esos valores de libertad e igualdad.
Mensaje a Vox
En ese sentido, el exconseller ha considerado "preocupante" que quienes, como él, defienden los valores europeos estén hoy en el banquillo de los acusados y quienes los amenazan "se sientan en el estrado, entre las acusaciones", en una velada referencia a la acusación popular ejercida por Vox.
"Eso debería incomodar a los demócratas, no solo a los independentistas, porque es difícil concebir una realidad tan paradójica como la que estamos viviendo", ha mantenido, y ha afirmado que "una democracia que persigue el derecho a las protestas una democracia débil".
El exconseller ha recordado que "siempre" ha apostado por el derecho a la autodeterminación "como objetivo legal y legítimo"
Romeva, que antes de liderar la candidatura JxSí al Parlament fue eurodiputado con ICV-EUiA, se ha presentado ante el tribunal como un hombre de paz, por lo que ha repasado su biografía, como objetor de conciencia y simpatizante de movimientos pacifistas, así como su carrera profesional en Intermón Oxfam, en la Unesco y en la OSCE o como profesor de relaciones internacionales o resolución de conflictos en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).
El exconseller ha recordado que "siempre" ha apostado por el derecho a la autodeterminación "como objetivo legal y legítimo" y ha afirmado que discrepa de la Fiscalía en que ese principio debe circunscribirse a los procesos de descolonización, ya que a su entender puede ejercerse "en la medida en que se ha intentado todo antes". En su opinión, "esto funciona muy bien en el caso de Cataluña, es un ejemplo claro de haber intentado hacer las cosas de otra forma si no ha habido otro avance".
La sentencia del Estatut: una ruptura emocional
Romeva ha situado el "momento relevante" del proceso soberanista en la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut de Cataluña del año 2010, pues supuso una "ruptura emocional dramática" para él y para muchos otros catalanes. "Yo hasta 2010, como otra mucha gente, no estuve independentista, estaba federalista", ha explicado Romeva en su declaración.
De esta manera, ha rebatido las interpretaciones que sitúan el comienzo del procés en 2012, pues, a su juicio, "el punto de inicio, el punto de inflexión, el momento relevante" se sitúa en 2010. Esa sentencia supuso "la ruptura de un pacto importante, del pacto constitucional de 1978 de forma unilateral por parte de un TC politizado" y a partir de ahí muchas personas decidieron que era necesario otro pacto.
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