MADRID.- Recuperando el discurso de la "ilusión" y el "cambio sensato" que ya exprimió en la campaña del 24 de mayo. Albert Rivera ha presentado así, este lunes, su anunciada precandidatura a las elecciones generales. El presidente de Ciudadanos (C's), que todavía ha de superar el proceso de primarias de su partido para ser nombrado candidato a La Moncloa, ha asegurado que se ve con posibilidades de "ganar a PP y PSOE" y ha arremetido de nuevo contra ambas formaciones, pese a haber pactado con unos y otros en las distintas comunidades donde los naranjas tenían la llave de Gobierno.

El líder del partido, crecido tras los buenos resultados de las autonómicas y municipales, volvió a presentarse como la persona que mejor puede encabezar el proceso actual de "modernización" de la política que él denomina como "nueva Transición". Así, autoproclamado casi como el nuevo Adolfo Suárez, Rivera quiere concurrir a la Presidencia del Gobierno para "ganar", pero también para establecer consensos entre todas sus "adversarios, que no enemigos", especificó.

Rivera pretende impulsar incluso unos nuevos Pactos de la Moncloa en los que todos se pongan de acuerdo para reformar la ley electoral, firmar un Pacto por la Educación o cambiar la ley del poder judicial para que éste sea más independiente, entre otras cuestiones.

Asimismo, prometió luchar contra el soberanismo desde Madrid y no sólo desde Catalunya, como había hecho hasta ahora. Y repitió su discurso a lo Martin Luther King: "En 2006 tenía un sueño que era crear una Catalunya distinta; hoy también tengo un sueño para toda España: que sea un país unido y diverso, prospero económicamente, justo socialmente y en el que los españoles vuelvan a sentirse orgullosos de su país y de su bandera", zanjó.
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"Después de ocho años en Catalunya, creo que las reformas que necesita España son comunes y hay que tomarlas desde el Congreso y desde la Moncloa"

Rivera, que todavía tendrá que ser avalado por los militantes en el proceso interno de primarias que se resolverá el próximo 4 de julio en caso de que le salgan competidores -cuestión que no se prevé-, expuso los motivos que le habían llevado a presentarse a las generales y no a las catalanas. "Después de ocho años en Catalunya, creo que las reformas que necesita España son comunes y hay que tomarlas desde el Congreso y desde la Moncloa", comenzó su discurso. Continuó alabando a su "equipo", apostando por Inés Arrimadas para luchar contra Artur Mas (a quien también arropará -en caso de que ella también gane el proceso de primarias- en la nueva campaña autonómica, como ya hizo el 24-M con el resto de candidatos),  y mostrándose lo suficientemente fuerte como para romper el bipartidismo y "cambiar la forma de gobernar".

De paso, aprovechó para diferenciarse del otro partido "emergente" (Podemos) y afeó a los de Pablo Iglesias que quieran "que el miedo cambie de bando". " Nosotros no queremos miedo ni queremos bandos, no queremos el inmovilismo de PP y PSOE pero tampoco el odio, la venganza y el sectarismo", mitineó. "Algunos quieren cambiar de color al Gobierno, yo creo que hay que hacer reformas en la casa",añadió.

Y de nuevo se mostró capaz de encabezar "la nueva etapa de la segunda Transición" haciendo de la "convivencia" su bandera y vendiendo su "proyecto para España:" como barcelonés, catalán, español y ciudadano europeo creo que nadie mejor que Ciudadanos para proponer soluciones para que España siga siendo unida y diversa".

Preguntado por la polémica imagen de Pedro Sánchez, haciendo campaña a la americana, envuelto en la bandera española, Rivera recriminó que dicha cuestión sea noticia y afeó al PSC que criticara a sus diputados naranjas en el Parlament por intervenir en castellano, entre otras cuestiones. También pidió al líder socialista "hechos, no banderas".

Rivera se traga un bulo

Y, en su ataque a las posturas soberanistas, también tuvo pullas para Compromís. Aunque ahí Rivera, al parecer, metió la pata. "Me alegro de que el PSOE vea con normalidad la bandera", dijo, pero también criticó que la formación haya pactado en la Alcaldía de Valencia con la coalición que lidera Joan Ribó "que retiró la bandera española". Según le ha rectificado el diario ElLevante, dicha noticia era un bulo vertido por un asesor del PP, cuando en realidad la enseña sólo se había enrollado en el mástil durante una tormenta.

"Si no pudiéramos hablar con partidos que tienen corrupción, no podríamos hablar con casi nadie "

En cualquier caso, el presidente de C's tuvo defensa para todo. Primero, aseguró que las críticas a la poca democracia interna del partido, dado que no se prevé que tenga rival en la candidatura, no tenían razón de ser: "Lo democrático es que haya primarias y, además, hemos bajado el número de avales del 10% al 2% para que si alguien quiere concurrir, lo pueda hacer".

Del mismo modo, volvió a justificar sus pactos con PP, en Madrid, y el PSOE, en Andalucía, a pesar de las manchas de corrupción en ambas formaciones. "Si no pudiéramos hablar con partidos que tienen corrupción, no podríamos hablar con casi nadie y explicaremos a los ciudadanos por qué es importante no dejar caer gobiernos y evitar que cada tres meses se celebren elecciones", dijo, vendiendo el discurso de la estabilidad habitual. "Nos habría gustado que no hubiesen ganado PP y PSOE, pero así lo han decidido los españoles", argumentó. Y, por ello, pidió desde ya el voto para C's en noviembre: "Desde la oposición se consiguen muchas cosas -presumió- pero desde los gobiernos se consiguen más".