Este artículo se publicó hace 9 años.
Rivera equipara violencia de género y doméstica y pide el mismo tratamiento penal para ambas
El líder de Ciudadanos justifica su propuesta de igualar las penas para hombres y mujeres asegurando que se trata de elevarlas en ambos casos y no de reducir la de los maltratadores. Mantiene su postura al respecto aunque vaya en contra del Constitucional
-Actualizado a
Lugar: Palacio de Congresos de Toledo.
Intervinientes: Ramón Molinary, candidato al Congreso por Toledo; Luis Garicano, coordinador del programa económico de Ciudadanos y Albert Rivera, presidente del partido y candidato a la Moncloa.
Asistentes: Aforo lleno. Más de 400 personas, según fuentes del partido.
Incidencias: Albert Rivera tuvo que suspender un “paseo” previo por la plaza de Zocodover de la capital manchega por “incidencias” con su billete de Málaga a Toledo.
TOLEDO.- No sólo equipara a hombres y mujeres en la ley de violencia de género sino que iguala la consideración de ésta a la de la violencia doméstica. Albert Rivera, igual que Ana Mato en su día, las considera iguales. El líder de Ciudadanos intentó hoy en Toledo desactivar las críticas recibidas ayer después de que saltara a la luz la parte de su programa que propone acabar con “la asimetría penal por cuestión de sexo” y que está reconocida por el Tribunal Constitucional. Pero no lo consiguió.
El candidato a la Moncloa quiso evitar meter más el dedo en la llaga -no se atrevió a citar este tema en el mitin ofrecido en el Palacio de Congresos de Toledo- pero no pudo eludir las preguntas de la prensa antes y después del evento. Y, lejos de apagar las llamas, las avivó aún más.
En un principio, justificó su propuesta de equiparar las penas de los maltratadores a las de las (muy escasas) mujeres maltratadoras asegurando que no se trata de reducir el agravante de machismo para ellos, sino de elevar los castigos para ellas. "En ningún caso vamos a reducir las penas de los maltratadores, sino todo lo contrario", explicó mezclando su argumento con otras propuestas electorales como las que hacen referencia a la prevención del maltrato con el refuerzo de las medidas cautelares, los dispositivos de alejamiento o la obligación a los sistemas judiciales de que compartan información sobre antecedentes entre comunidades.
"A la vez aplicar un tratamiento penal homogéneo para todas las personas que cometan violencia doméstica", informaron también otras fuentes del partido. Y ahí fue cuando Rivera abrió otra caja de Pandora: "Yo quiero que un maltratador tenga la misma pena que un hombre que pega a su hijo o que pega a otro hombre si se trata de una pareja de homosexuales", aclaró después, ya subido en el bus de campaña.
Y eso a pesar de que el Tribunal Constitucional avale que toda agresión de un hombre a una mujer en la pareja es machista y que, por ello, tiene una peculiar condición que permite agravar la pena por maltrato. "Me da igual lo que diga el Tribunal Constitucional, lo que queremos nosotros es que la ley sea igual para todos", espetó durante el viaje de Toledo a Madrid. Sí, también para las mujeres que maltratan a sus maridos, aunque reconoció que este cuestión supone un porcentaje residual de los casos de maltrato.
Y se mantuvo firme en su postura incluso cuando los periodistas le hicieron ver que eso supone atentar contra el principio básico de la Ley de medidas de protección integral contra la violencia de género que establece, en su artículo uno, la propia definición de violencia de género: "La presente Ley tiene por objeto actuar contra la violencia que, como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia", reza la normativa, actualizada en este 2015 para incluir a los hijos de las mujeres maltratadas también como víctimas de la violencia machista.
016. Teléfono de atención a víctimas de violencia de género. Es gratuito y no deja rastro en la factura telefónica.
Ajenos a todo ello, las 400 personas que abarrotaron la -pequeña- sala del Palacio de Congresos de Toledo aplaudieron sin cesar a su líder que, de nuevo, adaptó su discurso a las circunstancias y alabó "lo bonito" de la ciudad mientras apostaba por pacto nacional para fomentar el turismo en España.
Después de una breve (y pobre) intervención del número uno al Congreso por la provincia, Ramón Molinary, que se dedicó a leer el argumentario del partido ("encontré en Ciudadanos el partido de centro que tiene un proyecto común para España y que genera ilusión", dijo tras haberse casi excusado al explicar que nunca antes había estado en política), el gurú económico de la formación, Luis Garicano, intentó calentar el ambiente para Rivera. Él reforzó la idea de la "necesidad de cambio" de España y volvió a incidir en las propuestas económicas y educativas que, según él, podrán salvar al país de quienes han impedido que haya prosperidad: PP, PSOE y la corrupción.
Después, fue Rivera quien remató la faena arremetiendo contra todos sus rivales. Así, atizó, con alusiones al "populismo" en Grecia y a su propuesta de referendum en Catalunya, a Podemos, la otra formación emergente que, según él admite, puede hacerles sombra en cuanto a número de escaños, pero con quienes elude competir "en el cuerpo a cuerpo" porque considera que sus mensajes se dirigen a públicos diferentes.
El líder de los naranjas atizó también al PSOE y a Pedro Sánchez, "el gran derogador", acusándole de no tener propuestas para España y basar su discurso únicamente en el 'y tú' más frente al PP. Pero, a quien más dirigió su discurso fue al PP. Y es que desde que existen encuestas que colocan a Ciudadanos como segunda fuerza y no como tercera, la estrategia del partido se ha dirigido a arañar los votos populares asumiendo que los de los socialistas ya casi los tienen ganados. "Con Rajoy no va a cambiar nada porque para él España va bien", ironizó, tras recordar que también en 2011 prometió bajar el IRPF y terminó subiéndolo, entre otras cuestiones.
Y, de nuevo, volvió a compararse con el éxito de Justin Trudeau -liberal que "ha conseguido ganar las elecciones en Canadá siendo de centro y cuando tres meses antes las encuestas le iban a la contra"- y se presentó, como siempre, como el mejor candidato a convertirse en el nuevo Adolfo Suárez de la nueva Transición, el más capaz de sentar a todos a la mesa para conformar un "gobierno de apertura" en el que incluso acepte ministros ligados a otras formaciones, y el de negociar "Pactos de Estado" en todas las materias. "Las colas del paro o la Sanidad no están formadas por votantes del PP, del PSOE, de Podemos o de Ciudadanos, sino por ciudadanos; y cuando una mujer es maltratada, no es una mujer del PP, del PSOE, de Podemos o de Ciudadanos, sino una mujer que está siendo maltratada en España", mitineó arreglando, de paso, el desliz de ayer cuando habló de "mujeres maltratadas españolas" olvidando a las que no lo son.
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