Este artículo se publicó hace 2 años.
La represión de las protestas sociales contra el autoritarismo marcaron 2021
El informe anual de Human Rights Watch refleja el deterioro de las libertades en el mundo y denuncia el uso de la pandemia para restringir las protestas sociales en varios países. En España, critica las devoluciones de menores y solicitantes de asilo, el aumento de muertes en las rutas migratorias y la dificultad de ejercer el derecho al aborto.
La respuesta popular a los regímenes autoritarios ha marcado una tendencia mundial en 2021, pero también el aumento de la represión y la persecución a las voces disidentes. Ha ocurrido desde China hasta Nicaragua, pasando por Rusia, Cuba, El Salvador o Bielorrusia. Países con un sistema democrático más o menos estable han sufrido un revés populista de corte autocrático que se recrudeció durante el años pasado, como Brasil, Turquía o Hungría. Y la fragilidad de incipientes democracias han quedado en evidencia con los golpes de estad militar en Sudán y Myanmar.
Ese es el resumen de la extenso informe anual de Human Rights Watch (HRW) que se ha publicado este jueves con una seria advertencia de su director Ejecutivo, Kenneth Roth: "La democracia solo florecerá en la pelea contra la autocracia si los líderes democráticos hacen un mejor trabajo para demostrar que el gobierno democrático cumple con los beneficios prometidos". Sin embargo, ante la necesidad de un "liderazgo visionario", los gobiernos están "enfrascados en preocupaciones a corto plazo y en anotarse tantos políticos al abordar problemas graves como el cambio climático, la pandemia, la pobreza o la desigualdad".
Críticas a España
El documento de más 760 páginas, hace un repaso a la situación de los derechos humanos en más de cien países en los que opera HRW, incluyendo a España y la Unión Europea, a los que acusa de "flaquear" en materia de derechos humanos en el plano de las migraciones.
En concreto, a España le afea las masivas devoluciones en caliente de personas a Marruecos durante la crisis fronteriza del pasado mayo en Ceuta y también las deportaciones ilegales de menores marroquíes el pasado verano desde la ciudad autónoma. Critica el aumento disparado de las muertes en la ruta migratoria hacia Canarias y las dificultades de las mujeres para ejercer su derecho al aborto en la sanidad pública.
Uso de la pandemia para silenciar a los críticos
El informe denuncia que en el segundo año de pandemia muchas dictaduras o líderes con tendencias autocráticas amenazaron, silenciaron o detuvieron a trabajadores sanitarios, periodistas y otras voces críticas a la respuesta de las autoridades a la crisis cuando esta resultó ser fallida. En algunos casos "se usó la pandemia como pretexto para acabar con protestas contra el gobierno mientras se permitían otras a su favor", como ocurrió en Rusia o en Cuba.
El informe denuncia el jaque de China a los últimos reductos de libertad en Hong Kong, donde el pasado año, tras unas primarias electorales en las que los candidatos cercanos a Pekín fueron derrotados, se tomaron medidas que "hicieron pedazos" el principio de "un país, dos sistemas" por el que el régimen no imperaba en la excolonia.
La imposición de una draconiana Ley de Seguridad Nacional en Hong Kong "acabó completamente con las libertades políticas y permitió sólo a "patriotas" aliados de Pekín presentar candidaturas", denunció Roth en el informe.
La ONU sigue callada
HRW lamentó asimismo la negativa de Naciones Unidas a condenar abiertamente a China por sus "crímenes contra la humanidad" contra la minoría musulmana uigur en Xinjiang, aunque celebró gestos como la primera protesta formal contra Pekín sobre estos hechos en el Consejo de Derechos Humanos, presentada por 44 países en su mayoría europeos.
Abusos en sistemas electorales ya antes frágiles se sufrieron en Rusia, donde el líder opositor Alexei Navalni fue condenado a prisión después de sobrevivir a un intento de envenenamiento, o en Nicaragua, donde todos los candidatos rivales de Daniel Ortega fueron detenidos antes de las elecciones de noviembre.
Roth subrayó en el inicio del informe que algunos "dictadores" están "tan decididos a continuar en el poder que no les importa llevar a sus países a catástrofes humanitarias", citando en este sentido a los presidentes de Siria, Bachar al Asad, y de Venezuela, Nicolás Maduro.
El primero "ha bombardeado con ayuda rusa hospitales, escuelas, mercados y zonas residenciales", mientras el segundo "ha llevado a su país a una ruina marcada por hiperinflación, una economía destruida y millones de personas que han salido del país".
El doble rasero de Biden en EEUU
En Estados Unidos se cumple un año de la Administración Biden, que prometió una política exterior guiada por los derechos humanos en contraste con la de Donald Trump, aunque HRW denuncia que Washington "continuó vendiendo armas a Egipto, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos o Israel pese a su continuada represión".
La preocupación de EEUU por un flujo migratorio creciente llevó además a Biden a "tratar con deferencia al presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador pese a sus ataques a la prensa, al sistema judicial y su negacionismo respecto a la COVID-19", lamentó el director ejecutivo de HRW.
Otros puntos de preocupación para la ONG fueron la promoción rusa de políticos de extrema derecha en democracias occidentales "con la esperanza de desacreditarlas" o los intentos de políticos populistas de desviar la atención con sus ataques racistas, sexistas, xenófobos y homófobos.
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