Este artículo se publicó hace 2 años.
Regañinas
Pablo Iglesias
Madrid-
Todo el mundo se escandalizó con lo de Sánchez Galán. El presidente de Iberdrola, uno de los hombres más poderosos y más ricos de España, al frente de una de las compañías energéticas más importantes y con más proyección internacional, llamó tontos a los 10 millones de ciudadanos que tienen tarifa regulada. Olé tú Galán.
La respuesta del Gobierno a la provocación de Galán no se hizo esperar. Calviño le reprochó su falta de empatía ante un tema tan importante y Yolanda Díaz le exigió que tratase con respeto a los ciudadanos y también una rectificación y una disculpa.
Y efectivamente Galán ofreció sus más sinceras disculpas y aseguró que no quería zaherir a nadie y que sus comentarios se hicieron en un ambiente coloquial. Pues ala, ya está, todos contentos. El Gobierno regaña a Sánchez Galán, el presidente de Iberdrola baja un poco las orejitas y a correr. No sé Rick…
Yo creo que el papel de un gobierno no es regañar a los grandes empresarios que van de sobrados por la vida, sino demostrarles con praxis de gobierno quien manda. No me digáis que no molaría ver al Gobierno acabando de una vez con el sistema marginalista de fijación de precios de la energía, constituyendo una empresa pública de energía o, qué narices, nacionalizando Iberdrola. Molaría todo.
Pero en realidad eso no se puede, ¿verdad? Yo he estado en un gobierno y he sentido la impotencia de tener pocas competencias, la impotencia de no poder convencer al socio de que con quien hay que ponerse firme y duro es con los poderosos. Y he vivido lo que es comprobar que en realidad las grandes compañías parece que mandan más que los gobiernos. Galán e Iberdrola tienen en su Consejo de Administración a varios dirigentes del PSOE: el camarada Antonio Miguel Carmona fue el último en llegar, pero ahí están Jesús Caldera y Juan Manuel Eguiagaray. Ojo, a mí no me parece mal que haya representantes del sector público en los órganos de gobierno de las empresas estratégicas. Pero una cosa es eso y otra que las grandes empresas se compren políticos para que defiendan sus intereses. Estaréis de acuerdo conmigo en que es difícil que el PSOE haga algo que no le guste a Sánchez Galán más allá de regañarle un poco. Y lo mismo cabe decir de los medios que viven del dinerito que les da Iberdrola.
Pero fijaos, en mi experiencia de gobierno aprendí algo. Para que algo ocurra lo primero que hay que hacer es nombrarlo. Decir que es posible. ¿ Es posible acabar con la dinámica oligopólica? Claro que sí. ¿Se puede tomar el control de sectores estratégicos? Sin duda. ¿Se pueden nacionalizar empresas? Se puede y se deben nacionalizar.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha hecho una reforma valiente del mercado eléctrico en su país que frena el proceso de privatización. Fue claro y duro con Iberdrola con las palabras pero, sobre todo, fue claro con los hechos. Lógicamente todos los medios españoles se pusieron a favor de Iberdrola y en contra de México. Los anuncios que les paga Sánchez Galán no son por la cara. Pero en la experiencia mexicana hay una gran lección: cuando hay voluntad política se pueden defender los intereses de un país y los de sus ciudadanos y no quedarse solo en regañinas. Les aseguro que Galán teme más los hechos de López Obrador que las regañinas de nuestro gobierno.
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