Este artículo se publicó hace 4 años.
A punto de entrar en vigor el Tratado de Prohibición de Armas Nucleares que España y sus socios de la OTAN rechazan
47 países han ratificado ya el acuerdo, por lo que se estima que antes de que acabe el año se producirán los tres apoyos que faltan para que sea vinculante. Las potencias nucleares y la Alianza Atlántica se oponen firmemente a ese texto, mientras que el Gobierno de Sánchez señala que si bien comparte el "espíritu" de la iniciativa, llama a mantener un "enfoque realista".
Bilbao-
La campaña mundial contra las armas nucleares está muy cerca de alcanzar un momento histórico. Según datos oficiales de Naciones Unidas, ya son 47 los países que han ratificado el tratado para la prohibición de ese tipo de armamento, y se espera que antes del 31 de diciembre se concreten los tres apoyos que faltan para garantizar su entrada en vigor. También existe la presunción de que las potencias nucleares y la OTAN seguirán dándole la espalda. Lo harán, eso sí, bajo un escenario distinto.
En las oficinas de FundiPau llevan el recuento al día. Este martes 13 llegó la ratificación número 47 de la mano del pequeño estado de Tuvalu. A finales de septiembre lo había hecho Malasia, mientras que en pleno verano fue el turno de Irlanda. Este último país y Austria son los dos Estados europeos que han firmado y ratificado el tratado. Lo han hecho porque no forman parte de la OTAN.
En efecto, la Alianza Atlántica rechaza este acuerdo. "Cuando el mundo debe permanecer unido frente a las crecientes amenazas, especialmente la grave amenaza que representa el programa nuclear norcoreano, este tratado ignora estos urgentes desafíos a la seguridad", argumentó la OTAN en julio de 2017, cuando 122 países votaron a favor de su implementación.
Entonces se abrió un proceso de firmas y ratificaciones que concluirá previsiblemente antes de que acabe 2020. "Solo faltan tres ratificaciones para que entre en vigor, por lo que es más que previsible que en lo que resta de año se alcanzarán las 50 ratificaciones. A partir de ese momento estaremos en un nuevo estadio", apunta Jordi Armadans, director de FundiPau, la organización catalana que forma parte de la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN, por sus siglas en inglés). En 2017, ICAN recibió el Premio Nobel de la Paz.
Hasta ahora, el tratado ha recibido la firma de 82 países, de los cuales 47 ya han cumplido con el paso clave de la ratificación. Entre estos últimos se encuentran también Cuba, México, Tailandia o Vietnam, mientras que otros países como Brasil, Chile, Filipinas, Libia o Sudáfrica figuran entre los firmantes que aún no han procedido a su ratificación.
Por su parte, el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, ha mostrado su firme respaldo a ese acuerdo. Lo hizo por última vez el pasado 2 de octubre, Día Internacional de la No Violencia, cuando recordó precisamente que el Tratado de Prohibición de Armas Nucleares "responde al deseo de un gran número de Estados de liberar al mundo de esta amenaza".
En ese contexto, Armadans subraya que aunque en esa lista de apoyos "falten las potencias nucleares, las cosas cambian" con la entrada en vigor del tratado. "A partir de ese momento se constituye como una ley internacional, con obligaciones y compromisos, algo que hasta ahora no existía", remarca el director de FundiPau. "Por este tratado, las armas nucleares pasarán a estar prohibidas", subraya.
"Enfoque realista"
En ese contexto, nadie espera que España esté entre esos tres países que faltan para que este acuerdo se ponga en marcha, aunque eso no significa que las organizaciones locales tiren la toalla. "No es lo mismo pedir que España sea uno de los países que lidere el proceso internacional diplomático a que, cuando exista el tratado y esté en vigor, reclamarle que atienda ese compromiso", apunta Armadans, quien se muestra convencido de que "cada paso presiona un poco más a aquellos países que no están dentro" del tratado.
Fuentes del ministerio de Asuntos Exteriores señalaron a Público que el Ejecutivo "comparte" con los países firmantes de ese acuerdo "el espíritu y el objetivo de la iniciativa". "España aboga por un mundo libre de armas nucleares en todos los foros internacionales, pero desde un enfoque realista que tenga en cuenta también los compromisos en el ámbito de la seguridad. El desarme nuclear no tendrá lugar de forma repentina sino gradual y ese es el enfoque que recogió el Tratado de No Proliferación Nuclear, de vigencia prácticamente universal que incluye el compromiso de los Estados nucleares", remarcaron.
Exteriores sostiene que "ha habido grandes progresos en el ámbito de la no proliferación y los usos pacíficos de la tecnología nuclear desde que se firmase y entrase en vigor el Tratado de No Proliferación Nuclear, hace 50 años". "Queremos preservar esos logros y seguir avanzando hacia el desarme. España tiene un reconocido bagaje en el ámbito de la no proliferación y el desarme y seguirá apostando y trabajando por la creación de consensos amplios en todos los foros internacionales, pero especialmente de cara a la X Conferencia de Revisión del Tratado de No Proliferación nuclear, que ha tenido que ser pospuesta por la pandemia", apuntaron desde ese ministerio.
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