Este artículo se publicó hace 2 años.
¿Qué pruebas tiene el fiscal Luciani para pedir 12 años de prisión contra Cristina Kirchner?
Inna Afinogenova
Madrid-
Cuando se habla de la utilización de la justicia con fines políticos, siempre tengo donde elegir: hay todo un menú a mi disposición. Brasil, Ecuador, Argentina... la verdad, es que se nos acumulan casos de lawfare en América Latina. Hoy les traigo algo que todavía no hemos abordado, ya que cuando 'estalló', estabais de vacaciones. Tenemos un nombre nuevo en el Olimpo del partido judicial iberoamericano: Diego Luciani.
A mediados de agosto, el fiscal argentino Diego Luciani pidió 12 años de cárcel y la inhabilitación perpetua para Cristina Fernández de Kirchner al considerarla jefa de lo que llamó "la mayor maniobra de corrupción que se haya conocido en el país". Y ojo, estamos hablando de corrupción en América Latina, que siendo una un poco prejuiciosa, siempre ha tenido fama de estar entre las campeonas mundiales en la materia.
¿De qué se acusa a la vicepresidenta? Nada extraordinario en estos casos: de haber liderado una asociación ilícita que entre 2003 y 2015 supuestamente recibía sobornos a cambio de adjudicaciones públicas en la provincia de Santa Cruz , que es la región de origen de los Kirchner. En esa provincia la mayoría de los contratos de vialidad los ganaba un amigo de la familia Kirchner, Lázaro Báez.
Precisamente por eso la investigación por la causa 'Vialidad' lleva unos cuantos años en curso. Como no podía ser de otra manera, se inició en 2016, en plena presidencia de Mauricio Macri que es recordado, entre otras cosas, por nombrar a jueces a dedo, así como quien no quiere la cosa. De manera que desde 2016 han tenido años para investigar si había sobornos por esas adjudicaciones de obras públicas o no, y es de suponer que tendrán toneladas de pruebas contundentes.
Segundo, empiezan a llamar a testigos y los propios testigos de la Fiscalía van desmontando la hipótesis de asociación ilícita o terminan dando testimonios que a la fiscalía no le sirven.
Audiencia tras audiencia los testigos sostienen que no encuentran irregularidades en esas obras públicas: que el presupuesto puede cambiar al alza y es lógico, básicamente porque hay una alta inflación, que los plazos se retrasan y es normal y, que es lo más interesante, que no les parece que el presupuesto estuviera inflado tampoco. Para que nos hagamos una idea, uno de los testigos es Angelo Calcaterra, primo de Mauricio Macri. Pues el primo de Macri no vio sobreprecios en esas obras. Los demás testigos sostuvieron que Lázaro Baéz, más allá de ser amigo de los Kirchner, pues tenía todo el personal y toda la maquinaria disponible para hacer justamente ese tipo de obra.
Lo llamativo es que en Santa Cruz no solo se hicieron carreteras, hubo un enorme presupuesto para las infraestructuras eléctricas, en ese mismo período, cuando operaba esa misma supuesta asociación ilícita descubierta por Luciani. Qué raro que Báez, siendo amigo, no ganara ninguna obra eléctrica, ¿no? Bueno, es que para eso, entre otras cosas, no disponía de la maquinaria adecuada.
Para que encaje tuvieron que levantar otras causas. Repito, para que quede claro, no pudieron recurrir a nada del propio proceso, tuvieron que rascar sus argumentos de otros expedientes que los jueces les autorizaron a usar el último día del juicio.
Pues en otro expediente encontraron chats de whatsapp entre Lázaro Báez y el que era secretario de obra pública durante el gobierno de Kirchner, José López. Las corruptelas de José Lopez sí que fueron demostradas, porque básicamente se hizo famoso cuando lo pillaron arrojando bolsas con nueve millones de dólares en un convento. Pues en uno de los chats José López habla con Lázaro Báez de una "jefa", de lo que el fiscal Luciani deduce que habla de Cristina Kirchner y eso se convierte en la principal prueba de la acusación
Pero además, es que siguiendo esa misma lógica de Luciani, de rascar palabras sueltas en chats y encajarlas dentro de la versión que quieras sostener, igual en esas conversaciones, si se quisiera, se podría encontrar muchas cosas que servirían a un fiscal tipo Luciani para inculpar a cualquier otro.
De hecho, la propia Cristina Kirchner tomó esos mismos chats y demostró que ese funcionario corrupto, José López, también mantenía conversaciones con un empresario cercano a Mauricio Macri, Nicky Caputo. Y esos sí que son chats en los que se ve que buscan otra vía para tratar sus asuntos, haciendo referencias a ver cuándo podían hablar en persona, y mostrando mucha más familiaridad entre ellos que con Lázaro Báez.
En medio de todo esto se difunden unas fotos en las que aparece el fiscal Diego Luciani, junto con uno de los tres jueces del tribunal, Rodrigo Uriburu, abrazados, uniformados, en un torneo de fútbol que organiza el expresidente Mauricio Macri en su casa de fin de semana. Es decir, el fiscal que acusa a Cristina Kirchner juega al fútbol con el juez del tribunal que va a condenar a expresidenta argentina en la casa del principal rival político de Kirchner, Mauricio Macri. Y un juez del tribunal que va a revisar la sentencia condenatoria, jugaba al tenis con Macri.
En todo caso, muy probablemente Cristina Kirchner no vaya presa, pero lo que se busca con eso es su proscripción política para que nunca más pueda ejercer. A algo más de un año de las elecciones presidenciales, pues viene como anillo al dedo.
Nadie puede oponerse a que se investigue a alguien que ha tenido muchas responsabilidades y a muchas personas con poder bajo su mando. La cuestión es si en el proceso que se sigue contra ella hay alguna prueba sólida y como ven, pruebas sólidas, no es que haya pocas, es que no hay ninguna.
En un juicio en un Estado de derecho, para condenar a alguien, hay que demostrar su culpabilidad con pruebas contundentes, no con suposiciones de que una palabra suelta, en este caso "jefa", hacen referencia a la persona a la que yo considero culpable porque no me gusta.
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