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PP de Madrid El modelo de votación en el Congreso del PP de Madrid, el nuevo pulso en la guerra entre Casado y Ayuso

El sistema usado en los cónclaves de los populares desde 2017 se basa en dos vueltas. En la primera, votan todos los afiliados y en la segunda, los compromisarios. El sector de la presidenta madrileña recuerda que en 2017 Cifuentes apostó por un modelo más abierto gracias a un acuerdo con la dirección de Génova y defienden esa opción

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso durante su intervención en el Pleno de la Asamblea de Madrid celebrado este jueves.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso durante su intervención en el Pleno de la Asamblea de Madrid celebrado este jueves. Juan Carlos Hidalgo / EFE

La guerra total que vive el Partido Popular (PP) y que ya nadie esconde sigue su curso. La pugna por el control entre la presidenta autonómica Isabel Díaz Ayuso, y el sector más cercano al líder popular, Pablo Casado, continúa. Pese a las alertas del posible desgaste procedentes de muchas voces dentro de ambos bandos, el conflicto está lejos de llegar a su fin. Son muchos meses los que quedan por delante hasta llegar al polémico Congreso para renovar el partido en Madrid. Y precisamente cómo será ese cónclave, en particular el modelo de elección de la presidencia, es un nuevo campo de batalla. 

El calendario previsto por Génova para realizar el Congreso ha sido uno de los puntos más conflictivos. Ayuso quiere hacerlo cuanto antes y en la dirección nacional consideran inamovible las fechas fijadas. Es decir, en primavera del año 2022. El segundo trimestre. Las posiciones ahí están claras y la propia presidenta autonómica dijo que "acataría" la decisión aunque públicamente ha defendido también adelantarlo. 

En la ecuación del conflicto entra ahora un nuevo elemento. Tiene que ver con cómo se elegirá al candidato a liderar el partido. Los congresos y las primarias en el PP son más complejos que en otras formaciones políticas. Se vio en el último Congreso Nacional de 2018, en el que Casado llegó al poder. El sistema consiste en una doble vuelta de votaciones. En la primera, todos los afiliados al corriente de pagos eligen a los precandidatos. En 2018, fue Soraya Sáenz de Santamaría quien se impuso en las primeras votaciones, por poco margen frente a Casado. 

En la segunda vuelta entran en juego los compromisarios. Unos delegados que tienen diferente naturaleza. Hay algunos "natos", como los integrantes de la dirección y otros elegidos territorialmente por la militancia. También hay una cuota reservada para Nuevas Generaciones. Casado obtuvo en su caso el apoyo de los compromisarios en la segunda vuelta, especialmente gracias al apoyo del sector cercano a María Dolores de Cospedal, por aquel entonces secretaria general de los populares. 

Hay una excepción para que no se celebre esta segunda vuelta. Si uno de los precandidatos obtiene más del 50% de los votos de los afiliados o saca más de 15 puntos al segundo precandidato, la segunda vuelta ya no sería necesaria y esa candidatura se proclamaría automáticamente ganadora. 

El asunto aquí es que Ayuso se ve fuerte entre las bases, pero tiene más dudas respecto a qué pasaría en una segunda vuelta. Y es aquí donde entra en juego la disputa. Desde el sector de Ayuso, según ha podido saber Público, prefieren un sistema más "abierto y democrático", con más peso a la militancia que a los compromisarios. La referencia en este sentido es el año 2017 y Cristina Cifuentes

La historia de aquello tuvo su miga. La expresidenta de la Comunidad de Madrid presionó mucho a Génova para que el sistema "un militante, un voto" fuera introducido a nivel nacional. Cifuentes quería presentar una enmienda para ello, pero finalmente se llegó a un acuerdo con la dirección nacional.

De este modo, en el Congreso Nacional se seguiría el sistema de doble vuelta, que estrenó Casado al año siguiente. Pero se introducía la opción para permitir celebrar congresos regionales y provinciales en los que los compromisarios sean todos los militantes aunque hubiera segunda vuelta. "Un militante, un voto", pero en dos vueltas. Cifuentes se mostró satisfecha de esa concesión de "congresos asamblearios" y arrasó en las primarias contra su rival, Luis Asúa. No hizo falta esa segunda votación. 

El sector de Ayuso prefiere un sistema más "abierto y democrático", en el que tenga más peso a la militancia que los compromisarios

En los Estatutos del PP esta excepción a que los cpmpromisarios sean en la práctica todos los militantes está representada así, en su artículo 33.2: "En los Congresos Autonómicos, Provinciales e Insulares el número de compromisarios electos será el que establezca la Junta Directiva correspondiente, en su acuerdo de convocatoria, respetando el mínimo previsto en la letra b) del punto anterior, y hasta el límite máximo del número total de afiliados, conforme a lo establecido en el artículo 40.1.o) de los presentes Estatutos". 

¿Y quién decide esto? Esa es la clave. Según esos mismos documentos, es el Comité Ejecutivo, que a su vez nombra un Comité Organizador del Congreso. Una dirección, la actual de la gestora en Madrid, que está más cercana a Génova que a Ayuso. De ahí los recelos en el sector cercano a la mandataria madrileña. "Sería dar un paso atrás en democracia interna", comentan a este medio las fuentes consultadas si no se repitiera el modelo que defendió Cifuentes. 

Fuentes del sector "casadista" señalan a este medio que dudan de que el modelo se pueda cambiar a pesar de las "presiones" que pueda haber. Y en todo caso apuntan a que el modelo introducido en 2018 es muy participativo. Ambos sectores hacen ya sus cálculos electorales aunque ambos coinciden en que "decidirán los militantes". Pero la pugna por el control del "aparato" mediante compromisarios, en una Comunidad Autónoma donde hay más de 50 gestoras nombradas por Génova, está en el aire. 

Reuniones paralelas de Casado y Ayuso

Mientras tanto, la sucesión de titulares no ha cesado en las últimas horas. Por un lado, la Asamblea de Madrid ha celebrado este jueves un Pleno en el que todas las miradas se centraban en la crisis interna. La oposición de Unidas Podemos y Más Madrid ha sacado el tema, con sorna, de los bloqueos en Whatsapp de Ayuso para intentar hacer sangre. Incluso Vox, a través de Rocío Monasterio, le ha dicho a la presidenta que "los partidos no están para luchas internas". Ayuso, en todo caso, mostró su cercanía al partido de ultraderecha para aprobar los Presupuestos mientras rechazaba al PSOE. 

Desde el equipo de Ayuso han informado a primera hora de que la mandataria madrileña había participado en una reunión del grupo parlamentario. Unos encuentros que suelen ser habituales. Pero desde su equipo han destacado que hoy "ha trasladado a todos sus diputados un mensaje de ilusión y de confianza en el futuro". "La presidenta ha sido ovacionada por sus parlamentarios, tanto a su entrada como a su salida de este encuentro", han añadido desde Sol. Al encuentro no han acudido dos personas relevantes cercanas a Casado: Diego Sanjuanbenito, su jefe de gabinete, y la secretaria de la gestora en Madrid, Ana Camíns. 

Esta reunión se produjo pocas horas después de que Casado participara en una cena junto a sus diputados en el Congreso, según informaron varios medios de comunicación. Y pocas horas después, también, de que saliera a la luz una comida la semana pasada entre el alcalde José Luis Martínez-Almeida y Ayuso, como publicó El Mundo. En ella, según estas informaciones, confirmadas por el propio Almeida este jueves, se habló del "modelo de partido". La "tercera vía" sigue siendo la defendida por el entorno del alcalde, para evitar un choque de trenes total entre ambos mandatarios. Pero Ayuso, según su equipo, está dispuesta a seguir adelante.

Mientras, Almeida sigue deshojando la margarita sobre si dará la batalla de la mano de Génova en un contexto cada vez más tenso. Aragón, con el alcalde de Zaragoza Jorge Azcón, puede ser un ensayo en esta fórmula para la dirección nacional. 

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