La Policía franquista que no quería al movimiento libertario: infiltraciones, información detallada y secretismo
Nombres propios, últimos movimientos, antecedentes, militancia... Estas informaciones aparecían en el Boletín Informativo que la Brigada Político-Social enviaba a sus delegaciones para que no decayera la lucha contra las fuerzas opositoras.
Madrid--Actualizado a
No tenía periodicidad regular pero, de vez en cuando, a los integrantes de la Brigada Político-Social (BPS) franquista les llegaba el Boletín Informativo redactado desde la Dirección General de Seguridad. Su obligación era leerlo y archivarlo, hasta que llegó la Transición.
Miles de páginas ardieron, excepto aquellos documentos guardados en la comisaría de Zaragoza. Francisco Xavier Redondo publica El movimiento libertario español visto por la Policía franquista. Documentos de la Brigada Político-Social sobre la CNT-FAI-JJLL (1941-1960) (Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo, 2023), en donde se incluyen al completo estos informes inéditos relativos al mundo libertario durante la dictadura.
Cientos de nombres propios escritos con tinta franquista son la única forma de acercarse a historias desconocidas hasta el momento. El 31 de mayo de 1950, por ejemplo, el régimen sabía que Federica Montseny se encontraba en Suecia, donde impartió una conferencia en la Asociación Internacional de Trabajadores que, "según informes, tuvo poca resonancia".
El número 57 de estos informes, relativo al 12 de septiembre de 1951, contiene una completa narración sobre lo tratado en el pleno de regionales de la CNT. Y así hasta más de 50 informes que, en su día, sirvieron para encarcelar, torturar y vilipendiar a sus protagonistas, pero sin los cuales, posiblemente, sería imposible hablar de algunas personas que no pasaron a la historia, pero sí la hicieron.
Tras el arduo trabajo de transcribir los centenares de páginas que ocupaban los informes de la BPS franquista sobre la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), la Federación Anarquista Ibérica (FAI) y las Juventudes Libertarias (JJLL) desde 1941, su inicio, hasta 1961, Redondo comenzó a deshilachar las informaciones para acercarlas al lector.
De lo primero de lo que se percató fue del gran interés que el régimen ponía en el Movimiento Libertario Español (MLE), sobre todo a partir del año 1943, cuando los aliados empezaban a ganar la Segunda Guerra Mundial.
Información con mucho detalle
"Querían tener toda la información posible para adelantarse a los acontecimientos y actuar contra el MLE si era necesario. Eso implicaba controlar la prensa clandestina, los protagonistas de las organizaciones, a sus afiliados, militantes y cuadros de todo tipo", aduce el experto.
Su profusa investigación así lo atestigua. Las redes de infiltración franquistas llegaban tan lejos como para saber quién desempeñaba los cargos dentro de CNT, una organización cuya recomposición tras la Guerra Civil todavía estaba pendiente.
Los documentos, ideados para un uso exclusivamente privado de la Policía, tuvieron dos fases bien diferenciadas. El denominado Boletín de Información Antimarxista existió desde el año 1941 hasta 1946, momento en el que estos documentos se quedan con el nombre definitivo de Boletín Informativo.
"Los primeros eran más pedagógicos, con un relato antimarxista claro, pero también antijudío y antimasónico", concreta Redondo. De hecho, estos fueron escritos por Eduardo Comín Colomer, un policía obcecado en la lucha contra el marxismo y el judaísmo.
Tras la victoria de los aliados en la Segunda Guerra Mundial, el franquismo se olvida algo de la lucha contra el judaísmo y la masonería para centrarse en los grupos políticos de oposición al régimen: el MLE y el Partido Comunista de España (PCE).
Según Redondo, una de las mayores apreciaciones que aparecen en estos boletines informativos está relacionada con las dos facciones que existían, por aquel entonces, en la CNT.
"En cada persona que mencionan, también reflejan si era más tendente a la colaboración con otras fuerzas políticas, como la CNT del interior, o no, como defendían mayormente los cenetistas del exilio", en sus propios términos.
Esta división en el seno del MLE suponía para el franquismo una victoria, algo que aparece recogido de tal manera a través de las dos décadas de boletines estudiados.
La información es poder
En cambio, para la Policía franquista esta diferencia apenas tenía importancia. "Les daba igual que fueras anarquista, republicano o de la UGT, para ellos eran antifranquistas a los que había que perseguir y detener", desarrolla este bibliotecario de la Universidade de Santiago de Compostela.
Eso no solo queda reflejado en el contenido de dichos informes, sino en la forma, ya que esta no sufrió ninguna modificación con el paso de las décadas.
"La BPS hablaba igual del MLE en los años 60 que en los años 40. Para los responsables del orden público nunca dejó de ser un movimiento a combatir", dice.
El franquismo sabía que el MLE fue capaz de realizar la revolución social además de la guerra, y aunque esta había terminado, aquella todavía estaba viva en los deseos y anhelos de muchos trabajadores.
Redondo ha corroborado, a su vez, algunos fallos en los informes policiales. En su profunda investigación para contextualizar hechos, fechas y nombres propios, el autor de la obra ha encontrado algunas incorrecciones relativas a fechas de nacimiento por ejemplo.
"Pero eso casi es lo de menos. Lo crucial aquí es ver cómo el franquismo sabía, apenas días después de que se celebrara un pleno, quién iba a desempeñar un cargo dentro de un comité clandestino de la CNT", reflexiona.
El MLE estaba profundamente controlado, incluso con infiltrados franquistas en sus estructuras que hacían las veces de chivatos para el régimen.
Eran claros y concisos, sin ningún tipo de adorno o floritura textual: "Les interesaba en qué lugar militabas, tus últimos movimientos, tu pasado político, dónde estabas al final de la guerra. Se expresaban como lo que eran, profesionales de la seguridad del Estado", ejemplifica el mismo Redondo.
Recuperar la memoria que se quemó
Paradojas de la vida, gracias a la publicación de estos documentos inéditos realizados por la BPS, muchos nombres propios que nunca habían ocupado un nombre en la historia por fin encuentran un hueco en una publicación de tamaña calidad.
Además, la monografía editada por la FAL de casi 400 páginas es un repaso a personajes poco conocidos o desconocidos totalmente que, ahora sí, encuentran el espacio que siempre debieron tener.
Esta publicación es el resultado de años de investigación y una costosa tarea: leer con profundidad las 30 o 40 páginas que podía ocupar un Boletín Informativo franquista y extraer todo lo concerniente al MLE.
"Los capitulaban según lo que ellos consideraban amenazas. Así, hay unas páginas dedicadas al PCE, otras al MLE, otras tantas a los separatistas vacos...", profundiza Redondo.
Con periodicidad irregular, todas estas líneas de tinta destilada para perseguir a los opositores antifranquistas iban a parar a todas las comisarías del Estado español en las que hubiera una delegación de la BPS.
Así, no solo llegaban a las capitales de provincia o grandes ciudades, sino pequeñas localidades en las que había un par de delegados de esta brigada, quienes tenían la obligación de leerlos y guardarlos.
"Cuando llegó la Transición y se eliminó esta brigada, todos esos boletines se quemaron. Por casualidad, o no, quedaron únicamente los que guardó la comisaría de Zaragoza, en donde se ubicaba la séptima brigada provincial de la BPS", explica Redondo.
Toda aquella documentación terminó en el Archivo Histórico Nacional, en Madrid. El investigador se enteró de ello y los pidió.
"Creo que en el archivo hubo gente que se alarmó un poco. Era algo que yo creo que nadie ha estudiado antes en los que se habla de la Policía, y eso no suele gustar demasiado", agrega el autor.
Por eso, Redondo piensa que le denegaron todos los documentos que pidió a partir de 1966. Le dijeron que había información relevante y nombres propios que no se podían publicar. Más de 50 años después, hay una parte del pasado de España que todavía no pueden conocer los españoles.
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