PNV y PSE reeditan el pacto que les permitirá gobernar en ayuntamientos y diputaciones
Nacionalistas y socialistas renuevan el acuerdo que ya mantuvieron durante la pasada legislatura y que continúa activo a nivel del Gobierno vasco. En algunos casos necesitarán contar con el apoyo del PP para impedir Ejecutivos de EH Bildu.
Bilbao-Actualizado a
No ha habido sorpresas. Tras los resultados de las elecciones municipales y forales celebradas el pasado domingo, PNV y PSE han tardado cinco días en reeditar el acuerdo de gobernabilidad que mantienen desde 2015. De esta forma, ambas formaciones se aseguran el control de un amplio número de instituciones.
"Los resultados de las municipales y forales del 28 de mayo han arrojado un mapa electoral diverso y fragmentado en Euskadi, reflejo de la pluralidad de la propia sociedad vasca", afirman ambos partidos en un comunicado conjunto dado a conocer sobre las 10.30 de la mañana de este viernes.
En esa línea, las direcciones de PNV y PSE reivindican que "los partidos con aspiración a liderar el país" están obligados a "buscar acuerdos que
garanticen la gobernabilidad y la estabilidad de las instituciones, desde el respeto a esta pluralidad".
Este acuerdo les permitirá gobernar en un amplio número de ayuntamientos, así como en las diputaciones de Araba y Bizkaia. En el caso de Gipuzkoa necesitarán el apoyo del PP, algo que también sucederá en los ayuntamientos de Vitoria y Durango. EH Bildu ha sido la fuerza más votada en esas instituciones, pero un acuerdo entre PNV, PSE y PP impediría que la coalición abertzale gobierne.
El precio del PP
La ecuación no se presenta sencilla. Si bien los populares han asegurado que ofrecerán tales apoyos de manera altruista con el único fin de frenar a EH Bildu, al mismo tiempo han asegurado que no descartan solicitar que les dejen formar parte de los gobiernos que salgan de ese tripartito junto a PNV y PSE.
Sin embargo, nacionalistas y socialistas no estarían dispuestos a incorporar a los populares a sus futuros gobiernos en Vitoria, Durango o la Diputación de Gipuzkoa, lo que necesariamente devuelve la pelota al tejado del PP: el partido de Carlos Iturgaiz deberá decidir si efectivamente se presta a favorecer gobiernos de PNV-PSE pese a que ambas formaciones se nieguen a considerarle un socio apropiado.
La operación supone, además, un patata caliente a las puertas de unas elecciones generales en las que PNV y PSE aparecerían ante la opinión pública como aliados de la derecha con el único objetivo de desbancar a la izquierda soberanista vasca.
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