Los permisos de maternidad y paternidad son iguales e intransferibles desde el 1 de enero. Esto, que quiere ser un avance hacia la igualdad de género y los cuidados, ha suscitado debate y polémica en colectivos de madres y feministas. La razón: ambos son de 16 semanas. El de la mujer hace 32 años que tiene esta duración, mientras que el del hombre -que antes de 2007, no tenía- se ha ido ampliando desde que el 2019 se legisló esta equiparación progresiva. En cinco años se ha ampliado un 700%. A pesar de compartir el objetivo teórico, el hecho que se trate de permisos tan cortos crea malestar. "Para mí el problema es abordar este debate sin tener en cuenta la duración de los permisos, y en particular el de la madre", afirma Esther Vivas, periodista y autora del libro Mama Desobedient (Ara Llibres).
Con diferentes argumentos y propuestas, las entrevistadas constatan que 16 semanas son insuficientes para tener cuidado de un recién nacido y para garantizar los seis meses de lactancia exclusiva recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). "¿Permisos intransferibles de un año? Perfecto. Por desgracia, no es este el debate", apunta Vivas.
La Plataforma por Permisos Iguals i Intransferibles de Naixement i Adopció (PPiiNA), creada el 2005, es la principal impulsora de la reforma legislativa, que considera clave para "generar un modelo de cuidados diferente". Su portavoz, Virginia Carrera, explica cómo "siglos de patriarcado han hecho que la buena voluntad y la voluntariedad no sirvan para repartir los cuidados". Por eso la plataforma considera imprescindible que los permisos sean iguales e intransferibles por ley: "Las normas generan comportamientos".
Laura coincide. Ella es @modernacongafas en Instagram, un perfil donde cuelga contenidos sobre la maternidad, cuidados y emergencia climática, entre otros. Su opinión es que esta medida es "la primera piedra". "Si no se hubiera hecho, quizás el debate seguiría invisibilizado", apunta. Para ella, la cuestión es que "las dos bajas son demasiado cortas". Aun así, señala que el hecho que la de maternidad lleve congelada tantos años "lo hace más indignante, y enfada mucho más". Para ella, lo ideal sería un mínimo de 32 semanas para cada miembro de la pareja, y el doble en caso de las familias monomarentales.
La Asociación PETRA Maternitats Feministes, el nombre de la cual proviene del acrónimo "permisos transferibles", se creó el 2018 como respuesta exprés a esta ley. Julia Cañero, su portavoz, explica que el principal punto de oposición es que "no ha contado con las demandas de las madres", que llevan "mucho de tiempo pidiendo un mínimo de seis meses". Quieren que los permisos sean los actuales pero transferibles, porque cada familia se los pueda repartir o, de manera óptima, 52 semanas, de las cuales solo seis intransferibles.
Desigualdad laboral
"Querrás ser madre?" Es una pregunta frecuente a mujeres en edad de tener hijos cuando hacen una entrevista de trabajo. La equiparación de los permisos busca reducir esta discriminación porque, en teoría, tanto hombres como mujeres estarán el mismo tiempo de baja cuando tengan un hijo. Vivas señala, pero, que parte de este discurso es "erróneo", porque esta desigualdad va más allá de la maternidad. Y en el caso de ser madre, va más allá del periodo de baja. "Evidentemente que puede ser una medida de corrección, pero en realidad es una medida muy débil", dice. El foco de la cuestión es que "la discriminación tiene que ver con que el cuidado en nuestra sociedad recae básicamente en las mujeres". Cañero lo comparte y afirma que "el mercado laboral tiene unas dinámicas muy patriarcales que no se solucionarán con esto; nos seguirán discriminando".
Libertad González, economista e investigadora en la Universitat Pompeu Fabra sobre la economía de la salud, explica que mientras que a corto y medio plazo la medida "no tiene grandes efectos" sobre el mercado de trabajo, sí que es de esperar que haya a largo plazo. "Los niños que crezcan ahora con unos padres más implicados ya tendrán interiorizado un pensamiento más igualitario". El hecho que sean permisos intransferibles, es decir, que no se pueden intercambiar entre ambos progenitores, es básico para este cambio, porque sino volverían a recaer mayoritariamente en las mujeres. González recuerda como las excedencias por cuidados de los hijos, que pueden coger tanto el padre como la madre, las piden en un 93% de los casos las mujeres.
Pero para reducir la desigualdad laboral es clave avanzar en otro aspecto: la corresponsabilidad de los hombres en los cuidados. Actualmente, las mujeres siguen dedicando el doble de tiempo a tareas domésticas que los hombres. ¿Una medida como esta puede contribuir a equilibrarlo? Carrera apunta que se trata de "un camino de inicio para generar el hábito de cuidar a los hombres". En su momento, legislaciones sobre el tabaco o el uso obligatorio del cinturón de seguridad contribuyeron a cambiar la percepción sobre estos temas, recuerda. Laura (Moderna con Gafas) también señala que esta igualdad de cuidados llegará cuando los niños de hoy, que habrán crecido con los permisos igualitarios, tengan hijos. Es decir, es un camino a largo plazo.
Cañero, por el contrario, no cree que esta medida sirva para avanzar en la corresponsabilidad: "No se puede obligar a cuidar". Y añade que si un padre no era corresponsable, lo seguirá sin ser a pesar del permiso. "¿Si los padres realmente quieren cuidar, por qué no cuidan gratis?", remarca. Para PETRA, los permisos tendrían que ser "amplios" y transferibles. Pero según la evidencia empírica, como apunta González, lo que hace que los hombres dediquen más tiempo a los cuidados son los permisos intransferibles y 100% remunerados.
Después de un feminismo de los años 70 y 80 que rechazaba la maternidad como forma de liberación, en los últimos años los cuidados se han revalorizado y la frase de "poner la vida en el centro" se ha erigido como uno de los lemas del movimiento. La periodista Esther Vivas apunta que el "carácter biológico" de la maternidad -es decir, el embarazo, el parto y la lactancia- "incomoda" a ciertos sectores feministas porque "la biología ha sido utilizada por el patriarcado para imponernos la maternidad como destino". Aun así, Vivas pose en valor que el hecho que "haya parte de necesidades que tienen que ser cubiertas por la madre no implica que la mujer tenga que volver al hogar", en referencia a la defensa de la lactancia, por ejemplo.
¿Los hombres, hacia la corresponsabilidad?
Pese a que el auge feminista todavía no se ha logrado una corresponsabilidad real, pero pasar más tiempo con el reciente nacido puede contribuir a que los hombres cuiden más
Gerard de Josep es periodista y profesor de secundaria, y tiene dos hijos pequeños. Redirigió su carrera hacia la educación para mejorar la conciliación, como hacen muchas mujeres y todavía pocos hombres. Como su pareja se cogieron excedencias para cuidar los hijos, pero esto es todavía muy minoritario entre los hombres. Solo el 7% de las excedencias las coge el padre, según la Generalitat. A pesar de que De Josep hubiera agradecido tener un permiso más largo, apunta que la equiparación de las bajas por maternidad y paternidad es "beneficiosa pero injusta". Además, añade, acaba penalizando las mujeres, porque seguirán cogiendo excedencias o reducciones de jornada para compensar el poco tiempo del permiso. "Legislar desde esta perspectiva es hacerlo de espaldas a la realidad", afirma.
El periodista, impulsor del grupo de crianza para padres Papapà, se muestra cauto respeto los efectos que pueda tener esta nueva ley en la corresponsabilidad y apunta que hace falta mucha más sensibilización entre los hombres. Libertad González, economista e investigadora en la Universitat Pompeu Fabra, estudió los efectos de las primeras ampliaciones del permiso de paternidad y concluyó que cuando el padre pasa más tiempo con el recién nacido, esto "tiene un efecto persistente" en su mayor dedicación al hogar, a pesar de no equipararse con la de las mujeres.
De Josep coincide en qué es importando el tiempo pasado al principio: "Cuanto más estás, más conoces tu bebé, más sabes qué es cuidar, desarrollas empatía, que es totalmente imprescindible para cuidar mejor". Virgina Carrera, portavoz de la Permisos Iguals i Intransferibles de Naixement i Adopció (PPiiNA), afirma que "cuanto más se implican [los hombres] en los cuidados y la crianza, más decisiones toman después sobre la vida de las criaturas".
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