El inicio de año político anticipa un 2025 de batalla ideológica en torno a la democracia
Lo que para la izquierda es la mayor amenaza a las democracias del siglo XXI, para la extrema derecha es una oportunidad, y para el PP, una cuestión de libertades.
Madrid-
En La Revelación, de A. M. Homes (Anagrama, 2024), un magnate estadounidense lidera una red de ciudadanos, todos con poder en distintos ámbitos, que ven en la victoria de Barack Obama en 2008 la amenaza definitiva a su nación. Alarmados por ver a un demócrata negro en la Casa Blanca, se organizan para devolver la "cordura" a los Estados Unidos y recuperar "su" nación: "(...)Debemos embridar la fuerza del americano medio; hay millones de americanos medios en este país; debemos conducirlos al redil. Y si el americano medio es incapaz de entender la diferencia entre el uno y el dos, no pasa nada, solo tenemos que enseñarle qué debe pensar. Le recordamos que en América la democracia quiere decir capitalismo, armas e impuestos bajos". Usan la desinformación para generar "caos" porque, según su plan, de ahí surge la "oportunidad" para "la nostalgia por los Estados Unidos que conocieron y amaron en el pasado". Es una fábula. Una sátira. ¿Una revelación?
Los primeros días del año han tenido un gran protagonista: Elon Musk. Las injerencias del mayor multimillonario del planeta en la política de países europeos y el anuncio del propietario de Meta de laminar los procesos de verificación en las redes sociales que posee —Instagram, Facebook y Threads— para seguir los pasos de Musk con X (antes Twitter) han alarmado a todos; menos a la ultraderecha.
"Hace diez años, si nos hubieran dicho que el propietario de una de las mayores redes sociales del mundo apoyaría una nueva internacional reaccionaria e intervendría directamente en elecciones, incluida Alemania, ¿quién se lo habría imaginado?", se preguntó Emmanuel Macron, presidente de Francia, el pasado 6 de enero. Dijo que las grandes empresas tecnológicas, del mismo modo que ofrecen nuevas posibilidades, también están amenazando a los Estados con su creciente poder. "Hay ciertos límites, especialmente cuando una plataforma se utiliza o se abusa de ella en ese contexto", alertó el portavoz de la Comisión Europea, Thomas Regnier.
Hizo lo mismo Pedro Sánchez en su primer acto del año —que fue también el primero de la conmemoración del 50 aniversario de la muerte de Franco—. Habló de un "desafío que debería interpelarnos a todos aquellos que creemos en la democracia" y añadió: "El fascismo que creímos dejar atrás es la tercera fuerza política en Europa y la internacional reaccionaria o ultra liderada por el hombre más rico del planeta ataca directamente a las instituciones".
"Juega al Risk con las democracias europeas"
El Gobierno no oculta su preocupación por la capacidad de los dueños de las redes sociales para hacer política favoreciendo los discursos reaccionarios. “La principal amenaza a la democracia es la concentración obscena de poder en pocas manos, en la de los ultrarricos. Elon Musk juega al Risk con las democracias europeas”, ha manifestado también el ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, Pablo Bustinduy.
Enfrente, una extrema derecha completamente eufórica por el aterrizaje de la influencia de Musk en Europa. Como ya ha contado este periódico, Vox lleva un año centrado en ganar presencia en la red ultraderechista mundial y son los grandes beneficiados de las injerencias del multimillonario. "Vemos muy nerviosos a los progres con las redes sociales que no controlan y no pueden imponer esa censura a lo que no les gusta, a cualquier opinión contraria a los mantras globalistas", dijo el portavoz nacional de Vox, José Antonio Fúster, en una rueda de prensa esta semana.
Los de Santiago Abascal han conseguido que su mensaje se amplifique entre los más jóvenes —según el último barómetro de 40dB para El País y la Cadena SER, publicado esta misma semana, son el partido con más votantes entre los 18 y 24 años— a través de plataformas digitales y sin necesidad de tener presencia en los medios de comunicación. No hay cortapisas a los bulos y se moldea el clima de opinión.
Algo que también ha identificado la derecha tradicional, representada en España por el Partido Popular. Las alarmas saltaron para Alberto Núñez Feijóo tras los resultados en las elecciones europeas de Se Acabó la Fiesta, la agrupación electoral del agitador ultra Alvise Pérez. El presidente nacional del PP trasladó entonces a su partido la preocupación sobre la capacidad de alcance de la ultraderecha y pidió a los suyos mejorar en la comunicación digital. Pero ¿qué piensa el PP sobre las ganas de interferir en los procesos electorales para favorecer a la extrema derecha del hombre más rico del mundo?
Preguntado por las críticas de algunos mandatarios europeos a Musk, Borja Sémper, portavoz nacional del PP, se limitó a decir que su partido defiende la "libertad para informarse por cualquier vía" y que, en ese sentido, apuesta por "favorecer los ámbitos de libertad”. Aunque "nadie", añadió, puede influir en las elecciones "libres y democráticas" independientemente de si es una empresa o un individuo. Como en casi cualquier debate ideológico de calado, los populares abogan por una calculada equidistancia con la creencia de que así consiguen ser ese partido de "mayorías amplias" que busca Feijóo.
Así, lo que para la izquierda es la mayor amenaza a las democracias del siglo XXI, para la extrema derecha es una oportunidad y para la derecha una cuestión de libertades. La batalla ideológica ya arrancó y algunas voces del PP alertan del riesgo de quedarse fuera del que puede ser el debate político más importante del siglo.
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