Entrevista a Xosé Sánchez Bugallo"Nuestra prioridad es defender el carácter residencial de una ciudad viva, no un decorado turístico"
Santiago--Actualizado a
Xosé Sánchez Bugallo (Teixeiro, A Coruña, 1954) fue alcalde de la capital de Galicia entre 1998 y 2011, y volvió a serlo ocho años después cuando en 2019 logró arrebatarle la Alcaldía a Compostela Aberta, la marea que, a su vez, se la había birlado al PP en 2015. Exdiputado en el Parlamento de Galicia por el PSOE y miembro de la vieja guardia del socialismo gallego, donde sigue siendo una de las figuras más respetadas, explica que ha puesto en marcha medidas para reactivar el dinamismo de Santiago, advierte sobre el cambio de paradigma que están experimentando las ciudades y apuesta por la convivencia, la peatonalización, la conservación de la identidad histórica de su ciudad y la integración de los barrios periféricos mediante el transporte público y la dotación de servicios, como claves de su programa para el 28M.
¿De cuál de sus etapas como alcalde se siente más satisfecho?
Son totalmente distintas. La anterior fue en una época de mayor estabilidad política económica, salvo al final, con la crisis del 2009. Las circunstancias políticas favorecieron un gobierno de coalición y por tanto con apoyo mayoritario de la corporación. Éste fue un mandato completamente atípico, de gobierno en minoría, con pandemia, con la guerra, que hace bueno eso de que la vida es aquello que nos pasa cuando planificamos otras cosas.
Pero personalmente, ¿en cuál de las dos se ha sentido mejor?
No sabría contestarle. La primera vez hay una enorme ilusión, pero ahora tengo un sentido enorme de la responsabilidad. Además, hay una circunstancia que valor muchísimo: la oportunidad de estar en la Alcaldía en el momento de la pandemia, por la posibilidad de ayudar a los demás, de hacer cosas positivas. Pero las dos etapas me han llenado de actividad y de ilusión. Hace poco me preguntaba un colaborador: "¿No vas a poner en valor que eres una persona que trabaja seis días a la semana doce horas diarias?" Y le dije que no puedo, porque en realidad disfruto haciendo eso y que soy yo el que casi tiene que dar las gracias por tener la oportunidad de hacer lo que hago.
"Éste fue un mandato atípico que hizo bueno eso de que la vida es aquello que nos pasa cuando planificamos otras cosas"
¿La política local es más exigente que a nivel autonómico o estatal?
No tiene absolutamente nada que ver. La política parlamentaria es como ir en un autobús mientras la gente pasa al lado. La política local, en cambio, es el directo. Antes de la entrevista, fui a ver unas obras en la parroquia de Villestro y tuve oportunidad de escuchar la opinión de los vecinos, enfadados por el transcurrir de esas obras. Es el día a día. Y al venir hacia aquí, al salir del coche, una vecina de la Avenida de Ferrol me decía que por qué faltan señalizaciones en la parada del bus... Es en vivo y en directo, lo mismo podemos estar hablando de un tema internacional de la máxima relevancia que del tema más pedestre y a pie de calle. No hay solución de continuidad, no hay interrupción.
¿Y se va a la cama por la noche pensando en las señales de la parada del bus?
Uno se va a la cama pensando que arregló un montón de cosas, y cuando se levanta descubre que se desarreglaron otra vez. La política local se parece a la sensación que debían de tener antiguamente las amas de casa. Cada día hay que hacer lo mismo y cada día hay que empezar de nuevo y volver a planificar. La prioridad de cualquier alcalde es garantizar el futuro de su municipio y de su ciudad, y eso requiere pensar en puestos de trabajo, en vivienda, en resolver los problemas de desequilibrio social, en la tercera edad, en los más jóvenes... Es inasequible al desaliento e imposible el aburrimiento, te llena las 24 horas del día, 60 minutos cada hora. Y si un día tuviera 72 horas, también te lo llenaría. Pero ya lo he asumido. En el reglamento de la Guardia Civil había un artículo que decía que un agente estaría permanentemente de servicio en todo tiempo y lugar, estuviera o no de servicio. Como alcalde es igual. Tienes que asumirlo con naturalidad y entender que forma parte de tu función. La única manera de salir de eso es coger un avión y volar a 3.000 kilómetros.
¿Hace eso habitualmente, coger un avión y escaparse para desconectar?
No. Procuro hacerlo ocho días cada año, para irme con mi hija, lejos, a ver otras realidades, respirar un poco, aliviar la tensión y hablar con la familia.
¿Y ha cogido billete para el día 29?
No, estoy preparando el viaje, pero suele ser entre el 10 y el 20 de agosto. La primera semana de agosto siempre es de mucho trabajo, y la última quiero estar aquí.
¿Cómo se encontró el Ayuntamiento después del mandato de Compostela Aberta?
"Si una ciudad se queda parada cuatro años, ya no digo ocho, recuperar la distancia perdida puede ser misión posible"
Lo que más me preocupó no era la situación del Ayuntamiento, sino de la ciudad. Me dio la sensación de que Santiago había perdido ocho años y se estaba quedando atrás. Había un gran polígono industrial, A Sionlla, de 1,5 millones de metros cuadrados, que se construyó en mi anterior etapa y que estaba prácticamente vacío. En la estación depuradora de aguas residuales, que era otra gran inversión, imprescindible tanto para el cuidado de la ría de Arousa como para el crecimiento de la ciudad, no se había hecho nada y los fondos europeos se habían perdido y se habían trasladado para el saneamiento de la ría de O Burgo, en A Coruña.
Me encontré con que habían prescindido del proyecto para la estación del AVE y la intermodal y que se iba a hacer otro proyecto a trozos, y que no se había desarrollado ningún polígono de viviendas en ocho años. Era una situación de parálisis, y me preocupaba que Santiago se quedara atrás. En los últimos años, y más en los últimos cuatro, la aceleración de los procesos de cambio ha sido brutal, de tal calibre que si una ciudad se queda parada durante cuatro años, ya no digo ocho, recuperar la distancia perdida se puede convertir en una misión posible.
¿Cuáles son sus propuestas para la próxima legislatura?
La situación que tenemos ahora es justo la contraria a la que he descrito. Hay más de 300 millones de euros en obras ya contratadas o en proceso de contratación, lo que garantiza un impulso muy intenso para los próximos años. Pero nuestro problema es que todo se ha quedado pequeño: el polígono industrial del que le hablé, la estación de autobuses, la terminal del AVE, el aeropuerto... Tenemos dos retos. Dar un salto adelante hacia el norte, donde puede crecer el suelo industrial y donde está la reserva de suelo residencial, y otro salto hacia el interior para articular todo el crecimiento que tuvo Santiago básicamente en la primera década de este siglo. Entre 2000 y 2023 se construyeron más de 20.000 viviendas, de ellas 14.000 y pico en la primera década. Y eso dio lugar a un enorme desarrollo de diferentes áreas, especialmente de la zona sur. Ese crecimiento se articuló alrededor de las antiguas carreteras nacionales que ahora son de titularidad local pero cuya configuración sigue siendo de carreteras. Tenemos que cambiar eso, convertirlas en vías urbanas e incorporar a esos barrios no como ensanches sino como centro de la ciudad.
Santiago tiene 98.000 habitantes, pero una enorme población flotante añadida de estudiantes, visitantes y trabajadores empadronados en otros municipios. ¿Cómo se las ingenian para dar servicios a esas personas que se los reclaman, pero que cotizan y votan en otros lugares?
"Tenemos una población activa de más de 68.000 personas, y más de 30.000 vienen de fuera"
El mayor porcentaje son los trabajadores, que superan a los estudiantes y a los turistas. Tenemos una población activa de más de 68.000 personas, y más de 30.000 vienen de fuera. No es coyuntural, vienen cada día, y durante muchos años. Y eso configura una ciudad distinta. Ahora mismo estamos diseñando el segundo plan de movilidad urbana. Nuestro planteamiento es compactar la ciudad y priorizar el uso peatonal, que no es fácil porque somos una ciudad muy extensa, con un casco urbano de 30 kilómetros cuadrados.
El segundo nivel es el transporte público. El urbano mueve más de siete millones de viajeros al año, el metropolitano más de dos millones y el de carretera, otro millón y medio largo. Y ahí tenemos que mentalizar a la Xunta y a los concellos limítrofes que hay que apostar por el transporte público y por los aparcamientos periféricos. El tercer eslabón consiste en intentar facilitar los medios blandos, la bicicleta y el monopatín. Donde podemos, estamos haciendo carriles bici, y donde no podemos, bajamos la velocidad de los vehículos a motor tratando de hacer compatible su uso con la bicicleta y el monopatín.
¿Qué tal les trata la Xunta? Santiago es la capital de Galicia, debería tener cierto enchufe, ¿no?
Mucha gente tiene esa impresión, pero no es así. Nosotros tratamos de tener buenas relaciones porque creemos que de la confrontación se extrae poco beneficio y que a través de la cooperación y la lealtad institucional, se obtiene más. Pero debo reconocer que a la Xunta de Galicia le cuesta tener conciencia de país. Y voy a tratar de explicarme. Le cuesta dejar de pensar en el voto como unidad de medida. Está continuamente echando cuentas para ver dónde hay más votos. Y todo eso lleva a que no se tomen decisiones de país que habría que tomar. Lo sucedido con los aeropuertos es un auténtico escándalo.
"A la Xunta de Galicia le cuesta tener conciencia de país. Le cuesta dejar de pensar en el voto como unidad de medida"
No hubo nadie capaz de tomar una decisión y al final fueron el mercado y los ayuntamientos los únicos que intervinieron en la decisión. Tengo algún colega en el sur que dice que la Xunta prima al aeropuerto de Santiago, cuando la Xunta hace 14 años que no pone ni un céntimo en él ni presta la más mínima colaboración. Desde el Ayuntamiento hacemos una apuesta potente, sí, pero en menor término que A Coruña y Vigo porque son más grandes y tienen más recursos. Afortunadamente, la posición central de Santiago genera que el 60% de los viajeros se muevan desde aquí, otro 20% desde A Coruña y otro 20% desde Vigo. Pero, al final, el mayor aeropuerto del noroeste no es ni Santiago, ni Vigo ni A Coruña, sino Porto. Porque tenemos nuestros esfuerzos divididos y no somos capaces de tener una alternativa real para competir con Porto.
En transporte de mercancías por avión, sin embargo, donde no interviene ningún ayuntamiento, lo que hace el mercado es que el 85% pasen por Santiago y menos del 15% por A Coruña y Vigo. La pena de todo esto es que al final tenemos dos aeropuertos pequeños y un aeropuerto medio mediano y no uno capaz de tener una oferta competitiva con Porto. Hace 30 años los tres aeropuertos gallegos movíamos sobre tres millones y medio de viajeros y Porto, dos millones. Ahora, Porto mueve 12 millones y entre los tres gallegos juntos no llegamos a seis. Y espero que eso que pasa con los aeropuertos no pase con los puertos, porque podría suceder también.
Para mucha gente de fuera de Galicia, Santiago es la gran referencia del país. Así que hacer país es hacerlo en Santiago, ¿no?
Galicia es una desconocida. Lo que la gente conoce es Santiago, por tradición histórica. En toda Europa del este, si dices Galicia piensan en Galitzia, es decir en Polonia e incluso en una parte de Ucrania. Tuve una discusión con un buen amigo mío que era conselleiro de Cultura, por unos carteles que habían puesto por Berlín y por Roma con fotos de la catedral, se veía sólo la parte de arriba y decían algo así como: "¿Dónde está esto? En Galicia". Le dije: "¿Pero no te das cuenta de que, si no pones Santiago, la gente va a pensar que estás haciendo publicidad de Cracovia?". Santiago es la percha de todo el turismo de Galicia, sobre todo del turismo más diversificado. Hay unos 150 municipios de Galicia que están atravesados por los diferentes caminos de Santiago y en muchos de ellos la actividad derivada del Camino es la principal actividad económica y su sustento económico. Eso pasa en Galicia, pero también en León, en Navarra, incluso en Portugal. Son ríos de gente que acaban aquí y que nosotros tenemos que gestionar, porque es un problema de presión del mercado y de vivienda, por los pisos turísticos.
¿Y cómo gestionan ese problema?
"Galicia es una absoluta desconocida"
Si lo dejamos, el mercado se llevaría todo el casco histórico para el turismo. Todo. Sólo entre enero y marzo tuvimos 180 solicitudes de cambio de uso de viviendas del casco histórico, todas de uso residencial a uso turístico. Al revés, ni una. El mercado ejerce una presión brutal que nos lleva en una dirección. Desde el punto de vista de la Administración pública, tenemos que tener clara nuestras prioridad, que es defender el carácter residencial, de ciudad viva, no un decorado turístico. Y además de medidas coercitivas y urbanísticas, tenemos que habilitar medidas de apoyo, de ayuda y de colaboración, porque si no mucha gente se nos rebota. Hay quien nos dice: "Ustedes están sólo para poner dificultades, tengo una propuesta, me dan 3.000 euros al mes por mi piso, me fastidiáis, me tocáis la puñeta, me ponéis 20.000 limitaciones y luego me decís que lo alquile por 600".
El mercado tira en una sola dirección. Cada vez que cierra una mercería o una tienda de ropa en el casco histórico, abre una tienda de regalos para turistas. Hay quien piensa que hay soluciones reglamentistas, como una ordenanza reguladora, pero eso no sirve porque ninguna ley te autoriza a decirle a un comerciante lo que tiene que vender. Lo único que podemos hacer es crear las condiciones para que el comercio pueda ser viable, fijando población a través de ayudas y subvenciones que mantengan el comercio de proximidad. El éxito turístico tiene consecuencias, por eso defendemos una tasa turística, para que quien nos visita se conciencie y contribuya, y para que esa parte de la ciudadanía que sólo ve problemas en los turistas vea también un beneficio práctico.
Como capital de Galicia, Santiago también tiene relevancia política, y en estas elecciones que el PSOE mantenga la Alcaldía también va a tener una lectura fuera de la comunidad. ¿Comparte esa impresión?
No tengo ninguna duda. El PP está situando estas elecciones en clave "Feijóo presidente, Alfonso Rueda que siga de presidente". Ellos entienden que ganar estas municipales sería un espaldarazo para Alfonso Rueda y para Feijóo, y que en cambio no ganarlas tendría otra lectura. Me parece terrible, porque lo que vamos a elegir es al alcalde de Santiago, al gobierno municipal de Santiago, de A Coruña, de Vigo, y lo que tenemos que decidir es un proyecto para Santiago, para A Coruña, para Vigo o para Ferrol, y nos jugamos muchísimos más temas que quién va a ser presidente del gobierno. Las elecciones para la presidencia del gobierno tendrán su momento.
¿Y en el PSdeG? ¿Cree que los resultados del 28M se leerán también en clave interna por las divisiones que hay ahora en el partido, y que podrían aclarar un poco las cosas sobre el liderazgo de la formación?
"Lo que vamos a elegir son proyectos locales, no quién va a ser presidente del Gobierno ni de la Xunta"
Son dos preguntas en una. No creo que en el PSdeG haya divisiones internas. Ahora mismo tenemos un partido unido, con un secretario xeral respetado y querido por el conjunto de la militancia. No hay confrontación interna. Hay líderes que afortundamente hemos recuperado, como el actual delegado del Gobierno, y estoy seguro de que después de las elecciones municipales el PSdeG escogerá a su candidato a la Xunta de Galicia. Podría decir también candidata, pero los nombres que están ahora sobre la mesa son masculinos.
¿Se refiere al delegado del Gobierno, José Ramón Gómez Besteiro; al ministro de Sanidad, José Miñones, y al secretario xeral, Valentín González Formoso?
Sin profundizar más, son nombres masculinos. Pero cualquier decisión que se tome será una decisión responsable, razonable y compartida. Al margen de eso, es evidente que el resultado va a tener una lectura política. Decir otra cosa sería negar lo obvio.
Me refiero a si un mal resultado se podría leer como un toque de atención a la actual dirección. El secretario xeral es candidato en As Pontes, el secretario de organización es el número dos por A Coruña; en Ourense se han suspendido las primarias y la ejecutiva ha puesto a un candidato afín, Lugo está vinculada a Gómez Besteiro...
Ya digo que es inevitable una lectura política, pero no creo que vaya a tener ningún tipo de influencia. En junio o en julio habrá que decidir quién será el candidato, porque creo que el PSdeG debe estar preparado para las elecciones autonómicas. Esto es una opinión particular mía, porque creo que no deberían convocarse antes de las generales, pero puede suceder que a quien corresponde convocarlas [al presidente de la Xunta, Alfonso Rueda] le entre la tentación de hacer coincidir ambas según lo que vayan diciendo las encuestas.
"Si queremos que haya una alternativa real al PP en Galicia, va a estar centrada en un PSOE pragmático y moderado"
¿Usted tiene un nombre favorito para el candidato?
De entrada, mi secretario xeral, salvo que se decida otra cosa. Yo contemplo los nombres que usted ha dado con profundo afecto y admiración. Y hay algo que para mí es muy importante. Si queremos que haya una alternativa real al Partido Popular en Galicia, esa alternativa va a estar centrada en el Partido Socialista, en un Partido Socialista pragmático y moderado. Los gallegos no somos de extremos. Hay un sector en el centro que puede ir hacia un lado o a otro, pero lo que no va a asumir, desde luego, es ningún riesgo. Si percibe un riesgo por un lado, se irá hacia el otro o se quedará en casa. Lo importante es que, sea quien sea el candidato, debe ser moderado, prudente y que infunda confianza. La gente no espera a un genio que le vaya a resolver todo, no cree que existan esos genios ni santos que hagan milagros.
He agotado las preguntas que quería hacerle. ¿Me he dejado algo?
En Santiago decidimos si Santiago mantiene una determinada línea de progreso y tolerancia. Porque aquí tenemos sectores muy diversos y diferenciados, que dan una enorme riqueza, pero si no hay convivencia se puede montar un lío morrocotudo. Siempre pongo de ejemplo el 25 de julio, Día de Galicia. Allí, entre el Obradoiro y A Quintana y Platerías, en la catedral, estamos unos con la Casa Real, otros en misa, otros en la manifestación nacionalista, otros en la independentista, la republicana, los de Vox allí arriba... Todo esto tiene que coincidir en un sitio muy pequeño y sin liarla.
Y la línea entre que se pueda liar o no es muy pequeña. Si no se mantienen los equilibrios, se lía fijo, porque nadie va a aceptar que se le quite su espacio. Es importante que Santiago dé el salto que tiene que dar, que lo siga dando y que aproveche estos años, y que lo haga siempre con un estilo con el que todo el mundo se pueda sentir a gusto: el integrista español, el nacionalista acérrimo, el LGTBI, el de la iglesia más conservadora, el de la iglesia más progresista, el más institucionalista, el monárquico, el republicano... Tenemos que conseguir que eso siga funcionando.
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