Este artículo se publicó hace 9 años.
La muerte de Puig Antich, germen de una "transición inacabada"
El historiador y profesor universitario Gutmaro Gómez Bravo vuelve la mirada 40 años atrás para desgranar los entresijos de la sentencia de muerte del último ejecutado en España a garrote vil, el joven Salvador Puig Antich.
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MADRID.- Salvador Puig Antich formaba parte -como destaca el académico Juan Luis Cebrián- de un "pequeño" grupo político anarquista llamado Movimiento Ibérico de Liberación. Detenido en el otoño de 1973, el joven -de tan solo 25 años- fue condenado a dos sentencias de muerte por el supuesto homicidio de un policía de la llamada Brigada Política Social. Puig Antich. La transición inacabada es la obra del historiador y profesor universitario Gutmaro Gómez Bravo, que vuelve la mirada 40 años atrás para desgranar los entresijos en torno a la muerte de Puig Antich, así como el posterior tratamiento de la misma en temas de memoria histórica, durante una "transición inacabada en materia judicial", como destaca su autor.
El presidente ejecutivo de Prisa y académico de la RAE, Juan Luis Cebrián, y el vicepresidente del Tribunal Supremo, Ángel Juanes Peces, acompañaron al profesor de la Complutense -experto en materia franquista- en la presentación de esta obra que habla sobre “un procedimiento judicial imperfecto”.
“Eran momentos de grandes tensiones y todo empeoró con la muerte de Carrero Blanco. Aunque en el libro no aparece como tal, en su momento tuvimos la percepción de que la muerte del almirante marcó directamente la suerte desgraciada de Puig Antich”, señaló Luis Cebrián. En el libro se defiende la tesis –con la que ambos ponentes han asegurado que coinciden- de que la ejecución del joven catalán fue “más bien una venganza que un acto de justicia” y que probablemente, si no se hubiese producido el asesinato de Carrero Blanco, la suerte del joven hubiera sido otra.
Del primer capítulo Gómez Bravo destacó dos imágenes, la primera la del medieval garrote vil y la segunda la presencia de un mando de la Dirección General de Seguridad presente en la ejecución. "Ambas representan para mí la historia de una venganza cumplida”. En segundo lugar el profesor se hizo eco de la frase “no es necesaria, nosotros somos profesionales de las armas”, con la que el juez militar denegó la solicitud de la prueba balística al decano del Colegio de Abogados de Barcelona, y que muestra la sistemática vulneración del derecho a la defensa de los tribunales militares y la supremacía en el franquismo de la justicia militar frente a la civil.
El poder fáctico de los militares en aquella época, señaló el investigador, era patente. Incluso como resaltó Cebrián, Televisión Española fue fundada por militares. Una trilología de poder centrada en la iglesia, el Estado y el poder militar. “El franquismo trató de utilizar al Ejército para las intervenciones y a la judicatura y los jueces a la hora de que el régimen demostrara y justificara sentencias como la de Antich”.
Puig Antich. La Transición inacabada supone un relato sobre el camino recorrido por la democracia española que no ha invalidado las sentencias de los tribunales militares de la guerra y la dictadura. Y reflexiona sobre cómo se ha ido fraguando una realidad de “memorias enfrentadas” de la que es -después de Camboya- la dictadura que más desaparecidos dejó a su paso.
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