El inédito experimento político –un gobierno de coalición de PP y Ciudadanos, apoyado por la ultraderecha– que inauguraron tras las elecciones andaluzas de finales de 2018 el hoy presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno (PP), y el vicepresidente Juan Marín (Ciudadanos) entra en un otoño clave para su pervivencia.
En el horizonte aparecen los presupuestos para 2021 en los que trabaja desde julio pasado la consejería de Hacienda, que dirige Juan Bravo (PP), y que el Gobierno, según dijo este martes su portavoz, Elías Bendodo (PP), "a día de hoy" contempla aprobar.
Para ello, para sacar adelante sus terceras cuentas y no prorrogar las actuales, necesitará de nuevo a la ultraderecha, a Vox, porque un entendimiento con el PSOE parece bien remoto, a pesar de los ofrecimientos y mensajes que se lanzan de cuando en cuando desde una y otra parte.
Así, este martes, Susana Díaz, secretaria general del PSOE, que acudió al Palacio de San Telmo a entrevistarse con el presidente, trasladó a Moreno –en un encuentro de una hora y veinte, más o menos– lo siguiente, según informó el PSOE en un comunicado: "Estamos dispuestos al acuerdo en el presupuesto si el Gobierno andaluz quiere soltar la mano de la ultraderecha".
Díaz agregó que le causa "perplejidad" el debate sobre la posibilidad de que no se aprueben presupuestos andaluces para el año 2021. "Nuestras líneas rojas son que haya más sanitarios y más docentes. No hay excusas". "[El presupuesto] es imprescindible para contratar más sanitarios y profesores", indicó el PSOE.
La respuesta del portavoz parlamentario del PP, José Antonio Nieto –una persona clave en las negociaciones con Vox– a las palabras de Díaz fue, en su contenido, áspera: si el apoyo del PSOE a las cuentas para 2021 depende de que haya más recursos para la sanidad y educación públicas, que vaya "preparando el sí", porque los habrá, como ha ocurrido con las cuentas del presente ejercicio, según recoge Europa Press. Las cuentas del presente ejercicio, las de 2020, fueron aprobadas por Vox, PP y Ciudadanos, al igual que las del 2019. Nieto agregó que ni en salud ni en educación, Susana Díaz y el PSOE "le pueden dar lecciones al Gobierno de Juanma Moreno y al PP".
El tono de Bendodo, como corresponde al Gobierno, fue más solapado e institucional que el del partido: "Vemos con agrado que el PSOE-A esté dispuesto a sentarse a hablar del presupuesto, porque es fundamental". El portavoz manifestó que es posible poner a todos los grupos políticos de acuerdo en relación con el presupuesto, porque el Gobierno andaluz "no tiene líneas rojas" en la negociación. Bendodo añadió que se va a escuchar a todo el mundo –incluido Vox– y que serán bienvenidas las propuestas del PSOE y Adelante con el fin de que sea posible alcanzar un consenso de todos los grupos.
Ciudadanos también arremetió contra Díaz. Su portavoz, Sergio Romero, instó a la secretaria general del PSOE a demostrar con "hechos" que de verdad "tiende la mano" al Gobierno de la Junta, porque "se le seca la boca" diciéndolo con "palabrería bonita", pero "la mano se le queda cortita".
Vox aprieta cada vez que tiene ocasión y reclama su espacio en la mesa, pero de momento, no ha elegido ahogar al Gobierno andaluz. ¿En qué términos se firmará el nuevo pacto presupuestario, si es que se firma? De momento, los tres partidos –PP, Ciudadanos y Vox– tienen pendiente cerrar un acuerdo en la comisión de reconstrucción en la que solo están ellos, después de que PSOE y Adelante Andalucía decidieran abandonarla en protesta porque PP y Ciudadanos le entregaron la presidencia a los ultras. Las fuentes consultadas por Público no vislumbran en este momento problemas graves entre los socios y vaticinan un nuevo entendimiento a tres bandas a lo largo del otoño.
La aprobación de esas cuentas llevaría sin apenas grandes sobresaltos la legislatura en Andalucía hasta el año 2022, prácticamente hasta su final –los comicios anteriores fueron a finales de 2018–. El presupuesto andaluz es el mayor de todos los autonómicos y es una argamasa importante para cerrar grietas y desencuentros entre los tres partidos que aúnan fuerzas en Andalucía.
Las cuentas sirven además como elemento capital en la estrategia de confrontación con el Gobierno central que viene siguiendo el Ejecutivo de Moreno y que tan buenos réditos le dio en su momento al PSOE de Andalucía.
Díaz, tras su reunión con el presidente de la Junta, aseguró que ha hablado con el jefe del Ejecutivo central, Pedro Sánchez, y que tiene su compromiso para que Andalucía reciba el "trato que merece" en el Presupuesto General del Estado para el 2021.
Por ello, reclamó al presidente andaluz que, a su vez, medie con su jefe de filas, Pablo Casado, "para que facilite ese presupuesto que beneficiará a los andaluces".
Este es en realidad el único escenario que podría, tal vez, llevar al PP y a Ciudadanos a excluir a Vox de la negociación y, en su caso, aprobación del presupuesto andaluz del 2021: que se produjera un acuerdo a nivel nacional entre PP y PSOE, lo que hoy es muy remoto.
Cambios en el Gobierno
Moreno y Marín han resuelto hace unos días con cambios en el segundo escalón de la administración –salvo en la Consejería de Igualdad, que dirige Rocío Ruiz (Ciudadanos), que se ha vaciado de competencias– la crisis que se había abierto en julio y que iba camino de convertirse en un vodevil en medio de los rebrotes del coronavirus y de la angustia de las familias en la vuelta al colegio.
Aunque Marín no ha cerrado del todo la puerta a más cambios y le ha dado una patada al balón al emplazar el debate a la resolución de las auditorías encargadas por el Gobierno andaluz sobre la eficiencia de la Junta y su sector instrumental, las fuentes consultadas por Público aseguran que, de momento, los cambios se quedarán ahí.
Una vez engrasado de este modo el Ejecutivo, al gusto de Vox, que había dejado claro que no apoyaba derroches ni más consejerías de las existentes, Moreno y sus colaboradores afrontan ahora, además de la relevante tarea de dar seguridad a la ciudadanía ante la incertidumbre y el malestar que provoca el coronavirus, la de convencer a Vox para que apoye el tercer presupuesto.
Para el PP, embarcado en la complicadísima tarea de disputarle la hegemonía en Andalucía al PSOE, que ha ganado –primera fuerza– todas las elecciones autonómicas, salvo unas, las de 2012, es clave ser capaz de culminar una legislatura larga, estable y tranquila, que le permita a Moreno ir a otros comicios con el marchamo de gobernante, y sin despertar el voto de la izquierda.
La dependencia del PP y Ciudadanos de la ultraderecha, y las propias políticas ejecutadas por Moreno –algunas, como las reformas urbanísticas, ejecutadas por la puerta de atrás, vía decreto-ley en plena pandemia– dificultan el viaje al centro que pregona el presidente como vía estratégica para asentarse en el Gobierno andaluz. La izquierda, desde luego, lo recuerda a diario. Sin Vox, sin la ultraderecha, no hay paraíso para el PP andaluz en esta legislatura.
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