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Miquel Roca pidió al juez Castro una cita secreta para abordar la imputación de la infanta Cristina

El instructor del caso Nóos revela en la Audiencia Nacional que el abogado de Cristina de Borbón ofreció un encuentro en una finca rústica, al abrigo de testigos, que hubiera colocado al juez en una situación imposible de justificar

El juez José Castro, en una foto de archivo. EFE

JULIA PÉREZ

MADRID.- Otra vuelta de tuerca en las operaciones desplegaras para salvar de una condena a Cristina de Borbón. El juez instructor del caso Nóos, José Castro, ha revelado en una carta dirigida al juez Santiago Pedraz, de la Audiencia Nacional, que el abogado Miguel Roca, defensor de la infanta, le pidió una reunión secreta en una finca rústica mientras decidía si imputaba a la hermana de Felipe VI en la causa.

La carta ha sido dirigida mediante notario al juez Pedraz, quien lleva la investigación sobre Manos Limpias y Ausbanc por los supuestos delitos de extorsión, estafa, amenazas y organización criminal entre otros. Y consta en el sumario abierto en el juzgado central de instrucción 1.

La petición de la entrevista discreta, al abrigo de testigos, se produjo en los primeros días del mes de diciembre de 2013,  mientras el juez instructor 3 de Palma tenía pendiente de decidir si aceptaba la imputación de la infanta por dos delitos fiscales, cometidos junto a su marido Iñaki Urdangarin, que había solicitado el pseudosindicato Manos Limpias y que ha llevado al banquillo a Cristina de Borbon.

El intermediario fue Jaime Riutort, integrante del equipo de la defensa de Cristina de Borbón, quien le transmitió la petición de Roca para reunirse.

"Lo que me llamó la atención no fue la pretensión en sí puesto que la puerta de mi despacho siempre ha estado abierta para cuantos Letrados han querido acceder a él sin necesidad de pedir cita previa, sino el hecho de que mi interlocutor enfatizara las condiciones en que esa reunión debía celebrarse", relata el juez en su carta a la que ha tenido acceso Público.

"El lugar sería una finca, que mi interlocutor no sabía en ese momento si estaría ubicada en Barcelona o Mallorca y que, por lo que sigue, deduje, o quizá se me dijo que se trataría de una finca rústica, garantizándome insistentemente que estaría al abrigo de periodistas y fotógrafos, asegurándome en definitiva la más completa intimidad".

"No le pregunté cuál sería el orden del día de tal reunión porque era obvio que el Sr. Roca y yo no teníamos más tema en común que el de Doña Cristina de Borbón”, explica el juez Castro a su colega Pedraz.

"Era obvio que el Sr. Roca y yo no teníamos más tema en común que el de Doña Cristina de Borbón”, explica Castro quien pensaba grabar la conversación

“Mi contestación –prosigue Castro- fue la de que sería la primera vez que yo me negara a recibir a un Letrado que interviene en una causa que yo instruyo pero que la reunión debería tener lugar necesariamente en mi despacho, bien del propio Juzgado y en horas de audiencia o bien, a cualquier hora del día, en el Juzgado de Guardia si es que se coincidiera con la prestación de ese servicio”.

“Sorprendido por la propuesta”, Castro comunicó lo ocurrido a la secretaria del juzgado “y ambos coincidimos en que por sí sola no era denunciable ni obligado el documentarla en la causa, quedando a la espera de la respuesta que al respecto el Sr. Riutort me había anunciado y cuya grabación, dadas las circunstancias, ya tenía previsto realizar al igual que de la propia conversación que mantuviera con el Sr. Roca si es que tal reunión se llegaba a producir”, agrega el juez.

“Pasaron los días y de la respuesta del Sr. Roca nunca más se supo ni yo me interesé por ella!”.

"Yo no puedo ni debo adivinar qué proposiciones se me hubieran podido ofrecer de haber concurrido a esa pretendida reunión altamente secreta"

"De cara al exterior yo no puedo ni debo adivinar qué proposiciones se me hubieran podido ofrecer de haber concurrido a esa pretendida reunión altamente secreta. Es más, dudoso pudiera ser incluso que se me cursara alguna y no, en cambio, el pretender situarme en un escenario en el que mi papel sería de muy difícil, por no decir imposible, justificación”, agrega Castro en su escrito dirigido a Pedraz.
José Castro contactó con el juez central de instrucción 1 al difundirse la operación contra Manos Limpias, que ejerce la acusación popular de la infanta en el juicio Nóos. Pedraz investiga un supuesto soborno de 3 millones de euros.

Castro comentó la conversación al fiscal del caso, Pedro Horrach, por si tuviera conocimiento de ellos y este le contestó con "un escueto 'no'".

Cuando conoció las informaciones sobre la presunta extorsión de Manos Limpias a los abogados de la infanta explica que se preguntó si también se le había hecho al sindicato "un ofrecimiento similar" y que, al contrario que él, "aquél sí llegara a ser aceptado".

Según la misiva, que Pedraz ha incorporado en la causa y de la que le ha dado traslado al fiscal Daniel Campos, Castro relata que el pasado 22 de abril puso estos hechos en conocimiento del decano de los juzgados de Palma, Francisco Martínez Espinosa, así como la posibilidad de ofrecerse como testigo en la causa de Manos Limpias.

El Decano, según el escrito, dijo que conocía a Pedraz e intermedió para que mantuvieran comunicación telefónica a través del móvil de Martínez Espinosa ante el "recelo" de Castro a hacerlo a través del suyo por su temor de tenerlo intervenido, por lo que éste presenció la llamada "durante todo el tiempo de su duración".

Ante todo, según dice en su carta, Castro le manifestó a Pedraz su inquietud de que lo que le iba a comunicar se pudiera interpretar en primer lugar "como un interés personal es obtener información sobre sus diligencias, por lo que cuanto menos supiera de ellas, mejor", y en segundo lugar que "desterrase cualquier equívoco sobre que pretendiera abogar por el sindicato Manos Limpias".

De hecho, le dijo en esa conversación que si la medida de prisión provisional decretada para el líder de Manos Limpias, Miguel Bernad, "mereciera ser compartida" por su letrada en el caso Nóos, Virginia López Negrete, pues que "así fuera, al igual que aplaudiría su expulsión" de esa causa "si se constatase su responsabilidad en los hechos

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