Las Mareas Blancas preparan una gran movilización en Andalucía contra el nuevo desvío de fondos de la sanidad a la privada
Bajo el lema "Nos roban la sanidad, nos quitan la vida", buscan defender el servicio público frente a la "obsesión" del Gobierno andaluz por privatizarlo, entre otras razones.
Sevilla-Actualizado a
Las listas de espera en Andalucía, que la Consejería de Salud oculta desde hace meses, y para cuya reducción prepara, otra vez más sin contar con los sindicatos sanitarios, un nuevo desembolso de 734 millones de euros en cuatro años en transferencias a la privada, se han convertido en un nuevo frente de batalla en la Comunidad más poblada.
Las Mareas Blancas por la sanidad pública han convocado para el próximo 28 de octubre, sábado, en el centro de Sevilla una gran manifestación que, bajo el lema "Nos roban la sanidad, nos quitan la vida", busca defender el servicio público frente a la "obsesión" del Gobierno andaluz por privatizarlo, entre otras razones.
Para las Mareas, "el gobierno de Moreno Bonilla está obsesionado con favorecer el trasvase del dinero de la sanidad pública a manos privadas, mediante externalizaciones, conciertos con centros privados (que resultan más caros y tienen peor calidad), subvenciones a los facultativos del sector público que trabajan además en centros privados, falta de control del gasto farmacéutico (han suprimido las subastas y otros sistemas de control) y apoyo indisimulado a las empresas privadas".
"Ambas decisiones están relacionadas: primero se deteriora el sistema público, y cuando conscientemente se ha provocado el malestar, se propicia que, el que pueda, adquiera un seguro privado. Es importante subrayar que gran parte del dinero trasvasado va a engordar los beneficios de fondos de inversión extranjeros y multinacionales. Esto parece ser la decisión ideológica de fondo del gobierno andaluz actual".
"Es el plan perfecto. Primero, bloqueas la sanidad pública, las listas de espera engordan sin parar, bloqueas la bolsa de contrataciones… El cóctel es perfecto para así justificar que dedicas 734 millones. Y eso lo venden como un éxito. Con el dinero público financias la empresa privada", abunda Antonio Macías, de la federación de Sanidad de UGT.
"El portal de transparencia es el menos transparente de la historia. Información, cero patatero", remacha Macías, preguntado sobre los datos de listas de espera. Según los últimos datos del Ministerio de Sanidad, a finales de 2022, había 881.439 andaluces a la espera de una consulta con un especialista.
El tiempo medio de espera para ver al especialista en Andalucía en 2022 era el mayor del Estado: 123 días.
En términos absolutos es la mayor cifra del país, lo que puede tener un sentido, al ser la Comunidad más poblada. Sin embargo, en términos relativos –pacientes por mil habitantes, que indica el número de personas en espera estructural pendientes de una primera consulta– se trata también del un dato muy elevado: el segundo peor, solo por detrás de Cantabria. El tiempo medio de espera para una consulta en Andalucía a finales de 2022 era también el mayor del Estado: 123 días.
En medio de esta batalla, esta vez a cuenta de las listas de espera, se han producido dimisiones y reubicaciones en la dirección del Servicio Andaluz de Salud, a las que el Gobierno quiere darle normalidad –"han coincidido" en el tiempo con la polémica, aseguran–, mientras el PSOE exige explicaciones. Las casualidades rara vez se producen en política.
La oposición acusa con aspereza al Gobierno andaluz de no apostar, de dejar morir a la sanidad pública por ideología, para beneficiar el negocio de unos pocos, mientras el gabinete de Juan Manuel Moreno Bonilla (PP) se defiende con contundencia de los socialistas y recuerda que los conciertos sanitarios no los inventaron ellos y que ya se producían con el PSOE en la Junta.
La ola de las externalizaciones, del desvío de fondos públicos a manos privadas, no se produce solo en Andalucía. Gobiernos de todo signo político recurren a esta práctica, criticada por los sanitarios, que reclaman que ese dinero se invierta en el sistema público, en adaptarlo a los tiempos y en mejorarlo.
El Servicio Andaluz de Salud sufre un deterioro desde hace años que se ve por todas partes. "Tras la década 2011-2021 marcada por los masivos recortes presupuestarios debidos a la política de austeridad (20.000 millones de euros recortados a la sanidad pública andaluza), nuestros recursos sanitarios quedaron claramente mermados", analizan las Mareas en el manifiesto Nos roban la sanidad, nos quitan la vida.
La presión de la pandemia covid ha contribuido a que se vean sus costuras. "Casi desbordó nuestro sistema sanitario. Solo pudo solventarse [esa crisis] gracias al tesón de los profesionales, presupuestos especiales nacionales y mediante la desatención temporal a gran parte del resto de otras patologías", consideran las Mareas.
Los gabinetes de Moreno Bonilla, a pesar de contar con millonarios fondos, y de proclamar que el SAS tiene el "mayor presupuesto de su historia" no han logrado frenar su decadencia. Hay comarcas, como la de Estepa, en las que el servicio público no se ofrece como debería. Y en las ciudades, conseguir una cita también se vuelve complicada por momentos.
Así describen la situación las Mareas: "La labor preventiva y comunitaria de los centros de salud está desapareciendo, unos hechos que son aún peores en las zonas rurales; las listas de espera para pruebas complementarias, consultas con otros especialistas y cirugía alcanzan niveles nunca vistos; en definitiva retrasos en el diagnóstico de las enfermedades y en el tratamiento a los enfermos. El enojo y malestar de la ciudadanía, y de los profesionales sanitarios maltratados y precarizados, son evidentes".
El análisis de las causas que hacen las Mareas es el siguiente: "Desde 2019 gobierna Andalucía el PP. En este tiempo, y sobre la situación de deterioro de la sanidad pública acumulado desde 2011, este gobierno [no ha] solucionado los déficits existentes: cada año faltan más profesionales a pesar de que hay plazas vacantes, personal disponible y presupuesto para ello, causando así la diáspora de este personal". Este, justamente, el de la falta de médicos, ha sido uno de los mantras a los que la Consejería de Salud ha venido agarrándose para explicar algunas carencias.
Vieja práctica
El Sindicato Médico Andaluz asegura sobre la última maniobra del Gobierno: "Destinar recursos públicos a conciertos privados es una vieja práctica del SAS. A los gestores les resulta más fácil derivar lotes de pacientes a la sanidad privada, haciéndolos desaparecer de golpe de las listas de espera (aunque después de ser asignados tarden tiempo en ser intervenidos), que incentivar y retener a los profesionales de la pública. Esta práctica perjudica a los pacientes, desincentiva a los profesionales, deteriora la sanidad pública y abre el camino a su debilitamiento".
El Sindicato Médico: "Han estado ahorrando en la pública para destinar fondos a la privada"
Añade el sindicato corporativo lo siguiente: "Esta inversión millonaria en conciertos privados se produce inmediatamente después de severos recortes en la actividad de tarde de los centros públicos. La reducción de consultas y quirófanos este verano ha sido la más intensa de los últimos años, algo que, como hemos denunciado, sin duda ha contribuido a empeorar las listas de espera. Se diría que el SAS ha estado ahorrando en la pública para destinar esos fondos a la privada. ¿Está financiando el SAS los conciertos con la privada con lo que se ahorra en las retribuciones de los facultativos de la pública? Eso parece".
Para el Sindicato de Enfermería las experiencias previas de derivación de pacientes a la privada no han sido positivas, puesto que las listas de espera han seguido incrementándose.
CCOO también considera que la Junta incumple el acuerdo sanitario firmado antes del verano, "pone en riesgo la salud de los andaluces" al dilatarse las listas de espera y emprende "una privatización encubierta" de la sanidad. El sindicato ve el plan del SAS para reducir listas de espera como un "boicot" a la sanidad pública: "Huele a gato encerrado", según recoge Europa Press.
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