Este artículo se publicó hace 6 años.
Marcelino CamachoEl lado más humano de un icono de la lucha antifranquista y sindical
Marcelino Camacho defendió a la clase obrera hasta que le fallaron las fuerzas. Ahora, el documental Lo posible y lo necesario le rinde homenaje a toda una vida de compromiso político y social.
Blanca Martí
Actualizado a
"Ni nos domaron, ni nos doblaron, ni nos van a domesticar", el lema de la lucha política y social llega a la gran pantalla con Lo posible y lo necesario. Un homenaje en forma de documental dirigido por Adolfo Dufour recoge la vida de Marcelino Camacho, con motivo de los 100 años de su nacimiento, desde la Guerra Civil hasta sus últimos años de lucha, pasando por el exilio, el nacimiento de CCOO y la carrera de fondo para acabar con la dictadura franquista. Hijo de un ferroviario afiliado a UGT, este antifranquista se planteaba siempre una pregunta: ¿Conformarme con lo que es posible o luchar por lo que considero necesario? Y siempre, pese a todo el esfuerzo y el dolor, lo necesario merecía más la pena.
Un largo camino de resistencia que atravesó de la mano de Josefina Samper, compañera de batallas que siempre estuvo a su lado, tejiéndole jerséis de cuello vuelto para soportar el frío de las cárceles o marchando junto a él con el puño en alto por las calles de Madrid.
"Un documental sobre Marcelino Camacho se tiene que hacer con la gente, desde abajo"
Lo posible y lo necesario es el empeño por conseguir que se conozca, desde un punto de vista humano, la lucha del sindicalista que resistió en la clandestinidad y el exilio. "Llevamos ya varios años trabajando con las memorias de mi padre, esta vez queríamos ir un poco más allá, queríamos hacer al espectador cómplice de su vida y de su lucha social", nos cuenta Marcel Camacho, hijo del líder sindicalista y encargado del guión y la documentación del proyecto. Un filme que no se olvida de las personas que lucharon junto a Camacho, desde el dolor de su familia cuando marchó al Frente y fue después detenido y encarcelado, hasta la formación y la lucha por los derechos de los trabajadores que compartió con sus compañeros de Perkins, empresa para la que trabajó como obrero metalúrgico.
El documental ha sido posible gracias a la entrega de la gente y su respeto al personaje: crowdfunding para la financiación y cesiones de espacios para la proyección. La banda sonora, compuesta por Pablo Miyar e interpretada por la Orquesta de Córdoba, también ha puesto su grano de arena en todo esto. Una música que mantiene la tensión del espectador del principio al final del audiovisual.
"De no ser por todas las personas que han colaborado en el proyecto para rendir homenaje a mi padre, esto no hubiera sido posible. Un documental sobre Marcelino Camacho se tiene que hacer con la gente, desde abajo", dice Marcel.
Durante dos horas de audiovisual, los vídeos de archivo de la vida del sindicalista, así como algunas declaraciones de familiares y amigos, se mezclan con pequeñas 'píldoras teatrales', acompañadas de un violonchelista, que rompen con la estética del documental tradicional. Carlos Olalla como Marcelino, y Gloria Vega como Josefina, representan a ambos personajes con una delicadeza especial.
"No queríamos ser ellos, sino apropiarnos de sus palabras, repetirlas y transmitirlas al espectador", confiesa Gloria. "Queríamos convertir nuestra actuación en algo onírico y darle magia".
Es evidente que la admiración de ambos por la pareja les colocó detrás de las cámaras con muchísimo cariño. "Josefina y Marcelino demostraron que, en un mundo tan vacío como el nuestro, se puede ser coherente con tus principios. Siempre fueron dos gigantes", cuenta Carlos. "Este guión ha sido creado con mucho amor y un claro mensaje esperanzador".
Una historia de amor y camaradería
La historia parece que ha tratado siempre de colocar a las mujeres a la sombra de los 'grandes hombres', aquellos que vivieron dejando huella. Pero el caso de Josefina y Marcelino no fue así. La figura de Josefina jamás desapareció detrás de él. Los dos se formaron y, fieles a sus ideales, lucharon juntos para aprender todavía más. Y los dos brillaron.
Marcelino Camacho, hijo de familia obrera y ferroviaria, aspiraba a crear la unidad sindical, siendo uno de los creadores de Comisiones Obreras. Este líder sindical fue una figura muy vinculada a la ciudad de Madrid donde resistió junto al 'No Pasarán'. Marcelino pasó gran parte de su vida en cárceles. Por su parte, Josefina Samper comenzó a los doce años su militancia en las Juventudes Socialistas Unificadas y dos años después se afilió al Partido Comunista. También impulsó la creación en 1965 del Movimiento Democrático de Mujeres, germen de lo que sería el actual movimiento feminista.
Tal y como explican en el documental los vídeos de archivo de Josefina, la pareja se conoció en 1944, cuando ella participaba en la bienvenida organizada por el PCE en Orgel (Argelia) a tres jóvenes antifranquistas que habían huido de un campo de concentración de Tánger. Uno de ellos, con gran delgadez por el hambre, era Marcelino. A partir de ese momento, entre ellos se construiría una relación de camaradería y amor. Años más tarde, la pareja, junto a sus dos hijos, se mudaría a Madrid, cerca de la cárcel de Carabanchel. Aseguraban que Marcelino entraría muy pronto detenido y querían estar cerca de él. Ese era el amor y la ternura de Josefina: sacar a su familia adelante, seguir en la lucha y preparar cazuelas de comida caliente cada mañana para Marcelino y sus compañeros presos. Una pareja que sufrió, pero que también resistió siempre con alegría. 'Nunca me veréis llorar', repetía siempre Josefina.
'Nuestro baile era sencillo, muy unidos, como iba a exigir la vida que habíamos elegido', recitan los actores poniendo voz a la pareja. Un baile que haría que Josefina Samper y Marcelino Camacho lucharan juntos hasta que les fallaran las fuerzas.
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