Este artículo se publicó hace 2 años.
Las implicaciones de la victoria de Lula para Latinoamérica y el mundo
Inna Afinogenova
Madrid-
Hoy es un mal día para las cloacas judiciales y mediáticas, para Mario Vargas Llosa y toda la internacional facha, en la que Bolsonaro ha sido un elemento importante.
Luego de ser acusado de múltiples delitos que se demostró que no cometió, luego de ser encarcelado injustamente durante casi dos años en los que ha visto morir a su hermano y a su nieto, luego de ser absuelto y liberado, el que un día se convirtió en el mandatario más popular de la historia de Brasil, vuelve a ganar la presidencia. Y esto es histórico para Brasil, pero no solo para Brasil: también para Latinoamérica y para el mundo.
Lula ya avisó que este sería un Gobierno de un único mandato, es decir: hablamos de cuatro años, y cuatro años dan para lo que dan. Pero ya marcó algunas prioridades de su Gobierno de aquí a 2026. Primero y lo más urgente: acabar con el hambre.
Ahora mismo, según la FAO, más de 60 millones de brasileños viven alguna situación de inseguridad alimentaria, comen una vez al día en el mejor de los casos. En una entrevista que le han hecho en campaña, Lula dijo entre lágrimas que era algo inconcebible cómo en una potencia agropecuaria tantísima gente pase hambre. También dijo que su Gobierno sería un Gobierno más de coalición, no un gobierno del PT. "Gobernaré para 215 millones de brasileños, somos un país, un pueblo, hay que bajar las armas, el pueblo está cansado de ver al otro como enemigo".
Tras el anuncio de su victoria, Lula habló también de que su Gobierno retomaría la protección de la selva amazónica. Este es otro desastre que deja la gestión de Bolsonaro: durante estos últimos cuatro años la deforestación de la Amazonía ha batido récords en beneficio de las corporaciones extractivistas, maderera y de grandes capitales.
Uno de los "sellos" de sus gobiernos anteriores, más allá de las políticas sociales, ha sido la política exterior, especialmente de desarrollo e integración sudamericana. Brasil con Lula fue potencia internacional y esta noche avisó en su discurso que Brasil ha vuelto, que no puede seguir relegado al papel de paria mundial. La presidencia de Lula podría potenciar a toda la región, darle un paraguas a toda Latinoamérica para tener más poder en la negociación. A solas es más complicado: no es lo mismo solo México, solo Colombia, solo Argentina, que México, Colombia, Argentina, Cuba, Venezuela y Brasil. Esto sería un factor estabilizador muy importante sobre todo para países como Argentina -que baten récords de la inflación y tienen tremenda escasez de divisas-.
La salida de Bolsonaro es simbólica también para la región porque se trataba del último integrante aún en funciones del ya muerto grupo de Lima, fundado con el único objetivo de sacar a Nicolás Maduro del poder y colocar a Juan Guaidó al que ahora no saben cómo desechar. En estas horas se está viralizando una fotografía en la que aparecen los líderes del antes importante y ahora inexistente organismo juntos, tachados todos: El ex presidente de Ecuador, Lenin Moreno, el colombiano Iván Duque, Sebastián Piñera, Mauricio Macri y, finalmente, Jair Bolsonaro.
Como dije, Latinoamérica tendrá más poder para negociar al sumar en sus filas a una figura tan importante a nivel internacional como Lula. Si se apuesta al multilateralismo, como prometió Lula, tendrán un papel clave en la construcción del nuevo orden global del que todos estamos hablando en los últimos meses.
A nivel económico hasta podrían sacar beneficios de este contexto geopolítico de competencia entre EEUU y China: convirtiéndose en un polo importante de inversiones, proyectos de infraestructura, tecnología, comercio, etc. A nivel diplomático, con Brasil de regreso en el tablero, estamos hablando de una región que podría ser decisiva para la resolución pacífica del conflicto que nos tiene a todos en vilo. Ni Rusia, ni EEUU, ni Europa parecen estar dispuestos ahora a buscar una salida negociada a esta guerra. AMLO ya hizo un intento pacificador, proponiendo un plan de cese de hostilidades que fue rechazado por Kiev (al considerarlo favorable a Rusia). La voz de Lula podría tener un peso determinante.
Al inicio de la guerra Lula condenó la invasión rusa, pero dijo que si Zelenski quisiera paz, la estaría negociando, con lo cual Zelenski quiso la guerra y es tan culpable como Putin. Unas declaraciones que en seguida lo catapultaron al Olimpo de los 'proputin' y la izquierda isengard.
Bueno, más allá de la desfachatez de reducir a Lula a etiquetas, una de las cosas por las que dice Lula que va a abogar durante estos años es por integrar a más miembros en el Consejo de Seguridad de la ONU, y ojo: acabar con el derecho al veto.
Tiene una visión totalmente independiente de todas las corrientes actuales, de otras potencias globales o regionales. A la vez tiene un poder integrador muy fuerte a nivel internacional y una credibilidad o autoridad para hablar tanto con Latinoamérica, como con Europa, como con China, África o EEUU.
Su victoria es una gran oportunidad para la región que no quita que haya que tener el ojo puesto en el "bolsonarismo" que se mostró muy fuerte y consolidado, en el fascismo representado por Miléi que parece ganar terreno en Argentina, y sobre todo, en un posible regreso de Trump al poder en EEUU.
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