Este artículo se publicó hace 5 años.
Iglesias y Cebrián, unidos contra Sánchez
El líder de Unidas Podemos y el expresidente del Grupo Prisa se vieron las caras en la presentación de la novela de Daniel Serrano, titulada 'Cal viva'. Como estaba previsto, saltaron chispas y se recopilaron frases memorables.
Madrid--Actualizado a
Daniel Serrano, periodista y escritor, hermano de un famoso cantautor (Ismael) y de un histórico periodista de El País (Rodolfo) consiguieron lo inimaginable: sentar a conversar en público a Juan Luis Cebrián y a Pablo Iglesias. Las malas lenguas dicen que, en realidad, el encuentro lo propició la animadversión de ambos hacia Pedro Sánchez y la convocatoria de nuevas elecciones generales.
Las menos malas, que este encuentro se hubiera producido igualmente si hubiera habido coalición de Gobierno entre PSOE y Unidas Podemos porque Cebrián, sorprendentemente, firmó una columna en El País a favor de esta coalición y alabando a Iglesias, el pasado 9 de septiembre. Las mejores de todas afirman que el encuentro era seguro, aún sin ninguno de estos nuevos factores, porque en la novela que Daniel Serrano presentaba, titulada Cal viva, se destripa la relación entre una personalidad de la Transición que la cree modélica y su hijo de cuarenta que no la ve tan clara y ninguno de los dos, ni Cebrián ni Iglesias, huyen de los debates difíciles.
Así que el morbo estaba requeteservido, antes de que llegara nadie. Varios diarios habían recopilado las lindezas que ambos se han dedicado en los últimos años de enfrentamiento a muerte –aunque sea figurada–, para anunciar el acto que arrancaba este miércoles las 19:30 en el Círculo de Bellas Artes. En la memoria de todos, El Tramabús de Podemos de 2017, en el que aparecía el expresidente de Prisa con una frase que se le atribuye: “Es más fácil quitar gobiernos que ponerlos” y, también, la frase de Iglesias a Sánchez en sede parlamentaria, cuando el PSOE se debatía en 2016 entre un gobierno con Podemos o con Ciudadanos: “Desconfíe de los consejos de quien tiene su pasado manchado de cal viva”, le dijo, haciendo alusión a Felipe González, los GAL y la presunta vinculación del expresidente socialista con el terrorismo de estado contra ETA.
Cebrián, por su parte, atacó a Podemos durante años desde su periódico y personalmente. "Podemos me hace mucha gracia, porque que los dos líderes más reconocidos en un grupo anarquista o antisistema o lo que sean, se apelliden Iglesias y Monedero..., apellidos que no dan mucha idea de alternativa", dijo cuando Podemos empezaba. Después denunció al líder de Unidas Podemos por alentar una "campaña de desprestigio" contra el periódico El País, que llegó a titular: "Iglesias intensifica la campaña contra Prisa como parte de su estrategia política", etc.
A este preámbulo se sumó el factor Errejón. A la entrada a la sala Valle Inclán, decenas de cámaras y periodistas, hacinados en dos metros cuadrados, esperaban a Iglesias para tratar de sacarle alguna declaración sobre Íñigo Errejón, que a esa misma hora presentaba su candidatura, en la sede de UGT. De hecho, en la sala se escuchaban sus palabras en los móviles hasta que los protagonistas llegaron. Porque, para más morbo todavía, Más Madrid tenía previsto presentar su candidatura en el mismo edificio, pero finalmente cambió de ubicación. Sobre el enjambre mediático que acompañó a Iglesias hasta el coloquio se escucharon dos frases: “¿Tiene miedo del señor Errejón?” y la respuesta: “Hoy toca hablar del libro”. Y del libro se habló y todas las lenguas (las malas, las menos malas y las mejores) tuvieron razón.
Los protagonistas se reunieron porque esta novela y el tema les había interesado, porque su animadversión a Pedro Sánchez también les une y porque ambos creen que lo mejor para este país es una coalición del PSOE con Unidas Podemos.
¿Y cómo fue el duelo? ¿Hubo sangre? Hubo golpes, algunos hasta bajos pero ambos venían a ser cordiales. Iglesias afirmó al poco de empezar: “La verdad es algo proscrito que sigue siendo molesto. […] Cuando decimos que los bancos controlan a los medios de comunicación, sonamos impertinentes”.
Cebrián arrancó elogiando la novela aunque no del todo (“en algunas cosas parece una primera novela”) y marcando sus paralelismos con otra novela suya, La Rusa. Después atacó a través de una frase del libro. “Somos una generación que siempre pierde”, sobre la generación de Pablo Iglesias y dijo que eso le preocupa porque “sois los que vais a tener que sacar adelante a este país”.
Iglesias le respondió sin mover una ceja. Le explicó, muy tranquilo, que la salida que le gustaría sería muy suave: “El Gobierno más a la izquierda que ha tenido este país”, pero que el PSOE aspira a conseguir algún acuerdo con la derecha. A eso Cebrián no respondió.
Pero más allá de los golpes, resultó que el exconsejero delegado de Prisa de verdad venía en cierto son de paz (si dejamos al margen Venezuela, Bolivia y el chalé, que de eso también habló). Cebrián venía a declarar que cree que el bipartidismo no va a volver y que el futuro pasa por coaliciones o porque la democracia se tambalee y que eso le preocupa. “Por eso yo me pronuncié a favor del gobierno de coalición porque es lo que va a haber”. Se declaró a favor del pacto, del compromiso, no del diálogo, “el diálogo no vale para nada”, llegó a afirmar. “Sin pactos el sistema se viene abajo y, si se viene abajo, las izquierdas no serán las que salgan beneficiadas”. “Yo quiero que la democracia persista”, añadió.
Cebrián venía a declarar que cree que el bipartidismo no va a volver
Tras su alegato en favor de las instituciones, Iglesias contraatacó con lo ocurrido en 2016 y con las cloacas. En este país “se respetan las instituciones en función de lo que la gente vote”. Después de 2015–16 aparecen las cloacas porque “había que eliminar a una fuerza política” que podía llegar a gobernar, a entrar en el poder, expuso. “Por eso no ha habido gobiernos de coalición porque el objetivo nunca ha sido integrar a Podemos, ha sido eliminarlo”, concluyó.
Cebrián a eso, sin inmutarse, le respondió: “Las cloacas del estado han estado en todos los estados, la democracia no es un régimen maravilloso, la justicia maravillosa no existe”.
Los golpes a Pedro Sánchez
Ambos venían a eso también. Casi más Cebrián que Iglesias. El líder de Unidas Podemos recordó que Pedro Sánchez ha hecho lo mismo que hubiera hecho Susana Díaz. Cebrián ha subrayado que Sánchez lo único que ha declarado que quiere cambiar de la Constitución es el artículo 99, el mismo que quiso cambiar Rajoy, para ser presidente por ser el más votado. “Vosotros tenéis más o menos un proyecto, algunos no lo tienen”, dejó caer en otro momento del coloquio.
Franco también les puso de acuerdo contra Sánchez. “No es más progresista Pedro Sánchez por desenterrar a Franco”, afirmó Juan Luis Cebrián. “Hay que desenterrarle de una puñetera vez y dejar de hablar de esto porque lo han revitalizado”, añadió. Iglesias, mientras, asentía y luego añadía cuánta memoria histórica nos falta.
La coyuntura internacional
Cebrián aprovechó para recordar que ahora la coyuntura es otra, que hay un buen puñado de gobiernos al borde de la democracia y para dar un buen montón de nombres de presidentes que dan miedo. “Habría que tratar de reformar el sistema para que vosotros os pudierais incorporar”, afirmó rotundo y habló de globalización. “La política es una rama de la economía”, dijo. “Son los mercados los que regulan los gobiernos, pero no solo en España”, sentenció.
Iglesias, con orgullo patrio, sobre el auge de las derechas en el mundo le devolvió el guante: “Si hemos sobrevivido es porque hay una conciencia de los españoles que dicen 'es que estos cabrones dicen la verdad'. Y nos han ido salvando. Y si Pedro Sánchez hubiera cumplido con sus promesas tendríamos el gobierno más a la izquierda de Europa”. No es que no haya acuerdo, es que “la gente vota mal”, añadió, consiguiendo el aplauso del público. “Va a seguir habiendo intentos de que la gente vote bien y en cuanto la gente vote bien…”, ahí lo dejó.
Al terminar los dos se dieron la mano y en el aire quedaron un par de frases del viejo lobo del periodismo, que fue guerrero a pelear ante un público poco favorable: “Veo mucho Twitter, mucho me cago en tu padre […] y poco diálogo intelectual” y eso me preocupa, dijo. “España depende de vosotros ahora”, subrayó.
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