Huelgas, brutalidad policial y mentiras contra EH Bildu: Urkullu afronta un polémico final de mandato
El sector público del País Vasco vuelve a parar este martes en protesta contra las altas tasas de temporalidad. Se trata de la tercera huelga de este tipo desde octubre, lo que ensombrece la gestión del lehendakari.
Bilbao--Actualizado a
El lehendakari vuelve a desayunar este martes con datos de una huelga en el sector público de Euskadi. Siguiendo la convocatoria de una amplia mayoría de sindicatos –sólo UGT se mantiene fuera–, la administración de la Comunidad Autónoma Vasca vuelve a vivir una nueva jornada de protestas, esta vez con las elecciones vascas a la vuelta de la esquina.
No es ni la primera ni la segunda vez que Iñigo Urkullu compagina el desayuno con informaciones sobre una huelga en la plantilla del sector público: la de este martes será la tercera huelga de este tipo desde octubre pasado. Las razones son siempre las mismas: denunciar la precariedad laboral que afronta el personal.
"Mientras nuestras instituciones obtienen recaudación récord y superávit presupuestario, la temporalidad toca su techo histórico con un 44 % y la pérdida de poder adquisitivo supera el 8% en los dos últimos años", señalaron los sindicatos ELA, LAB, CCOO, Steilas y ESK el pasado 28 de febrero, cuando registraron esta nueva huelga.
Los servicios mínimos dejan sin derecho a huelga a miles de trabajadores, según los sindicatos
La tensión entre las centrales convocantes y el Gobierno Vasco se ha incrementado en los últimos días. En un comunicado conjunto, los sindicatos han denunciado que los servicios mínimos decretados por el Ejecutivo de Iñigo Urkullu y el Gobierno central –la huelga afecta también a las dependencias públicas del Estado en Euskadi– "dejan sin derecho a huelga a miles de trabajadores y trabajadoras".
"Una vez más, se pretende obstaculizar el ejercicio del derecho a la huelga con el único objetivo de minimizar su impacto y dar apariencia de normalidad en los centros de trabajo", afirmaron los sindicatos convocantes, que representan a una amplia mayoría del personal público en Euskadi.
La medida choca con el final tranquilo que Urkullu desea para la última recta de su mandato. El lehendakari, que ha sido destronado por el PNV y no se presentará a la reelección, ha convocado las elecciones vascas para el próximo 21 de abril. Con esa fecha en el horizonte, Euskadi vive ya un inconfundible clima electoral.
El papel de la Ertzaintza
En ese escenario, la tranquilidad deseada por el lehendakari contrasta con las imágenes violentas que han dejado las últimas intervenciones de la Ertzaintza. Las cargas policiales de las últimas semanas en Tolosa, Gasteiz o Donostia han dejado un saldo de varias personas heridas e imágenes que vuelven a poner en cuestión el modelo policial vasco.
EH Bildu y Elkarrekin Podemos han pedido explicaciones al Gobierno Vasco por estas actuaciones. Mientras crecen las interrogantes sobre tales intervenciones, el Ejecutivo liderado por Urkullu ha optado por embarrar el campo: pese a carecer de pruebas que así lo acrediten, el consejero Josu Erkoreka intentó vincular a EH Bildu con los altercados.
"¿A quién, ahora, le interesa hacer un doble juego y dar una imagen civilizada en el escaparate pero luego en la trastienda tener esta estrategia que puede erosionar la convivencia y quizás a otros partidos?", se preguntó Erkoreka.
Las encuestas dibujan un escenario preocupante para el PNV
Sus declaraciones, que provocaron un visible enfado en EH Bildu, no llegaron en un momento cualquiera. Las encuestas de cara a las elecciones del próximo 21 de abril dibujan un escenario preocupante para el PNV: según señalan los sondeos, la izquierda soberanista podría desbancar al partido de Andoni Ortuzar tanto en escaños como en votos.
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