BARCELONA
El PSC afronta las dos últimas semanas antes de las elecciones al Parlament del 12 de mayo con la certeza de que tiene muchas probabilidades de reeditar la victoria de hace tres años. Pero en esta ocasión la candidatura encabezada por Salvador Illa tiene el gran objetivo de ir más lejos y conseguir una ventaja suficiente que le permita lograr una presidencia de la Generalitat que no ostenta desde 2010, cuando perdió el cargo José Montilla.
La principal distorsión de la campaña diseñada por los estrategas del PSC es el futuro de Pedro Sánchez, que de entrada ya ha comportado que el presidente español no participara en el acto de inicio -celebrado el jueves en Sabadell-, ni este domingo asista al mitin de Santa Coloma de Gramenet. Muy próximo al presidente español, Illa reaccionó al anuncio haciendo un llamamiento a dejar atrás "el fango" de la política y la consigna entre los socialistas catalanes es redoblar esfuerzos para imponerse en las urnas.
Consciente de que la aritmética que salga del 12M puede ser endemoniada y dificultar alianzas, Illa de momento solo cierra la puerta a cualquier alianza con la extrema derecha, tanto la de Vox como la de Aliança Catalana, si es que el partido de Sílvia Orriols obtiene representación.
Con todo, como reconoció en la entrevista con Público, "todo el mundo sabe que yo represento a una organización política de izquierdas, por lo tanto las preferencias son formaciones de izquierdas con una idea clara que la prioridad tienen que ser los servicios públicos".
Dicho con otras palabras, su apuesta principal sería un tripartito con ERC y Comuns Sumar, una suma que a buen seguro le garantizaría superar la mayoría absoluta de 68 diputados en el Parlament. Es un acuerdo que también defiende la formación de Jéssica Albiach, pero que parece más complicado que pueda aceptar Pere Aragonès, a pesar de los acuerdos logrados los últimos años entre los dos partidos.
De hecho, hasta ahora no se ha articulado en el Ayuntamiento de Barcelona, a pesar de aglutinar a 24 de los 41 concejales del pleno y que su formación le garantizaría una cómoda mayoría en la alcaldía al socialista Jaume Collboni. En cualquier caso, si se llegara a formar supondría el retorno de un tripartito que ya gobernó la Generalitat entre 2003 y 2010, entonces con ICV-EUiA como marca electoral del espacio que ahora representan los Comuns.
Servicios públicos y financiación, las prioridades
En un escenario en que el conflicto territorial tiene mucho menos peso que en los comicios de 2021 y, sobre todo, que los de 2015 y 2017 -los momentos álgidos del procés independentista-, Illa centrará la campaña en defender la mejora de los servicios públicos -que sitúa como su gran prioridad si gobierna-, reclamar una nueva financiación autonómica con el argumento de que es el único que la puede conseguir por la presencia del PSOE en la Moncloa, y apostar por un refuerzo del autogobierno. Con el añadido de intentar dotarla de un componente de épica con llamamientos a la "resistencia" contra el acoso político protagonizado por la derecha y la extrema derecha a raíz del asunto Sánchez.
Muy crítico con la gestión llevada a cabo por los sucesivos gobiernos independentistas, Illa quiere pasar página del procés y de lo que considera una "década perdida" con un esprint final hacia las urnas en la que la principal intención de los estrategas socialistas será no cometer errores que deshinchen las expectativas que les dan las encuestas.
A partir de aquí, la pretensión es captar votantes que vayan más allá del tradicional electorado socialista, con propuestas que satisfacen al establishment económico, como por ejemplo la ampliación del aeropuerto del Prat, la culminación de la B-40 o Ronda Norte y la defensa del megacomplejo Hard Rock, a pesar de las críticas furibundas de colectivos sociales y ambientales que generan estos proyectos.
El PSC había diseñado una campaña con una presencia constante de Pedro Sánchez -al menos tenía que intervenir en cuatro actos-, que saltó por los aires el miércoles a raíz de la anulación de su agenda durante un mínimo de cinco días. Quien sí que participa en los mítines es el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, con parlamentos en ciudades como Lleida y Tarragona, la alcaldía de las cuales el PSC recuperó a raíz de las elecciones municipales del mayo pasado.
Después de pisar constantemente el conjunto del territorio en la última legislatura, en la campaña Illa se centrará sobre todo en el área metropolitana y en la segundas y terceras coronas de Barcelona, además de las otras tres capitales provinciales, donde se concentra gran parte de la población catalana. Zonas que, por otro lado, han sido tradicionalmente un granero de votos para el PSC.
De hecho, mientras que en 2021 el partido obtuvo el 23% de los votos en el conjunto de Catalunya, el apoyo se elevó al 27,8% en el área metropolitana y llegó al 32,3% en este territorio sin contar la capital. En las otras provincias, la fuerza de los socialistas es claramente inferior, con el 20% de los votos en Tarragona, el 15,2% en Girona y el 15% en Lleida.
Recuperación de la hegemonía en Catalunya
El último ciclo electoral ha vuelto a situar al PSC como el partido hegemónico de Catalunya, con victorias en el Parlament (2021), en las municipales (2023) y en las generales (2023), después de más de una década sin triunfos y de vivir sus peores resultados históricos durante los momentos más intensos del procés. En las elecciones en el Congreso del julio pasado, de hecho, superó el millón de votos -1,2 millones, en concreto- por primera vez desde 2008.
Con este viento de cola favorable, el reto pendiente es volver a presidir una Generalitat que solo ha liderado durante siete años (2003-2010) desde la recuperación de la democracia. Satisfecho con la tarea desarrollada en la oposición, Illa no ha hecho grandes cambios en las listas y ha situado a su mano derecha en el Parlament, Alícia Romero, como número dos por Barcelona. También ocupan posiciones destacadas los ya diputados Ramon Espadaler -de la conservadora Units per Avançar-, Ester Niubó, Ferran Pedret, Rocío García y Pol Gibert.
En el resto de demarcaciones, Sílvia Paneque es la cabeza de lista por Girona, mientras que Rosa Maria Ibarra lo es por Tarragona. La candidatura en Lleida la encabeza Òscar Ordeig. Paneque es la jefa de la oposición en el Ayuntamiento de Girona, donde es concejala desde 2011. Ibarra es diputada desde 2015 y fue edil durante 15 años en el Ayuntamiento de Valls. Finalmente, Ordeig será cabeza de lista por Lleida por cuarta vez consecutiva (2015, 2017 y 2021).
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