Galicia devuelve a la izquierda alternativa a la realidad de su debilidad territorial medio año después del 23J
Sumar acota el resultado gallego al territorio y traslada que la construcción de su proyecto avanza sin cambios. Podemos se vuelca en "volver a poner en pie a la izquierda transformadora que consigue movilizar al electorado".
Madrid-Actualizado a
Entre las elecciones autonómicas de mayo del pasado año y las gallegas de este domingo hay un hilo que pasa por encima del 23J y une ambos procesos en el espacio de la denominada izquierda alternativa. La debacle de Podemos-Izquierda Unida en el 28M y el desplome de Sumar y de Podemos en Galicia tienen una misma raíz: la debilidad de este espacio y su falta de arraigo en los territorios.
Los malos resultados de las municipales y autonómicas (en las que las izquierdas desaparecieron de la mayor parte de los parlamentos territoriales) empujaron a algunos hacia la reflexión de que se trataba del último coletazo de una marca, la de Unidas Podemos, arrollada por el empuje del Sumar de Yolanda Díaz, que asentaba las bases de la reorganización del espacio.
Sumar aguantó el envite en las generales de julio y logró el objetivo de conseguir unos resultados que mantuvieran vivas las posibilidades de revalidar un nuevo Gobierno de coalición (que posteriormente se conformó). Si la lectura de los resultados del 28M se basaba en la existencia de un espacio en descomposición que aspiraba a reconstruirse con la llegada del proyecto de Díaz, la del 23J la completó al defender que Sumar había, cuanto menos, parado la sangría, suturado la herida y preparado a la izquierda para su recuperación.
Las elecciones gallegas dejan, sin embargo, otra lectura en el seno de formaciones como Sumar, Podemos o Izquierda Unida. La debacle del 28M en 2023 se produjo por la debilidad territorial del espacio, la misma debilidad y falta de despliegue organizativo que ha llevado a Sumar y a Esquerda Unida a quedar por detrás de Vox, y a Podemos por detrás de Pacma, en este territorio.
Los de Díaz creen que han "llegado tarde" a un proceso gallego para el que el BNG lleva años preparándose. Sumar ha concurrido a estos comicios sin estructura, sin un candidato reconocido y fiando su estrategia a que el tirón de figuras de la política estatal (como la propia Díaz o el resto de ministros del Gobierno que forman parte de esta coalición) pudiera valer para entrar al Parlamento y para ayudar a desalojar al PP de la Xunta de Galicia.
Una izquierda extraparlamentaria desde 2020
Como marca, es la primera vez que Sumar concurre a unos comicios autonómicos; en el ámbito organizativo, la base que sostenía la candidatura era la de una Esquerda Unida de Galicia que por sí sola (antes de participar en coaliciones con Anova, Podemos o las denominadas mareas) no llegaba al 1% de los votos en muchos de los procesos electorales.
En Izquierda Unida, que este lunes reunió a su Colegiada Federal para analizar los resultados del domingo, también apuntaron a la falta de arraigo territorial como el principal factor del mal resultado: "Las marcas sin estructura y sin arraigo territorial y sólido no se mantienen en el tiempo, y toca redoblar esfuerzos, incidir en el territorio y tener una mayor implicación territorial a lo largo y ancho del país", señaló su secretario de Organización, Ismael González.
"Necesitamos de esa capilaridad organizativa que tienen las organizaciones para afrontar procesos electorales en mejores condiciones", añadió el dirigente de IU. En Sumar, pese al resultado de este domingo, desligan el proceso de construcción de su proyecto (que tendrá su hito principal en la celebración de su asamblea fundacional el 23 de marzo) de lo sucedido en Galicia.
En este sentido, reconocen que le puede pasar cierta factura a la imagen de Díaz (una figura muy ligada al territorio), ya que tanto ella como el resto de ministros de la coalición se volcaron en la campaña, pero trasladan que la factura hubiera sido mayor si la vicepresidenta y el resto de figuras a nivel estatal no se hubieran involucrado.
Estas mismas voces apuntan a que el resultado de Sumar viene explicado, en parte, por el hecho de que la izquierda alternativa lleva cuatro años fuera del Parlamento y de la institucionalidad gallegos, y también porque, a su juicio, en este proceso ha funcionado una dinámica de "voto dual" en la que el elector progresista ha decidido concentrar el voto útil en el BNG: "La persona que ha decidido apoyar a Pontón en las gallegas es la misma que elige la papeleta de Yolanda Díaz en las generales, y esa es la base", defienden.
La sombra de Galicia en las elecciones de Euskadi
En Podemos, más allá de las lecturas concretas sobre la estrategia de campaña y la influencia de debates estatales como el de la amnistía, consideran que desde 2015 han centrado sus esfuerzos en este territorio en construir coaliciones en las que la marca de la formación morada ha quedado un tanto "diluida" (en los procesos de unidad con las denominadas mareas y con Anova).
Los de Ione Belarra trasladan que "es necesario levantar un proyecto en la izquierda transformadora que sea capaz de movilizar e ilusionar al electorado", habida cuenta de que el mal resultado en Galicia no deriva de la eventual pérdida de voto que lastra a la izquierda cuando se presenta en candidaturas distintas.
Aunque ambos espacios aseguran que el fracaso en las elecciones gallegas no modificará sus hojas de ruta, lo sucedido el domingo devuelve a la izquierda alternativa a la realidad de su debilidad en los territorios a las puertas de unos comicios en Euskadi.
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