Este artículo se publicó hace 9 años.
El franquismo encerró en cárceles de Huesca a cientos de europeos que huían de los nazis
Dos historiadores aficionados documentan el trasiego de más de 1.200 personas por el Pirineo gracias a la maltrecha documentación sobre las prisiones aragonesas en los años 30 y 40. IU reclama al Gobierno de Aragón que intervenga para garantizar la conservación de los miles de legajos de presos almacenados en un sótano de la cárcel de Zuera.
ZARAGOZA.— El régimen franquista detuvo y encarceló en prisiones de la provincia de Huesca a cientos de ciudadanos europeos –mayoritariamente franceses— y militares aliados que, principalmente a partir de la primavera de 1943, cruzaron a pie los Pirineos para huir de la represión que desataron los nazis tras la ocupación del país vecino.
Dos historiadores de Barbastro (Huesca), José María Mur y Juan Carlos Ferrer, han logrado documentar en los últimos meses al menos 1.200 de esos casos al revisar la maltrecha documentación sobre las cárceles oscenses en la guerra civil y los primeros años del franquismo que custodia el Archivo Provincial de Huesca.
"De 8.940 expedientes de presos en prisiones oscenses que hay en el archivo, 4.424 corresponden a personas que pasaron por la cárcel de hombres de Los Capuchinos y la de mujeres de Las Claras, ambas en Barbastro", explica Mur, que destaca que "entre el 30% y el 40% de ellos eran extranjeros a los que la Guardia Civil detuvo por cruzar la frontera de manera clandestina" y que fueron llevados a los penales barbastrenses y a la Torre del Reloj de Jaca.
El periodista zaragozano Ramón J. Campo documenta en su libro Canfranc. El oro y los nazis 272 casos de ciudadanos europeos que pasaron por la Torre del Reloj tras ser detenidos por el destacamento de militares alemanes que Franco permitió a Hitler instalar en la estación internacional, punto clave del tráfico ferroviario de las 86 toneladas de oro con las que Alemania pagó a España y Portugal el wolframio que sus dictadores les vendían.
"Los documentos de las prisiones se refieren a gente que cruzó los Pirineos a pie, con la ayuda de gente en Francia y con contactos a este lado, y que en muchos casos se dirigían a Portugal para desde allí regresar a sus países de origen", señala Mur. "Otros llegaron a Barbastro y, con el apoyo de una red de pasadores, pudieron continuar el viaje en tren hacia Zaragoza y Madrid", apunta.
"En 1943 pasó muchísima gente y muy variada: labradores de pueblos del sur de Francia, judíos, aviadores de Estados Unidos, Canadá y Bélgica… Salvaron el pellejo al pasar el Pirineo"
El mayor flujo de personas comienza en la primavera de 1943, al volver a ser transitable el monte unos meses después de que, a finales del año anterior, los alemanes ocuparan toda Francia y el régimen colaboracionista de Vichy dejara de estar operativo en la práctica. "En 1942 pasaron algunos, y hubo dos o tres casos en los que fueron devueltos a Francia", explica Mur. "En 1943 pasó muchísima gente y muy variada: labradores de pueblos del sur de Francia, judíos, aviadores de Estados Unidos, Canadá y Bélgica… Salvaron el pellejo al pasar el Pirineo". La intensidad se redujo en 1944, coincidiendo con el inicio de la retirada de los alemanes tras el desembarco de Normandía en junio.
Tras unas semanas o meses de prisión, los fugitivos eran enviados en su mayoría a campos de concentración como el de Miranda de Ebro. El cónsul de Francia y la Cruz Roja lograron que muchos de ellos pudieran volver a sus países. "España era oficialmente un Estado neutral, y en este caso en concreto cumplió la legalidad internacional", señala Mur.
Mur y Ferrer localizaron estos casos al revisar los expedientes penitenciarios del Archivo Provincial de Huesca. Sin embargo, quedan muchas historias más por localizar. El centro oscense conserva únicamente los legajos correspondientes a presos cuyos apellidos comenzaban por iniciales de la A a la G. El resto, unos 26.000 repartidos en medio millar de cajas, se encuentran en un sótano de la cárcel de Zuera. Ocurre lo mismo con los correspondientes a los encarcelados en Zaragoza en esos años cuyos apellidos empiezan por letras de la D a la Z y con parte de los de Teruel.
Mur estima que la revisión de esos legajos elevaría a varios miles la cifra de fugitivos de los nazis que pasaron por las cárceles oscenses tras ser detenidos por la Guardia Civil.
"Se trata de una documentación cuya recuperación sería muy interesante para conocer qué ocurrió durante la guerra civil y en la posguerra"
"Están en cajas normales de archivador, apretujados y sin clasificar. Cuando los sacas para buscar el que te interesa notas cómo el papel, que tiene 70 años, se rompe", explica Adrián Perna, historiador aficionado y miembro de IU en el Somontano, que coincide con Mur en que "se trata de una documentación cuya recuperación sería muy interesante para conocer qué ocurrió durante la guerra civil y en la posguerra". Ponen como ejemplo que el Ministerio de Defensa no permite acceder a la documentación de los consejos de guerra sin el nombre concreto del procesado, y ese dato hay que obtenerlo en los legajos penitenciarios.
También destacan la mayor facilidad para acceder en el Archivo Provincial que en la cárcel de Zuera –requiere el permiso de Instituciones Penitenciarias—, así como las diferencias en la conservación: "En Huesca han reconstruido las hojas, cada expediente está en una carpeta, están clasificados. Los cuidan. El sótano de la cárcel no es un archivo".
Izquierda Unida ha llevado a las Cortes de Aragón la situación de los legajos. Su diputada, Patricia Luquin, preguntó al Gobierno autonómico si tiene previsto "realizar las gestiones necesarias para concretar una actuación sobre estos documentos históricos" con el fin de conservarlos y permitir su acceso al público. "No están en una situación aceptable de clasificación y mantenimiento, y peligra gravemente su conservación", señala. "Es urgente una intervención sobre estos documentos históricos para asegurar su conservación futura".
"Está pendiente la descripción y transferencia de parte de la documentación referida por parte de la Dirección General de Instituciones Penitenciarias", ha sido la neutra respuesta que ha obtenido la parlamentaria, que prepara nuevas iniciativas sobre el asunto.
"Pedimos al Gobierno de Aragón que adopte una posición activa, en lugar de pasiva, como tiene con otros temas que no son de su competencia, como los bienes de la Franja", indica Perna. "No hace falta mucho dinero –añade-. No es una autovía. Y se trata de una documentación muy importante para conocer la guerra y la posguerra".
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