Este artículo se publicó hace 4 años.
Pieza KitchenEl exministro Fernández Díaz desdice a su exsecretario de Estado y niega ante el juez haber participado en 'Kitchen'
En su esperada declaración como investigado, el exministro del Interior del primer Gobierno de Rajoy ha negado cualquier relación con la supuesta operación policial en torno a Luis Bárcenas. Ha defendido la inocencia del resto del Gobierno y de otros miembros del PP, y ha colocado toda la responsabilidad en su exsecretario de Estado y en la cúpula policial.
Pilar L. González de Lara / Patricia López
Si el jueves fue el turno del exsecretario de Estado de Seguridad Francisco Martínez, este viernes ha declarado ante el juez en calidad de investigado el que fuera su jefe, Jorge Fernández Díaz, ministro del Interior con Mariano Rajoy desde noviembre de 2011 a noviembre de 2016. El ex máximo responsable de la seguridad de todos los españoles durante cinco años negó, como era previsible, haber participado, conocido o sabido nada de una investigación policial liderada por la Dirección Adjunta Operativa (DAO) de la Policía sobre el extesorero del Partido Popular (PP) Luis Bárcenas y su entorno con relación a su fortuna y/o la documentación que guardaba, añadiendo además que nadie del Gobierno ni del PP le instruyó o solicitó gestiones relacionadas con el asunto.
En primer lugar, Fernández Díaz negó lo declarado por Martínez en sede judicial acerca de que fue el ministro quien le informó de un topo policial (el chófer del extesorero) infiltrado en el entorno de Bárcenas. Y también rechazó la autenticidad del contenido de los tres mensajes que Martínez aportó a un notario, supuestamente remitidos por el exministro con indicaciones e información sobre hitos del operativo Kitchen el 13 de julio, el 2 de agosto y el 18 de octubre de 2013. En suma, negó que supiese de la existencia del asunto, que hubiese dado algún tipo de indicación o instrucción o que recibiese algún tipo de información sobre el resultado, ya fuera verbal o escrita.
Respecto del potencial interés del PP para enterrar documentación comprometedora, Fernández Díaz declaró que ni Rajoy ni otras personas de su Gobierno ni tampoco del partido —como la entonces secretaria general, María Dolores de Cospedal— se dirigieron a él para preguntarle nada sobre Bárcenas. Ni con mensajes de inquietud ni para interesarse por la marcha de las investigaciones que afectaban al PP. Añadió que en su rol de ministro del Interior no se le informaba de lo que la Policía investigaba en cada momento y para justificarlo puso como ejemplo que, cuando en 2014 se produce el registro judicial de 17 horas en la sede de Génova, "Rajoy le llamó" para saber a qué obedecía y él tuvo que contestarle "que no lo sabía".
Fernández Díaz se desmarcó asimismo del uso y destino de los fondos reservados con relación a la pieza Kitchen y también se desvinculó de la gestión y control de los seis millones de euros que se asignan anualmente al ministerio del Interior, incidiendo en que la responsabilidad recae en la Secretaría de Estado de Seguridad y que él no intervino en nada.
Los mensajes que decidieron la imputación del exministro
Los mensajes supuestamente cruzados entre el exsecretario de Estado y Fernández Díaz, y depositados por el primero en un notario, salen a la luz cuando el comisario Enrique García Castaño (alias El Gordo) aporta al juzgado en su declaración de 9 marzo de 2020 un mensaje enviado por Martínez a Silverio Nieto —expolicía, exjuez y sacerdote con fuertes lazos con los investigados—, que éste último le reenvía a El Gordo. En dicho texto Martínez le informa de que ha ido a un notario a depositar unos mensajes que demostrarían que el exministro conocía el operativo Kitchen mientras este se ejecutaba (2013):
"Según me dice mi abogado además de cuestiones formales, la defensa [en referencia al abogado de Martínez] mañana exige entregar en el juzgado las actas notariales en las que constan los mensajes recibidos a lo largo de 2013 y 2014 con instrucciones muy claras y explícitas sobre los supuestos operativos policiales y que necesariamente conllevarán la citación de Jorge [Fernández Díaz] y probablemente de Rajoy. Desde luego nada más lejos de mi deseo". "Enviado copia a JF" [en referencia a Jorge Fernández Díaz].
Tras ello el juez toma dos decisiones: ordena pedir al Consejo General del Notariado todos los actos protocolizados por Martínez a fin de localizar la notaría, el notario y el documento que presentó, y dispone la entrada y registro en el domicilio de Martínez, incautándose de un pendrive en el que estaba volcado el contenido del teléfono móvil del ex secretario de Estado.
El Notariado informa al juzgado de sendas actas notariales firmadas en una notaría de Mahón (Menorca) con fechas de 13 de junio y 17 de octubre de 2019. Es decir, cuando García Castaño implicaba en sus declaraciones judiciales a Martínez, días después éste hacía constar ante un notario, previa presentación de un terminal móvil, distintos mensajes de texto fechados en 2013 (un total de tres) que, según Martínez, le fueron enviados por una persona llamada Jorge Fernández Díaz; el notario certifica que en la agenda del teléfono del exsecretario de Estado figura una persona llamada así con un número de teléfono que coincide con el del supuesto remitente de los mensajes. No obstante, la agenda del teléfono de Martínez que el notario verifica es la que figura en el terminal en esas fechas de 2019, o sea, seis años después de la supuesta recepción de dichos mensajes.
Los mensajes que Martínez registra en 2019 enseñando su móvil al notario no figuran en la descripción que la fiscalía realiza en el apartado VII de su escrito del 4 de septiembre de 2020 sobre el contenido del pendrive incautado al exsecretario de Estado. Son los siguientes:
13 de julio de 2013 (aportado al notario el 13 de junio de 2019):
- Jorge Fernández Díaz (JF): "Chofer. B.: Sergio Javier Rios Esgueva (ahora hace esa función con su mujer)" y "Es importante".
2 de agosto de 2013 (aportado al notario del 13 de junio de 2019):
- Francisco Martínez (FM): "Entiendo que hablamos mañana en cuanto tenas el contacto Cecilio [sic] Yo estaré viajando pero totalmente en guardia y conectado".
- JF: Yo lo tendré al acabar el Consejo [de Ministros], así hemos kedado [sic]. Total coordinación y medios. Hay que conseguir esa info...".
-FM: "Ok. Espero tu llamada después del Consejo. Bs noches".
18 de octubre de 2013 (aportado al notario el 17 octubre de 2019):
JF: "La operación se hizo con éxito. Se ha volcao [sic] todo (2 iphone y 1 i pad). Según dice el informador (veremos si es así), ese material lo había dado B a los
abogados para poder obtener a traves de ellos los teléfonos y otros datos de su agenda, en orden a contactar con ellos para poder preparar su defensa jurídica.. Es decir, q no seria información para el J a efectos publicación..: es es lo q ha dicho, insisto y es muy probable q esa fuera la intención.) Otra cosa es q nosotros con el volcado efectuado podamos acceder a una gran e
interesante información...veremos. Te informo".
El ministro no ha negado que enviase mensajes a su mano derecha en ese momento u otros, aunque declara que lo normal era discutir los asuntos importantes de viva voz, por teléfono o presencialmente. Lo que sí ha rechazado de plano es la autenticidad del contenido de los mismos: que informase a su segundo de la existencia de un confidente en el entorno de Bárcenas y que escribiese sobre cualquier gestión relacionada. En escritos enviados con anterioridad por la defensa del exministro, estos mensajes se califican de "manipulados". En su declaración de este viernes, Fernández Díaz ha llamado la atención del juez y del fiscal sobre, a su juicio, los indicios que, a simple vista, ya invitan a pensar que son falsos, como la inverosimilitud del lenguaje empleado, impropio de un ministro conversando con su secretario de Estado: "kedado", "Cecilio" (para referirse a agentes del CNI), etc.
Para salir de dudas acerca de la identidad del remitente y el contenido de dichos mensajes, la fiscalía le ha pedido su terminal para que lo examine la Policía científica, a lo que el exministro ha accedido tras una rotunda negativa de su defensa. Acerca de su entrega, el ministro ha mencionado que aunque sigue usando la misma línea que tenía cuando era ministro, el terminal es otro, pero con la misma tarjeta SIM.
Si los mensajes —principal indicio incriminatorio contra Fernández Díaz— se demuestran falsos o si no es posible concluir sobre su certeza, será difícil que Martínez pueda ser acusado de denuncia falsa, puesto que en puridad no es Martínez quien aporta esos mensajes al tribunal, sino el propio juez y fiscales al reclamárselos al notario cuando García Castaño pone esas actas en conocimiento del juzgado aportando el mensaje de texto triangulado a través de Silverio Nieto.
Un nuevo espectáculo de la confusión en el que los investigados ganan y ninguno sale perjudicado realmente. Las contradicciones impiden el esclarecimiento de los hechos y facilitan el archivo. Véase el procedimiento relativo al pendrive con el que se trató de perjudicar la instrucción del caso Pujol. Fueron todos absueltos sin que se averiguase el origen del contenido del pendrive y cómo, por qué, por quién y en beneficio de quién se introdujo subrepticiamente en el Caso Pujol.
Sobre su relación con Villarejo y la cúpula policial investigada
Otro indicio indirecto descansaba sobre la supuesta relación de Fernández Díaz con la cúpula policial. Preguntado por ella, el exministro explicó que el primer conocimiento que tiene de los miembros de la excúpula policial investigada es propiciado por el exDirector General de la Policía Ignacio Cosidó, que fue quien propuso los nombramientos. Acerca de su relación posterior, el exministro tiró de galones y aseguró que él, como ministro que era, solo despachaba con directores generales, con el secretario de Estado Francisco Martínez y, todo lo más, con los jefes de los servicios de información de la Policía Nacional y de la Guardia Civil.
Preguntado por el comisario Villarejo, en este caso confirmó lo declarado el jueves por su exsecretario de Estado: que efectivamente Fernández Díaz habló con Martínez sobre el comisario encarcelado después de que Juan Cotino (Director General de la Policía entre 1996 y 2002 y fallecido hace unos meses por la covid) le recomendase a Villarejo. No obstante, aseguró que no se preocupó más de él hasta que en 2015 sus actividades y negocio afloraron en la prensa (Público y El País), a raíz de lo cual la DAO le envió un informe favorable acerca de la compatibilidad de las mismas. En cuanto a su relación con el comisario, el exministro la limitó a dos encuentros: uno en 2012, cuando en una ocasión entró en el despacho de su exsecretario de Estado y se lo encontró allí departiendo; y otra, cuatro años más tarde, en la comida homenaje de despedida que se ofreció a Eugenio Pino en el Hotel Zurbano, cuando éste se jubiló de su puesto de Director Adjunto Operativo de la Policía en junio de 2016.
En un claro aviso a navegantes, Fernández Díaz apuntó que Villarejo fue una especie de herencia recibida: "Esto no nace en 2011 y 2012" , "si había algo ilegal [en el ministerio del Interior] ya estaba allí", afirmó, y continuó con el hecho innegable de que él fue el penúltimo de una larga ristra de ministros del Interior con Villarejo bajo sus órdenes. Pero el exministro no se quedó ahí: como ejemplo práctico recordó la antigua relación del comisario con personajes vinculados al Gobierno actual, evidenciada en la famosa comida en Rianxo en 2009 en homenaje al comisario. Un ágape en el que toda España pudo escuchar nítidamente cómo Villarejo compartía bromas y confidencias con la entonces fiscal, luego ministra de Justicia y actualmente fiscal general del Estado, Dolores Delgado, junto a su hoy pareja, Baltasar Garzón, letrado de los principales investigados en esta macrocausa.
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