Este artículo se publicó hace 4 años.
Los escándalos del rey eméritoDirectivo de Goldman Sachs y de la élite mexicana: el amigo que aparece en negocios opacos del rey Juan Carlos
Allen Sanginés Krause ha sido acusado de estar detrás de las tarjetas opacas ligadas a los borbones. Tiene un emporio distribuido entre México, España y Gran Bretaña.
Alberto Pradilla
Ciudad De México--Actualizado a
Allen Sanginés Krause es uno de esos empresarios que prefiere no aparecer en los papeles. Nacido hace 61 años en la Ciudad de México, aunque con la doble nacionalidad británica, es un tipo poderoso que, hasta hace tres años, logró que su nombre estuviese únicamente ligado a su actividad económica en firmas como Goldman Sachs y luego a través de su fondo de inversión BK. Si algunos de sus negocios ya le llevaron al papel salmón, su amistad con el rey emérito Juan Carlos de Borbón lo condujo a otro tipo de publicaciones. Primero a la prensa rosa, como testigo de las vicisitudes amorosas del antiguo jefe de Estado. Ahora, a la sección de tribunales: los investigadores creen que él está detrás de las "tarjetas black" utilizadas tanto por el emérito como por parte de su familia. Aunque Sanginés Krause es un tipo discreto, relativamente poco conocido en México, ha terminado cayendo en las garras del proverbio chino que dice que "si no quieres que se sepa, no la hagas".
La prensa mexicana apenas comenzó recientemente a prestar a atención a un empresario que ha diversificado su negocio entre el sector turístico, el hostelero, el energético y el de las telecomunicaciones. Entre las generalidades que se repiten estos días, cuando Sanginés Krause es señalado por la Fiscalía Anticorrupción por pagar las tarjetas opacas a miembros de la familia Borbón, están sus posesiones ("un castillo en Irlanda"), su gusto por los caballos, el arte y la arquitectura. Sin embargo, durante los últimos años el nombre del empresario se ha escuchado cada vez más vinculado a operaciones opacas y negocios de dudosa procedencia, la mayoría de ellos vinculados al antiguo rey que en 2014 abdicó en su hijo Felipe ante el progresivo descrédito de su figura tras el incidente de caza en Botswana.
El amigo mexicano de Juan Carlos de Borbón siempre se movió entre las élites. Estudió la carrera de económicas el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), una universidad privada que está vinculada al impulso del neoliberalismo en el país norteamericano y que en 2004 le reconoció por su trabajo en el sector privado. De este centro de estudios salieron muchos de los cuadros que formaron parte de los gobiernos de Vicente Fox, Felipe Calderón o Enrique Peña Nieto. Aunque a Sanginés Krause no le interesó lo público. Del ITAM pasó a Harvard con una beca, donde sacó su doctorado y, de ahí, se convirtió en uno de los hombres de negro de Goldman Sachs.
Su currículum dice que habla seis idiomas (inglés, castellano, alemán, francés, italiano y ruso) y con ellos se paseó por medio mundo como responsable de Goldman Sachs. Fue responsable de la firma en México, España y Rusia, así como director de operaciones para todo América Latina. En el momento de abandonar el fondo de inversión se había convertido en uno de los siete miembros de su Firmwide Commitments Committee, uno de los centros de poder de la firma que autoriza los compromisos de capital y monitorea el riesgo comercial y reputacional.
Desde 2000 el empresario se estableció en Londres, donde reside con su mujer, Lorena, y sus tres hijos. Sus vínculos con México, además de los familiares, tienen más que ver con los negocios: a través de sus firmas es propietario de diversos resorts y hoteles de superlujo. Entre los establecimientos en los que tiene participación están el Four Seasons, uno de los hoteles más conocidos de la Ciudad de México, en la avenida de la Reforma, muy cerca del Ángel de la Independencia, y proyectos en la Riviera Maya, Nayarit y Jalisco. Eso es lo que dice la biografía que publicita en su web el fondo de inversión BK Partners, el principal activo del multimillonario desde el que controla negocios hoteleros y de energías renovables. Lo que no refleja la semblanza son las sospechas sobre algunas de sus inversiones.
Entre los intermediarios que se hicieron públicos posteriormente estaban Corinna zu Sayn-Wittgenstein
Los primeros negocios que vinculan al mexicano con el antiguo rey español datan 2008. En aquel momento, la rusa Lukoil quiso invertir en Repsol y se mostró dispuesta a pagar hasta 9.000 millones de euros, menos del 30% de la compañía, el límite que marca la ley antes de presentar una Oferta Pública de Adquisición (OPA). Entre los intermediarios que se hicieron públicos posteriormente estaban Corinna zu Sayn-Wittgenstein, amante de Juan Carlos de Borbón, y Sanginés Krause, con buenos contactos en Rusia desde su etapa en Goldman Sachs. No sería hasta casi una década después que el nombre del mexicano empezaría a sonar con más insistencia.
Los hombres de negro como Sanginés Krause suelen contar con la virtud de esquivar hábilmente los focos. Y así fue para el mexicano hasta 2017. Aquel no fue el año del empresario, que recibió más atención mediática de la que hubiese deseado. Su popularidad creció, en primer lugar, por una casualidad. Como buen amigo del Borbón, lo invitó a un evento en su castillo de Irlanda con tan mala suerte para ambos que un móvil indiscreto grabó la presencia de Marta Gayá, a quien se atribuye una relación amorosa con el rey emérito, hasta el punto de que la prensa del corazón le obsequió con el inconfundible apelativo de "amiga entrañable". Aquella fue la primera imagen del ya emérito con Gayá en público, lo que generó revuelo en el papel couché.
El otro señalamiento hacia Sanginés Krause de aquel año es más terrenal. Su nombre figuraba en los Paradise Papers, documentos hechos públicos por El Confidencial y un consorcio de 96 medios en todo el mundo que reveló los negocios del mexicano a través de una sociedad en Malta llamada Rasa Land Investors. La firma era propietaria de 13 kilómetros de selva virgen en la costa de Jalisco, en la costa del Pacífico, y entre sus inversores estaban (otra vez) Goldman Sachs y algunos personajes españoles como la familia Delclaux o Mari Luz Barreiros, que fue mujer de Jesús de Polanco.
Un año antes, Sanginés Krause se había hecho con el complejo turístico Mayakoba, muy cerca de Playa del Carmen, uno de los municipios vacacionales de Quintana Roo, el estado en el que se ubica la Riviera Maya. A través de la firma BK Partners, que en aquel momento controlaba RLH Properties, el empresario adquirió un proyecto con cuatro hoteles y un campo de golf que siempre estuvo marcado por la sospecha. Según las investigaciones, el Borbón recibió una comisión de más de cuatro millones por influir para que OHL, en aquel momento controlada por su amigo Juan Miguel Villar Mir. En 2016 la empresa española quiso deshacerse del resort y este fue a parar a manos de Sanginés Krause. Todo quedaba entre amigos.
Tras aquel 2017 de polémica, el mexicano retornó a las páginas salmón cuando se anunció que una de sus firmas compró el hotel Villa de Madrid por 210 millones de euros. Aunque para entonces Sanginés Krause ya era públicamente conocido como el anfitrión de la escapada del Borbón con Marta Gayá. Por los descubrimientos de la Fiscalía, puede que en el futuro se le recuerde también como el tipo que, en esas fechas, pagaba los caprichos de su amigo y socio con tarjetas opacas.
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