El Parlamento de Andalucía convalidó este jueves la bajada de impuestos –supresión de patrimonio, deflactación del IRPF y suspensión del pago del canon del agua– aprobada por el Gobierno de Juanma Moreno con los votos del PP y de Vox y la oposición de toda la izquierda, PSOE, Por Andalucía y Adelante.

Durante el debate, la consejera de Hacienda, Carolina España (PP), que defendió la supresión del impuesto de patrimonio, que solo pagaban hasta ahora los más ricos –quienes acumulan más de 700.000 euros en bienes, excluida la vivienda habitual, menos de 17.000 personas en 2020–, dejó la puerta abierta a más rebajas fiscales. "El decreto que hoy se vota no es un punto y final. Nos queda seguir mejorando esa fiscalidad, pero es un paso muy importante", dijo España. Con esta frase, Hacienda apunta a más reformas.

La consejera justificó la supresión de patrimonio en que suponen un escaso 0,6% de los ingresos de la Junta y en que es "un impuesto que no existe en ningún país de la UE", lo cual es una media verdad. La realidad es que, aunque el debilitamiento del impuesto a la riqueza sí es un hecho en las últimas décadas, ello no se traduce en una desaparición total, sino en un escenario en el que el impuesto ha ido adquiriendo diferentes formas.

Otros países

En Francia, el bautizado como impuesto de solidaridad a las fortunas, creado en 1989, fue sustituido en 2018 por el Gobierno de Emmanuel Macron por un nuevo tributo, el impuesto a la riqueza inmobiliaria. Este gravamen se aplica a las personas que acumulan un patrimonio inmobiliario neto superior a 1,3 millones de euros. En Italia y Luxemburgo también se produce sobre escenarios particulares y no sobre un todo. Fuera de la UE, existe en Suiza y Noruega, dos potentes economías.

España recurrió también al dogma de fe liberal de que la supresión del impuesto dará lugar a "más actividad económica", algo que discuten los expertos. Y también mentó al expresidente socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, que en 2008 eliminó el impuesto, para recuperarlo después, acuciado por la crisis. España dejó claro que las recetas de Moreno son diferentes a las de Pedro Sánchez y se aferró a su ideología: "Demostraremos que es posible bajar los impuestos y reforzar los servicios públicos".