madrid
Cuatro horas y media ante las cámaras. Eso es lo que ha durado la actuación estrella del comisario José Manuel Villarejo, que ha abandonado la celda de la prisión de Estremera —adonde fue a parar el 3 de noviembre de 2017 acusado de los delitos de cohecho, blanqueo de capitales y organización criminal— para enfrentarse a la querella por calumnias y denuncia falsa que le puso su mayor enemigo, el exdirector del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) Félix Sanz Roldán.
Vestido como un pincel, con una mascarilla con la bandera de España que hacía honor al patriotismo que ha manifestado en la sala —"como español, con la madre y con la patria con razón o sin ella" —, ha quedado claro que Villarejo tiene capacidad de hacerse enemigos entre gente que no conoce, de inventarse profundos odios para darse un protagonismo como agente encubierto que solo le reconocen los más allegados pero ninguna oficialidad; y que ni los más amigos, en este caso Corinna Larsen y el comisario José Luis Olivera, están dispuestos a jugárselas todas por él.
Y es que aunque la fiscalía ha retirado el delito de calumnias contra el general Sanz Roldán del que se acusaba a Villarejo —delito que sí mantiene la abogacía del Estado—, la autodenominada princesa Corinna ha dejado claro en varias ocasiones que el jefe de los servicios secretos le dijo "que si no seguía una serie de pautas que él me daba, no podía garantizar la seguridad". Que no es lo mismo que "amenazar su seguridad".
"El rey Juan Carlos I me avisó de que vendría a verme el general Sanz Roldán. El rey daba las órdenes"
Las presuntas amenazas que Corinna Larsen le expuso a José Manuel Villarejo y al expresidente de Telefónica Juan Villalonga en abril de 2015 se habrían producido en mayo de 2012 en un hotel de Londres, quince días antes de que el rey Juan Carlos I le hiciera la transferencia de los 65 millones de euros.
Según el relato de Corinna, "Villalonga y su novia, que son amigos míos, me lo presentaron bajo unas circunstancias muy especiales. Juan Villalonga me dijo que había recibido una información de una amistad muy cercana, yo todavía no conocía al señor Villarejo. Me dijo que era muy preocupante el hecho de que quisieran implicarme en hechos judiciales en España y en delitos que yo no había cometido. Yo quería ser consciente de qué otras amenazas podían ocurrir. Así es cómo me lo presentó y que además quería ayudarme".
Este relato contrasta con el del comisario, que asegura que fue el propio CNI quien le envió a conseguir una documentación que la examiga del rey había guardado años y no había utilizado, a pesar de que sus malas relaciones con el director del centro habían comenzado en 2013, con la Operación Emperador. Mucha lógica no parece tener el encargo que relata Villarejo, sobre todo porque en abril de 2015 Villarejo ya estaba bajo la lupa del Caso del Pequeño Nicolás, donde el policía ve la mano negra de los servicios de inteligencia, a quienes culpa de haber filtrado en esas fechas su estructura empresarial a El País.
La fiscalía ha preguntado a Corinna Larsen "¿por qué esperó tanto tiempo y por qué no acudió a las autoridades?", a lo que ella ha contestado que "cuanto más asustado estás al enfrentarte a personas con determinado nivel de poder no sales a la luz hasta que no estás respaldado por otras personas. Me gustaría recordar que hasta el año 2019 el señor Félix Sanz Roldán gozaba de inmunidad diplomática". Este hecho, sin embargo, no le convertía en inimputable, así que podría haberle denunciado, como Villarejo hizo desde ese abril de 2015.
Quien sí era inimputable era su amante, el que supuestamente le regaló casi 70 millones de euros quince días después de la visita de Sanz Roldán, el rey emérito Juan Carlos I. El general Sanz Roldán la visitó en mayo de 2012 y le dijo que no podría garantizar su seguridad física y la de sus hijos, según la versión de Villarejo, pero Corinna le rectifica: "No es exactamente la expresión que yo utilicé. La reunión en el hotel tuvo lugar por solicitud expresa del rey Juan Carlos, fue el 5 de mayo. El rey me informó de que Sanz Roldán venía expresamente para reunirse conmigo. No tenía mucho que decir sobre el tema, no tenía opción a negarme a esa reunión. Es importante resaltar que siempre querían dejar constar, el rey Juan Carlos y Sanz Roldán, que el general recibía las órdenes desde arriba. Me sentía bastante incómoda, la reunión tenía que celebrarse en mi habitación del hotel”
A pesar del expreso matiz de la testigo para aclarar que la reunión no fue sorpresa, que estaba concertada por alguien de su confianza y que se celebraba para darle explicaciones de las actuaciones acerca de su seguridad y la de su hijo que el rey entonces en activo estaba tomando para protegerla de los "paparachis" —dijo que le explicaron—, el abogado de Villarejo se ha obcecado en concluir que el general Félix Sanz Roldán se ha escudado en la ley que rige al CNI para no desvelar si estaba trabajando o si acudió a ver a Corinna a título particular.
"Villarejo nunca jamás ha sido del CNI ni ha colaborado"
Si acaso, Villarejo ya podrá contar al menos, siendo verdad, que conoce al exjefe de los espías y que ha pasado más de cinco minutos con el general ya retirado, Félix San Roldán. Porque tanto el querellante como el otro testigo estrella del policía preso, el comisario José Luis Olivera, exdirector del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) y actual director de crisis de la Real Federación Española de Fútbol, han afirmado que el director del CNI y Villarejo no se conocían. Olivera ha sido rotundo: "El señor Sanz Roldán contra Villarejo no tenía nada, no se conocían personalmente, solo por los medios, no había relación ni de amistad ni de enemistad. No había relación".
En la entrevista dada por Villarejo al programa Salvados en 2017, Villarejo aseguró que el Centro Nacional de Inteligencia había filtrado al periodista Javier Ayuso, de El País, una imagen de Villarejo y Olivera bajando de un avión de Iberia procedente de Melilla, de donde venían de reunirse con miembros de la inteligencia marroquí. Según el comisario, esto puso en peligro a su persona, a sus fuentes de las mil y una misiones especiales que supuestamente ha realizado y favoreció que la doctora Elisa Pinto pudiera identificarle falsamente como la persona que lo apuñaló, según el policía ahora preso.
Además, según Villarejo, el viaje se realizó "para una operación de infiltración", algo que no ha concretado Olivera y que ha negado la exrepresentante del CNI en el CITCO —Esperanza Casteleiro, actual Secretaria de Estado de Defensa—, que ha asegurado que dicho organismo no tiene competencias en labores operativas. Villarejo ha añadido algo realmente diabólico, de ser cierto, y es que en dicho encuentro un espía marroquí les avisó de que se cometería el atentado de Las Ramblas de Barcelona. De ser así, ¿por qué el director del CITCO, el testigo José Luis Olivera, no se lo comunicó a los Mossos?
Por su parte, el general Sanz Roldán, que ahora trabaja como asesor de Iberdrola, ha intentado ser breve pero conciso. Ha asegurado que era la primera vez que veía a Villarejo en su vida y que no envió la fotografía a Javier Ayuso: "La vi en El País y del examen de la fotografía no se deduce absolutamente nada porque no se ve ni la matrícula del avión. Al señor Olivera le vi esa mañana en un acto en que coincidimos y no me manifestó malestar, ni me refirió el contexto de la fotografía".
Ha explicado lo que le motivó a interponer la querella contra Villarejo en septiembre de 2017, dos meses después de las declaraciones de Salvados. "Me sentí mal y pensé en los más de 3.000 hombres y mujeres que trabajan conmigo en el Centro Nacional de Inteligencia, [de quienes] no se conoce su identidad, que se juegan la vida y a los que yo tengo que defender. Y como yo tengo que seguir mirando a la cara a mis subordinados puse los hechos en conocimiento de la Justicia".
A pesar de las acusaciones del comisario Villarejo, que desde 2015 repite que el CNI lleva investigando su emporio empresarial a la vez que intenta justificar su visita a Corinna como encargo de los espías, Sanz Roldán ha asegurado que "nunca investigamos al señor Villarejo" y que Javier Ayuso "nunca jamás ha sido del CNI ni ha colaborado con el CNI. Podría negarlo y decir que… pero jamás. Creen que el primero que pasa por la puerta trabaja ahí. El Centro Nacional de Inteligencia es uno de los servicios secretos más serios del mundo, así de claro".
El abogado de Villarejo ha intentado ponerle nervioso: "¿A qué fue a Londres a reunirse con la persona Corinna?". A lo que escuetamente él ha respondido que "es público". Insiste el letrado del comisario: "¿Fue a título privado?". Y le aclara el general: "Estaba sujeto a la ley que rige al Centro Nacional de Inteligencia, la 11/2002".
"¿Por qué no ha denunciado a Corinna? Y finaliza Sanz Roldán: "Las declaraciones de la señora Corinna podrían haber despertado lo que usted dice, pero yo miro lo que ocurre en mi país y ahí es donde pongo mi esfuerzo. Me parecen muy mal algunas de las declaraciones de la señora Larsen, pero yo vivo aquí, y aquí es donde se pone una denuncia falsa y aquí es donde se dice que yo he amenazado y pido amparo a la Justicia de aquí, de mi país".
Visto para sentencia.
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