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'Wine': el mediático 'asalto' a Repsol que salvó a todos de una quiebra en Sacyr
El 21 de diciembre de 2011 accionistas de Sacyr y Repsol se salvaron de la quiebra de la constructora. Al 'milagro' contribuyó un publicitado 'abordaje' a Repsol por una petrolera extranjera que impulsó su acción en bolsa y proveyó a Sacyr del dinero para el repago de un megapréstamo bancario. La cobertura periodística de todo el proceso fue lo que centró el interés de Villarejo. Repsol y CaixaBank han acabado imputados por la contratación de Villarejo para este 'proyecto'.
Pilar L. González de Lara
Madrid--Actualizado a
La famosa frase de J. Paul Getty "si debes 100 dólares al banco, es tu problema; si le debes 100 millones, el problema es del banco" resume la operación de salvamento de Sacyr (entonces Sacyr Vallehermoso) durante el segundo semestre de 2011. Ese año la constructora que presidía su mayor accionista, Luis Fernando Del Rivero, iba segura a la quiebra si el 21 de diciembre no devolvía los 5.175 millones de euros que en 2006 le había prestado, con vencimiento a cinco años, un sindicado de 43 bancos para que comprase, en dicho año, el 20% de Repsol (entonces cotizando a 26,7 euros por acción). El paquete comprado funcionaba a la vez de garantía de dicho préstamo.
La quiebra era un escenario que no quería nadie: podía dejar a cero la inversión de sus accionistas con Del Rivero a la cabeza, sin cobrar a mucha subcontrata y sin trabajo a miles de empleados, además de causar un enorme perjuicio a Repsol y a los accionistas de ésta (como el grupo La Caixa) si los bancos ejecutaban y vendían de golpe en bolsa las acciones de Repsol garantes, porque eso hundiría su cotización. Así, textual, lo declaró rotundo el propio presidente de Repsol, Antonio Brufrau, al inicio y final de su exposición ante el juez del caso Villarejo en la pieza Wine: su preocupación prioritaria era una posible quiebra de Sacyr en diciembre de 2011. También el presidente de la Fundación La Caixa, de la que cae todo el grupo La Caixa, Isidre Fainé, declaró que por aquel entonces su mente estaba en proteger la inversión en Repsol y en la participada Gas Natural.
La debacle hubiera sido también perjudicial en términos de marca-país en un año en el que las constructoras españolas salían fuera a competir en licitaciones internacionales y Sacyr tenía un peso específico en la construcción del emblemático Canal de Panamá.
El salvamento
Tras arduas negociaciones en un año de crisis como era 2011 —de rescates, hombres de negro, reorganización financiera con la agrupación y reconversión de las cajas en bancos y posterior salida a bolsa (como CaixaBank y Bankia) y, en suma, fuera de la cuestión las hasta entonces alegres refinanciaciones de compañías —, los 43 bancos aceptaron prorrogar el vencimiento siempre que Sacyr repagara la mitad y el valor de la garantía aumentara (el 20% que poseía de Repsol). Pero el cumplimiento de esas dos condiciones se presentaba bien difícil: a seis meses vista, la cotización de Repsol caía a 18 euros/acción y se tenía la certeza de que Sacyr no dispondría de tesorería para devolver la mitad exigida.
Es entonces cuando, en una suerte de Día de la marmota, se pone en marcha y triunfa una operación mediático-bursátil muy similar a la que ya había permitido salvar a la constructora en otras ocasiones angustiosas (en 2008, y a finales de 2010 y durante los dos primeros dos meses de 2011). Dicha operación consistía en publicitar la aparición de supuestos depredadores extranjeros interesados en hacerse con el control del paquete del 20% de Repsol en poder de Sacyr. Como primer efecto, se produce el impulso de la cotización de dichas acciones y, en segundo lugar, comienza la reivindicación de la "españolidad" de de Repsol, encaminada a darle a Sacyr una salida para que no se vea obligada a vender dicho paquete accionarial a una firma extranjera.
Todo sucede entre agosto y diciembre de 2011, obrándose el milagro in extremis: el pacto con los bancos se sancionó un día antes del 21 de diciembre. El pistoletazo de salida se produce el 29 de agosto, con el anuncio a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de un pacto de sindicación de derechos de voto entre Sacyr y la petrolera Pemex que se publicita como "sindicación de acciones" y se vende como el inicio de un asalto a Repsol de la poderosa mexicana, que pasa de ser accionista durmiente a depredador, puesto que lo que se difunde es que, mediante esta operación, Pemex modifica su "posición accionarial" desde "su" 4,8% histórico al 9,4%, para unirlo al 20% en poder de Sacyr.
El efecto positivo en bolsa para Repsol fue inmediato. Las acciones de la petrolera española iniciaron una milagrosa e inesperada remontada que se reforzó en las semanas siguientes con anuncios/noticias que pueden impulsar la cotización de una cualquier petrolera: hallazgos "del siglo" de yacimientos en noviembre, acuerdos para exploración de petróleo, etc. El 20 de octubre se escenifica la ruptura del "pacto" por supuesto desacuerdo entre los accionistas de Sacyr. Éste culmina con el cese de Del Rivero, que se había presentado como impulsor de dicho "pacto", pero la cotización de Repsol sigue subiendo imparable porque se publica que Pemex sigue en sus trece y estudia comprar a Sacyr el paquete de Repsol. Al tiempo, se informa de una súbita avalancha de novios de todo el arco petrolero mundial, también interesados en la adquisición del paquete accionarial de la española. Para cuando llegó el día "D", las acciones de Repsol (y, por tanto, las participaciones que Sacyr ponía de garantía) habían subido un 12,4%. Se había cumplido así una de las dos condiciones de los bancos.
La segunda condición, el repago de la mitad del préstamo, se cumplió en la misma jugada. La condición extranjera del asaltante facilitó el beneplácito de accionistas e instituciones a que fuera la propia Repsol, "en defensa de su españolidad", quien proveyera a Sacyr de los fondos del repago, comprándole la la mitad del paquete para su autocartera.
Éxito rotundo que, como en las anteriores ocasiones, tuvo mucho que ver con una cobertura mediática que, al tiempo que pasaba de perfil por la situación agónica de Sacyr, llenaba páginas con un "asalto" a Repsol por parte de una poderosa extranjera invasora. Pero en todo ese "abordaje" y su difusión había una nota discordante: Pemex no tenía acciones, sino derechos de voto, y eran estos derechos los que la mexicana sindicaba, como se explicita en el pacto remitido a la CNMV. Su porcentaje histórico del 4,8% consistía desde 2008 en derechos de voto y además alquilados, por así decir, vía equity swaps a los propietarios de las acciones (Santander, BBVA y UBS); el añadido que compraba hasta hacerse supuestamente con el 9% consistía en realidad en derechos de voto prestados, en esta ocasión por Crédit Agricole, mediante la figura de "préstamo de valores".
A la confusión contribuyó la insólita secuencia de comunicados a la CNMV y la manera en cómo se articula formalmente un préstamo de valores: como una compra de acciones, pero con venta en firme en una fecha prefijada posterior donde los dineros se liquidan al final por diferencia de cotizaciones. Fuentes del sector financiero no creen que se hubiera logrado una subida de esa fuerza y rapidez sin mediar el malentendido. No es lo mismo saber, de cara a evaluar un "asalto", que el asaltante acumula acciones rascándose el bolsillo, que ver que tiene derechos de voto que alquila o tiene prestados.
Precisamente es lo publicado en medios entre agosto y diciembre de 2011, y no otra cosa, lo que centra el interés del comisario José Manuel Villarejo, según se desprende de la documentación que archivó bajo la carpeta informática "Wine". Justo el periodo que se correlaciona, según la información bancaria contenida en el sumario, con el primer bloque de pagos a Villarejo por parte de Repsol y CaixaBank (la filial bancaria del grupo La Caixa a la que van dirigidas las facturas). Pagos que han acabado con la reciente imputación en el caso Tándem de ambas compañías y de varios de sus directivos.
La campaña que sube la acción y apela a la "españolidad" de Repsol
La creencia en un asalto se apoyó en tres ejes: la confusión de acciones con derechos de voto alquilados, las declaraciones de miembros del Gobierno y otros políticos posicionándose a favor o en contra o abogando por la "españolidad de Repsol" y el supuesto conflicto entre presidentes, escenificado con acusaciones cruzadas en consejos cuyas actas se filtraban en tiempo real (que incluían, ya entonces, una acusación de "espionaje" a Repsol por parte de Del Rivero, que nunca denunció).
Como sucede con otros manejos en los que intervino Villarejo, el asunto de Repsol y Sacyr saltó desde el inicio de los diarios financieros a las portadas de la prensa generalista. Unos como otros pasaron de perfil sobre la crítica situación de la constructora. Hasta el día que superó el trance, cuando los titulares ya mostraron a un paciente salvado tras recibir la extremaunción.
El juez se centra en un "espionaje" al "perjudicado" Del Rivero
En la pieza Wine del caso Tándem o caso Villarejo se analiza el motivo por el que Repsol y CaixaBank (es a esta filial del grupo La Caixa a quien se emite la factura) contratan en 2011 a un policía en activo, el comisario Villarejo. Pero en dicha investigación se considera como sola hipótesis que se le paga para espiar a Del Rivero y encontrar algo con lo que primero "abortar" el abordaje de Pemex a Repsol y luego protegerse de hipotéticas represalias después de que el 20 de octubre de 2011 sea cesado de la presidencia de Sacyr y se rompa el pacto con Pemex. Sin embargo, los calendarios de contratación y esos objetivos no casan bien, como el propio fiscal hizo notar a algunos investigados cuando declararon, ni tampoco el contenido de su producción documental, como luego veremos.
A favor de la tesis del juez juega el hallazgo, en poder de Villarejo, de un listado de llamadas telefónicas de Del Rivero en esas semanas de 2011. Es con el contenido de esas llamadas con el que el comisario confecciona algunas "Notas" para sus contratantes, pero en dichas notas inserta, sin anotar procedencia ni fecha, contactos y comentarios sacados de otro informe de seis años atrás con un listado similar de llamadas que archivó en su documentación digital bajo una carpeta nombrada proyecto "Trapa" (ejecutado entre el verano de 2004 y febrero de 2005).
No obstante, y al igual que hizo en la pieza BBVA para el proyecto "Trapa", donde solo Sacyr como empresa gana 147 millones de euros, el magistrado admite a Del Rivero como perjudicado en la causa. De nuevo, fuentes del sector financiero comentan a Público, ahora con relación a este proyecto "Wine": "Si eso es ser perjudicado, yo también lo quiero". Se refieren a que, al poco de ser cesado como presidente de Sacyr y con el problema de la quiebra en vías de solución o ya solventado, Del Rivero vende sus acciones de Sacyr y obtiene cerca de 100 millones de euros, según la prensa financiera de la época, un dinero que habría perdido si la constructora hubiera quebrado.
La alternativa de que el comisario-dircom trabajase en beneficio de todos se refuerza por el hecho de que elaboró ofertas y creó carpetas de clientes (con la letra "k" genérica que usa para definir la condición de cliente) para todos los afectados por una eventual quiebra de Sacyr que alimenta hasta el final. A las carpetas para Sacyr y Pemex las llamó "Design" y "Damn", respectivamente, y a la carpeta para Repsol y CaixaBank, primero "River" y luego "Wine". Además, en los cuadernos de llamadas a las oficinas de Villarejo se localizan contactos continuos con el que era jefe de seguridad de Sacyr bajo la presidencia de Del Rivero, desde septiembre-octubre hasta bien entrado el año 2012.
Villarejo, el comisario-dircom
En conjunto, y según la información sumarial disponible, las empresas del comisario Villarejo reciben de la filial bancaria del grupo La Caixa, CaixaBank, y de Repsol 350.000 euros más IVA, pero repartidos en tres momentos muy distantes entre sí, como muestra la imagen inferior. En un primer bloque —que coincide con el salvamento de Sacyr—, el comisario percibe 240.000 euros más IVA; seis meses después, 90.000 euros más IVA, y dos años más tarde, otros 20.000 euros más IVA. La documentación y contexto sobre estos dos últimos bloques (2012 y 2014) indican que su motivación es distinta a la del primer conjunto de cobros.
Los archivos de la carpeta "Wine", cuyo esquema de contenido reproducimos en la imagen inferior, indican que el periodo de producción mayoritario tuvo lugar durante el segundo semestre de 2011 (el salvamento de Sacyr) y que el interés de Villarejo se centraba en lo que se publicaba sobre el asalto, otros novios para Repsol y en noticias con impacto en su cotización. Así, el 95% de los documentos (casi 500) eran copias en formato Word de artículos de prensa. Por su parte, los "informes" ("entregables", según los define el fiscal) producidos en esos meses abundaban en la línea periodística; y en la nota informativa "N.I. Hitos y Periodistas" que elaboró de apoyo, se apuntaba, para seguimiento, a una selección de periodistas.
Además, se aprecia una correlación de cobros con hitos de éxito en el proceso de salvamento de Sacyr (la segunda parte de los 240.000 euros más IVA se cobra cuando se supera el trance), y se comprueba que el último documento producido en el periodo, datado el 29 de diciembre, consiste en un repaso triunfal sobre la evolución de la cotización de Repsol desde el día que toca fondo y saltan las alarmas, en agosto de 2011, hasta la jornada límite para los bancos en la que la acción presenta un revalorización milagrosa y salvadora del 12,4%.
Los indicios que sitúan el motivo del encargo a Villarejo en su habilidad para manejar la línea informativa de los medios de comunicación no son pocos. De hecho, era conocido por dicha capacidad. La propia exministra María Dolores de Cospedal insistió una y otra vez durante su hora y media de declaración como investigada en la pieza Kitchen, a la que Público ha tenido acceso en su integridad, que a ella lo que le interesaba del comisario era su talento para manejar los medios de comunicación y que eso era lo que centraba sus encuentros. Algo que el magistrado despachó con un "es algo banal" o "era conversación social", a pesar de que en casi todos los informes de la mayoría de proyectos para sus clientes Villarejo incluye el factor prensa de forma destacada o como motivo mismo de la contratación; y de que sus conexiones con periodistas son de largo las referencias más frecuentes y numerosas en sus agendas y en sus contactos telefónicos cuando éstos han sido monitorizados en el marco de una investigación judicial (caso Varma, en el procedimiento por Revelación de secretos, y caso Nicolás-Grabación Ilegal al CNI).
Además, los contratantes directos del comisario, los jefes de seguridad de Repsol y CaixaBank, declararon que los pagos efectuados no eran por los informes entregados porque eran textos sacados "de internet" —en realidad, eran extractos de los artículos que se iban publicando contribuyendo al alza del valor bursátil de Repsol, según comprueba Público—, sino como reembolso de pagos que tuviera que hacer a terceros en el marco del encargo. Un comentario relevante si se pone en conexión con la documentación incautada (por escrito y en audio) acerca de encargos u ofertas a distintos clientes y a lo largo de años, en los que lo central es ejecutar un "diseño de medios" y donde hay indicios de oferta de contraprestación económica a periodistas y/o medios seleccionados.
Pero este thriller villarejil no acabó en diciembre de 2011: después de cobrar, habiendo demostrado su poder, el comisario-dircom se puso manos a la obra para obtener más dinero de estas empresas tan ricas. Estuvo seis meses a pico y pala enviando informes en los que las advertía de que determinadas informaciones podrían acabar viendo la luz (atribuía dicha intención a Del Rivero), periodo durante el cual Villarejo envió un mail a su mano derecha, Rafael Redondo, con uno de esos informes adjunto para que Redondo lo revisara antes de su envío y un simple comentario: "Qué difícil que es sacar agua de un pozo seco...".
Pues bien, en junio de 2012, el comisario logra sacar del "pozo seco" otros 90.000 más IVA. Y dos años más tarde (mayo de 2014) factura y cobra otros 20.000 más IVA, coincidiendo en este caso con la publicación de una noticia en un digital de la confianza de Villarejo sobre la ausencia de un consejero de la junta de Repsol para ir a un partido de fútbol; por la prueba de la asistencia de éste al fútbol (una foto en el estadio) es por lo que declara el jefe de seguridad de Repsol que se le paga a Villarejo ese año 2014.
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