Este artículo se publicó hace 5 años.
ELECCIONES 10-NLa campaña del 10-N se juega entre líderes enfrentados
Los programas electorales quedarán en un segundo plano, aparece un nuevo actor político y los partidos centrarán su discurso en ver con qué formaciones pueden acercar posturas, un aspecto necesario para garantizar la gobernabilidad en un sistema multipartidista al que todavía no se han acostumbrado los grupos.
Noelia Tabanera
Madrid-
Las campañas electorales tienen efecto en el resultado final de unas elecciones, y en escenarios volátiles como el español todavía más. Los estudios y la ciencia política han demostrado que una parte importante de la ciudadanía elige su voto durante esas dos semanas previas a la celebración de los comicios (ocho días solamente en el caso del10-N). De hecho, en los del pasado 28-A, el 30,5% del electorado tomó una decisión durante este periodo o en la propia jornada electoral.
Pero en esta ocasión ¿tiene sentido repetirla con apenas siete meses de diferencia de la anterior? Según los expertos consultados por Público, sí lo tiene, a pesar de ser un escenario no deseado para la sociedad. Los datos muestran el hartazgo de la ciudadanía ante el bloqueo político y las nuevas elecciones.
Esta semana casi 500.000 personas se han dado de baja en el INE para no recibir la propaganda y se espera que el nivel de abstencionismo cumpla un nuevo récord. El bombardeo electoral que se avecina puede incrementar la desafección del electorado pero, según los politólogos, tiene su sentido dentro de esta situación anómala. La nueva campaña no se centrará en el debate programático, sino en ver qué formaciones pueden acercar posturas para la formación de gobierno; un aspecto necesario para garantizar la gobernabilidad en un sistema multipartidista al que todavía no se han acostumbrado los grupos parlamentarios.
El mensaje de los partidos va cambiar: “Los grupos enfocarán su discurso en con quiénes pueden encontrar áreas de diálogo”, asegura la vicedecana de la facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid, Leticia Ruiz. Esta es la línea que ya ha elegido Pablo Casado, que ha pasado de defender un PP “ideológico y sin complejos” a uno “centrado y moderado”.
“Lo más sensato es plantear la campaña en estos términos –explica Ruiz- especialmente la derecha, porque por parte del PSOE y Unidas Podemos la campaña va a discurrir en torno a la reflexión de quién ha sido el culpable, algo totalmente estéril ya”. Aun así, el salto a la política estatal de Íñigo Errejón como líder de Más País, la gran novedad del 10N, obligará también a la izquierda a abrir el debate de los posibles pactos.
“Se seguirán echando las culpas los unos a los otros y todos con un punto de razón”, opina Jaime Ferri, profesor de Ciencias Políticas. “Tienen una responsabilidad compartida, digamos que la no formación de gobierno es la superficie –continúa- pero el problema es mucho más profundo, es no ponerse de acuerdo en cuestiones que tienen que afrontar entre todos”.
En un segundo plano quedarán los programas electorales. De hecho, Más País todavía no lo ha desarrollado ni ha explicado sus diferencias con Unidas Podemos. “En lo único en lo que se puede basar la campaña es en una visión política en la lucha del poder, afirma la doctora y profesora de Ciencias Políticas, Natalia Millán. “Esto ya no va de propuestas, ni de la política en el mejor sentido de la palabra, sino de la lucha por el poder y de discernir quién tiene la culpa y cómo se puede promover la gobernabilidad”, insiste Millán.
La coalición como única salida del multipartidismo
El bipartidismo ha quedado atrás, pero nuestro sistema electoral no se ha adaptado a un escenario multipartidista que exige grandes pactos. En Europa, conservadores y socialdemócratas llegan a acuerdos para garantizar la gobernabilidad y el bien común, algo que en España parece impensable. “En Alemania la tradición es que el partido más votado lidere el proceso y se hacen grandes coaliciones, no se les caen los anillos”, explica la vicedecana de la UCM.
Se trata de una cuestión de cultura política. “Nuestro sistema electoral está construido para que haya un bipartidismo. Cuando eso no se da porque entran más partidos, el sistema obliga a llegar a entendimientos, y no estamos acostumbrados”, indica Gema Sánchez-Medero, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense.
"Más País es fruto de una escisión personalista"
“Aquí es impensable que PSOE y PP pudieran gobernar como en Alemania por el interés general”, señala Sánchez-Medero. “Con la nuevas elecciones iremos a la misma situación o incluso peor, ya que probablemente se necesiten más partidos para intentar llegar a una estabilidad de gobierno”, añade. Es decir, el sistema electoral en España está diseñado para garantizar la gobernabilidad cuando hay “un bipartidismo imperfecto o un multipartidismo moderado”, indica la politóloga.
Y es a este multipartidismo moderado al que deben llegar los grupos políticos para formar un ejecutivo. En 2015 el discurso de Podemos estaba enfocado en echar a "la casta" y no pactar ni con el PP ni el PSOE. Ahora, en cambio, el único camino es a través de entendimientos. “El realismo político al final se tendrá que imponer”, asevera Ruíz.
En el caso de que no sea así, la vicedecana propone una nueva norma para evitar el gasto continuado de recursos cuando los partidos no lleguen a pactos para formar gobierno: “Deberían promulgar una ley que obligara a una renovación de las listas de al menos el 30% de los nombres y un cambio en los cabeza de lista”, sugiere.
Latinoamericación y personalismos
Aunque las politólogas consultadas por este diario hacen referencia a la necesidad de mirar a Europa como ejemplo de gobiernos en coalición, lo cierto es que la política española cada día está más cerca de la latinoamericanización, especialmente con la entrada de Errejón en el tablero político.
La ciencia política explica que el nacimiento de un partido tiene que ver con el surgimiento de demandas que no están representadas por los partidos existentes. “En este caso el surgimiento de Más País no viene acompañado de un programa diferente al de Unidas Podemos, sino que es fruto de una escisión personalista”, afirma Ruiz. “Desde ese punto de vista se aprecia la latinoamericación como el uso de los partidos como vehículos personales”, aclara. También ocurrió con Vox, cuyo líder, Santiago Abascal, estuvo afiliado al PP durante 19 años.
La presencia de un nuevo partido al que no se le puede culpar de los errores que han cometido el resto de líderes marcará la campaña electoral. “Cubre un espacio para el electorado que se siente cabreado y decepcionado y que está pensando en abstenerse”, asegura Sánchez-Medero. El voto de la izquierda se fragmentará. “Ocurrirá lo mismo que le pasó al bloque de la derecha en las elecciones anteriores, con la diferencia de que Errejón no se presentará en todas las circunscripciones, como hizo por ejemplo Vox, sino que irá allí dónde pueda asegurar representación”, explica.
Más País cubre un espacio para el electorado que se siente cabreado y decepcionado y que está pensando en abstenerse
De esta forma, y debido al sistema electoral español, se podrá dar el caso de que la presencia de Más País no consiga escaño, “pero impida que, en vez de repartirse entre Podemos y PSOE, se pierda”, asegura la profesora. “Es el mismo efecto que pasó con Vox, que no consiguió asientos pero impidió que el PP se hiciera con el restante”, concluye. Para garantizar su presencia, Errejón ha trazado alianzas con Compromís o Chunta Aragonesista y tejer redes allí donde su capacidad de acción es menor.
Por lo tanto, son dos los factores a destacar para esta campaña electoral según las expertas. Por un lado, la alta volatilidad del electorado, ya que el descrédito hacia los partidos ha provocado que perdieran sus bases sociales más duras. El barómetro del CIS vaticina en su estudio de septiembre que bajaría la intención de voto de los de Pedro Sánchez, que se quedan en un 34,2%, que PP y Unidas Podemos subirían -17,1% y 15,5% respectivamente- y Ciudadanos se mantendría (12,9%).
Por el otro, el surgimiento de un nuevo partido, con origen en una escisión en vez de en demandas no plasmadas por las formaciones ya existentes, y del que el CIS aún no tiene datos.“ La campaña de Más País no irá de conocer las propuestas y diferencias entre partidos, sino en decir que nosotros somos más simpáticos, más buenos y compatibilizamos mejor que Podemos con el PSOE”, apunta Millán. “Y la campaña irá por ahí no porque no tengan una propuesta política, sino porque ahora eso queda en un segundo plano”, concluye.
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