Este artículo se publicó hace 2 años.
Barcelona prohíbe los supermercados fantasma y restringe las macrococinas al polígono industrial de la Zona Franca
Se trata de una medida pionera en el Estado que tiene como objetivo proteger el comercio de proximidad y de barrio.
Barcelona--Actualizado a
El Ayuntamiento de Barcelona pone freno a las cocinas y supermercados fantasma que empezaron a proliferar durante la pandemia de la covid y que han generado numerosos conflictos vecinales. Hace un año, la alcaldesa, Ada Colau, había anunciado que estaban trabajando en una regulación que ponía límites a estas actividades, contrarias al modelo de comercio de proximidad que quiere el consistorio. De hecho, en ese momento, se aprobó una suspensión de licencias vinculadas a las macrococinas para avanzar hacia una nueva normativa.
Este viernes, en una rueda de prensa conjunta, la segunda y tercera tenientes de alcaldía, Janet Sanz y Laia Bonet, han detallado todas las novedades de la propuesta del plan especial de actividades vinculadas a los supermercados y cocinas fantasma y al reparto a domicilio después de incorporar mejoras recogidas a través de un proceso participativo. "Se trata de una normativa pionera en el Estado que tiene como objetivo proteger el comercio de proximidad y de barrio", han destacado.
Los supermercados fantasma tendrán que "reconvertirse"
La nueva normativa prohíbe definitivamente los supermercados fantasma, almacenes donde se preparan las compras online para poder distribuirlas a domicilio y que no están vinculados a ninguna tienda física. En total, el consistorio ha identificado 21 establecimientos en toda la ciudad, sobre todo en el Eixample, con seis, y Sarrià, con cuatro.
Una vez entre en vigor la nueva regulación, los establecimientos de este tipo tendrán dos opciones: cerrar o reconvertirse. Janet ha detallado que es una actividad que no recoge ninguna ley ni ordenanza. "Trabajan y operan legalmente bajo la actividad de almacén alimentario, que establece que pueden repartir a otras tiendas, pero no a nivel particular", explica. Por lo tanto, deberán definirse como almacenes alimentarios, lo que no permitirá el reparto a domicilio, o en supermercados abiertos al público. Pero no podrán ampararse en ambas cosas.
El consistorio ya ha dicho que se llevará a cabo el control pertinente para asegurar que los locales que han funcionado hasta ahora de forma ilegal como supermercados fantasma se adapten a una actividad permitida.
¿Y las cocinas fantasma?
En cuanto a las cocinas fantasma o macrococinas, no podrán abrirse en los barrios de Barcelona, como se hacía hasta ahora. Sólo se admitirán en el ámbito industrial de la Zona Franca, siempre y cuando haya un máximo de un establecimiento en un radio de 400 metros. Esto es una novedad con respecto a la aprobación inicial, que también contemplaba los polígonos del Besòs y de la Marina del Prat Vermell. Ahora se restringe esta posibilidad por la proximidad de estos entornos industriales a ámbitos residenciales.
Además, para evitar que los establecimientos de platos preparados se conviertan en cocinas fantasma encubiertas, se establecen condiciones de densidad y superficie máxima para este tipo de actividad.
Nueva regulación por el reparto a domicilio
El Ayuntamiento también ha regulado el reparto a domicilio de los bares y restaurantes de Barcelona, que estaba provocando problemas en el espacio público. Cuando entre en vigor la nueva normativa, los establecimientos tendrán que disponer de un permiso específico para esta actividad complementaria y adaptar los locales en función del espacio y la superficie.
Para obtener ese permiso complementario será necesario dedicar un mínimo del 40% de su superficie al uso público, un requisito que pretende impedir que cocinas o supermercados fantasmas abran una ventanilla de venta y camuflen así su actividad. Además, tendrán que permitir a los repartidores el acceso al establecimiento, incluido el uso de los servicios.
Los locales tendrán que reservar un espacio de espera para los repartidores en función del tamaño del lugar. Los de menos de 200 metros cuadrados no será necesario que reserven; los de entre 200 y 300 metros cuadrados tendrán que destinar 10 metros cuadrados de espacio a la espera para los repartidores, y los establecimientos que tengan una superficie de más de 300 metros cuadrados tendrán que reservar 5 de cada 100 metros cuadrados para los repartidores y podrán tener como máximo una estación de cocción. "Queremos focalizarnos con las grandes superficies", ha detallado Janet.
El consistorio prevé que la normativa se apruebe en comisión el próximo martes. Se podría aprobar definitivamente en el plenario del 27 de enero. En cuanto a los permisos, los establecimientos tendrán un período de 24 meses (dos años) para pedirlos.
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