Con la histórica sala de fiestas La Paloma como escenario, Barcelona en Comú ha arrancado la campaña oficial para las elecciones municipales del día 28 -la extraoficial lleva meses en marcha- en un clima de optimismo. Y es que las últimas encuestas sitúan casi de forma unánime la formación a la cabeza, por lo que a priori siguen intactas las opciones de Ada Colau de encadenar un tercer mandato como alcaldesa de la capital catalana.

Este mismo jueves, de hecho, el sondeo del CIS ha pronosticado un crecimiento significativo de los comuns, que se elevarían de los 10 concejales actuales a entre 11 y 13, y sólo el PSC de Jaume Collboni estaría en condiciones de competir por la primera posición, con Xavier Trias (Junts) y Ernest Maragall (ERC) más distanciados. Y esto se ha notado en La Paloma, donde los cientos de personas reunidas no se han cansado de gritar "alcaldesa, alcaldesa" en numerosas ocasiones.

Más allá de defender el trabajo realizado en los últimos ocho años, Colau ha lanzado un mensaje contundente de crítica al socialista Jaume Collboni -primer teniente de alcaldía hasta hace tres meses-, por su "flirteo" con un posible pacto con Xavier Trias, una alianza sociovergente que, según el CIS, aspiraría a la mayoría absoluta.

Y, seguro, sería una opción aplaudida -y animada- por el establishment económico de la ciudad, con el PP de Daniel Sirera en el banquillo por si fueran necesarios más concejales para alcanzar los 21 concejales de la mayoría que le garantizaran una investidura.

La alternativa de Colau es clara, un "gran acuerdo progresista" que implique también al PSC y a ERC, siempre con los comuns en primera posición. "Si nosotros lideramos la alcaldía, será la garantía de que ERC y PSC no miren hacia la derecha y miren hacia la izquierda, podremos hacer un gran acuerdo progresista", ha remachado Colau, para quien justamente BComú es la única formación que garantiza un Gobierno de esa orientación, porque tanto socialistas como republicanos podrían apostar por otras opciones, con Junts como potencial aliado.

Con este escenario, no sorprende que la alcaldesa haya buscado apelar a todo el votante progresista, tanto para reforzar la hipotética primera posición de BComú, como para intentar evitar una alternativa de gobierno que no la sitúe al frente de la alcaldía, así como para desgastar a un PSC con un programa socioeconómico muy similar al de Junts.

"Extendemos la mano a toda la gente progresista que quiere un Gobierno valiente para que se continúe la transformación y las políticas [que hemos hecho]", ha proclamado Colau, que finalmente ha llamado a una "masiva movilización" de la ciudadanía progresista porque "si nos quedamos en casa, puede ganar a la derecha".

Optimismo de Colau

En el inicio de su intervención, Colau ha destacado que "históricamente Barcelona ha abierto camino" y ha recordado la conquista de la jornada laboral de 8 horas, con la huelga de la Canadiense o la lucha por el derecho a la vivienda que ya tomó forma con la huelga de alquileres de 1931, entre otros, y ha asegurado que la ciudad seguirá abriendo camino "en un futuro".

Asimismo, se mostró convencida del triunfo en las urnas, una percepción que el CIS de este jueves reforzó. "Hay mucha gente indecisa, pero soy muy optimista porque en esta campaña se hablará de Barcelona y su futuro y no hay ninguna candidatura que tenga un modelo tan claro como Barcelona en Comú. Y es un modelo de futuro, para dar respuestas a los retos del siglo XXI", ha subrayado.

Y ha insistido en que "hay un montón de proyectos que hoy están transformando Barcelona, el cambio y la transformación ya se pueden ver y se pueden tocar, somos una ciudad líder en inversión social y en respuesta a la emergencia climática, que trabaja para ser más verde y más humana y prioriza y cuida sus escuelas, una ciudad feminista, antirracista, orgullosamente diversa y que hace frente a los discursos de odio ya la extrema derecha".

A la espera de comprobar cómo evoluciona una campaña -donde siempre pueden surgir imprevistos-, BComú ya ha dejado claras las claves de su estrategia: defensa del trabajo realizado, apuesta por un Gobierno progresista, críticas al modelo "del pasado" que representan tanto Xavier Trias como un Jaume Collboni escorado a la derecha, agitar el miedo de un posible pacto entre ambos y poner mucho el foco en la ciudad y sus cuestiones, en un contexto alejado de la tensión nacional del 2019.