A Coruña
El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, ha reavivado la polémica de sus relaciones con el narco Marcial Dorado al insinuar que el PSOE quiso chantajearle con las fotos en las que aparecen juntos disfrutando de un día de sol a bordo del yate de Dorado, y que fueron publicadas por El País en el año 2013. Al término de la rueda de prensa semanal tras el Consello de la Xunta, Feijóo aseguró: “Esas fotos estaban en manos de mucha gente, y a mí me amenazó un partido político con hacerlas públicas, incluso en una campaña electoral, si seguíamos criticando a determinados líderes de ese partido”. El presidente no quiso explicar quién lo amenazó ni cómo lo hizo.
Las fotos que destaparon la relación entre Feijóo y Dorado fueron tomadas en el verano de 1995, cuando el presidente gallego era entonces secretario general de la Consellería de Sanidade, que dirigía el ex ministro y actual presidente del Consejo de Estado José Manuel Romay Beccaría. La Guardia Civil las descubrió en un registro efectuado en el 2004 en la casa de Dorado, quien había sido detenido poco antes por narcotráfico y quien acabaría siendo condenado a catorce años de cárcel tras aquella operación.
Feijóo sabía de la existencia de las comprometedoras imágenes desde entonces, porque, tal y como él mismo reconoció hace unas semanas en una entrevista en el programa Salvados, de La Sexta, se lo había dicho poco después del registro “un delegado del Gobierno”. Se ha negado a decir quién, aunque parece evidente que fue Arsenio Fernández de Mesa, quien ocupaba ese cargo en Galicia en aquella época hasta la victoria de Zapatero en las generales del 2004.
Siete años después Rajoy lo nombró director general de la Guardia Civil, puesto que desarrolló hasta el año pasado. Desde entonces ocupa un puesto en el Consejo de Administración de Red Eléctrica de España. Feijóo supo de la existencia de las durante nueve años, pero no dijo nada hasta que se publicaron en el 2013.
Entonces tuvo que reconocer que no eran fruto de un único encuentro, sino que había mantenido una larga relación con Dorado que incluyó, además de los paseos por la ría de Vigo y visitas a la casa del narco en Arousa, viajes de fin de semana y vacaciones a Andorra, a los Picos de Europa y a Portugal, que el presidente no pudo descartar que hubieran sido pagados por el contrabandista reconvertido en traficante de cocaína.
Pero Feijóo siempre negó que supiera de las actividades ilícitas de su compañero de navegación, a pesar de que la figura de Dorado era bien conocida en Galicia y de que sus vínculos con el contrabando y el narcotráfico ya eran vox populi desde su primera detención por contrabando en los años ochenta y su procesamiento en la operación Nécora en 1990.
Por si fuera poco, el chófer personal de Romay era también su testaferro, y las empresas de Dorado, suministradoras de combustible para la flota de ambulancias del Servicio Galego de Saúde (Sergas) y para la calefacción de varios de los hospitales que dependían de la Consellería de la que Feijóo era secretario general.
El pasado jueves, en la rueda de prensa del Consello de la Xunta, los periodistas de dos medios digitales, Praza Pública y Galicia Confidencial, pidieron a Feijóo que confirmase quién le había puesto sobre alerta de la existencia de aquellas fotos, y que explicase también si le parecía normal que el entonces delegado del Gobierno que le dio el chivatazo le hubiera desvelado detalles de una operación policial contra el narcotráfico.
Feijóo se negó a contestar, insinuó que el PSOE lo había amenazado un año antes con hacerlas públicas durante la campaña electoral de las autonómicas del 2012 y, ante la insistencia de los redactores, hasta se permitió responderles con una faltada: “Cuando tengan ustedes un programa en La Sexta y les conceda una entrevista, igual les respondo”.
Feijóo llegó al poder en la Xunta en el año 2009, tras obtener mayoría absoluta con un escaño de diferencia sobre el PSOE y el BNG, que habían gobernado en coalición desde el 2005. Aquella campaña electoral estuvo marcada por la filtración a la prensa de fotografías que implicaban a los candidatos de esos partidos, el presidente socialista Emilio Pérez Touriño y su vicepresidente, el nacionalista Anxo Quintana.
Por entonces se publicaron fotos del despacho de Pérez Touriño que dieron pie a una sonada polémica sobre el dinero que habría empleado en su reforma, y también, y sobre todo, de Quintana a bordo de un velero propiedad del constructor Jacinto Rey, presidente del Grupo San José, uno de los beneficiarios de las licencias de explotación eólica de la Xunta. En aquella ocasión, Feijóo exigió el cese de Quintana, pidió a Touriño que aclarase las relaciones de su Gobierno con San José y le advirtió de que “no se puede mezclar la política con los negocios”.
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