Este artículo se publicó hace 3 años.
El ajedrez se expande en las aulas andaluzas: 5.000 docentes lo usan como herramienta pedagógica
El fenómeno Beth Harmon y el éxito de la serie Gambito de Dama ha puesto de nuevo el ajedrez en primera línea de la actualidad y ha logrado enganchar a niñas, también, a un deporte del que las mujeres han estado históricamente excluidas
Sevilla-
El fomento del ajedrez en las aulas es uno de los objetivos comunes de todas las administraciones educativas en España. Diferentes estudios afirman que existe una estrecha relación entre el juego y "la mejora del rendimiento académico".
En Andalucía, según los datos que maneja la Consejería de Educación, en manos de Javier Imbroda (Ciudadanos), el ajedrez se expande de manera inexorable –ya son casi 80.000 alumnos, 5.000 profesores en 337 colegios– desde hace casi un lustro mediante el programa aulaDjaque, que ofrece herramientas a los profesores para que, en horario lectivo, incorporen a sus clases dinámicas más o menos complejas –desde la construcción de las piezas y el tablero hasta juegos matemáticos– basadas en el juego.
"Los centros eligen cómo quieren incorporarlo. Hay centros que ya tienen una experiencia y pueden hacer dinámicas más complejas. Vamos a suponer que es un centro que empieza desde cero. Tenemos una plataforma en la que pueden ir viendo las experiencias didácticas de los demás. Todos nos alimentamos de los demás centros: el abanico de recursos es muy amplio", explica a Público Manuel Azuaga, coordinador del programa aulaDjaque.
La utilización del ajedrez en la escuela no busca crear campeones del mundo, sino, además, de ganar conocimientos en las disciplinas clásicas (lengua, matemáticas) por la vía del juego, también educar y "fomentar valores ético-cívicos". "Un ejemplo, –afirma Azuaga– el control de los impulsos. Primero pienso, luego actúo. También la iniciativa. Cuando hay que llevarla y cuándo es mejor no llevarla. Todo eso son son enseñanzas que podremos utilizarlas tanto dentro como fuera del tablero. Lo bueno [del programa aulaDjaque] es que no exige que se cumplan horas ni itinerario. Dejamos en manos del profesorado que lo apliquen".
"Al igual que en las clases de educación física se ejercita mediante el juego, también es útil el ajedrez a la hora de aprender y mejorar cualidades como la concentración, la toma de conciencia del espacio, que cada acción tiene su consecuencia y el saber anticiparse a ellas", expone a Público la profesora Silvia Barrionuevo, que lleva un tiempo trabajando con el ajedrez en las aulas.
"Según mi experiencia, –prosigue Barrionuevo– el ajedrez es muy útil a la hora de trabajar la concentración, obviamente esto no es una fórmula infalible para todo el mundo, pero si consigues mantener el interés de algún alumno, éste podrá pasar tiempo concentrado tratando de ganar una partida y esta costumbre facilitará la autonomía a la hora de ser resolutivos en otros ámbitos de la vida. ¿Cómo conseguir la atención? Mediante el reto. No tiene porqué significar ganar a un oponente necesariamente. A mí me gustaba proponer retos más allá de las partidas, por ejemplo el problema de las ocho damas. Podían estar la hora entera intentando resolverlos, no importaba que otro compañero lo hubiese resuelto antes porque al final era un reto consigo mismo, un querer superarse. Esa actitud es importante a la hora de avanzar en la vida".
Azuaga coincide en que las enseñanzas del ajedrez se pueden aplicar a otros ámbitos de la vida: "Hay claves estratégicas que se trabajan de forma inherente, de forma lúdica: estamos trabajando las funciones de la toma de decisiones, eso esta presente dentro del tablero, y si somos capaces de hacerles ver que pueden tener la misma destreza de buscar la mejor jugada fuera, estamos sembrando la semilla y eso tiene una transferencia vital importantísima".
"Y [se ve en] los propios chicos, cuando les damos la palabra. Ante el error empiezan a no buscar excusas. Eso lo enseña el ajedrez. En otra disciplina, al final siempre podemos buscar un culpable, aquí hay mucha autoreflexión, un trabajo muy terapéutico, que duele mucho y que implica saber que las decisiones tienen una consecuencia, y que si perdiste, no pasa nada: el error como elemento clave del aprendizaje".
Por otro lado, añade la profesora Barrionuevo, "la competitividad podría no ser sana pero puede ser útil como motivación". "Además, considero necesario aprender a perder, he visto muchas lágrimas y piezas volando tras un jaque mate y son actitudes poco saludables para vivir en sociedad. Si bien es cierto, al principio lo que más les gusta es el juego rápido, sin complicaciones y ganar con mucha ventaja, pero una vez se meten en el juego el tiempo pasa deprisa mientras intentan ganar. Se fomenta el respeto entre los jugadores, el saludarse antes y después de cada partida, reconocer el mérito y el valor del oponente, pues al final todos seremos ganadores y perdedores en diferentes momentos", incide Barrionuevo.
Igualdad de género
El fenómeno Beth Harmon y el éxito de la serie de Netflix Gambito de Dama ha puesto de nuevo –sucede cada cierto tiempo en España– el ajedrez en primera línea de la actualidad y ha logrado enganchar a niñas, también, en un deporte del que las mujeres han estado históricamente excluidas.
"El ajedrez está muy masculinizado desde hace muchísimos años, –analiza Azuaga–. Hay factores sociohistóricos. A finales del siglo XVIII, los hombres jugaban al ajedrez a las cafeterías y las mujeres tenían vetada la entrada. Las mujeres se han incorporado a la práctica del ajedrez hace muy poco. Eso se suele obviar. Y se escuchan argumentos ventajistas, como por ejemplo, solo hay una mujer entre los 200 mejores del mundo, que son fácilmente desmontables: solo el 8% de los ajedrecistas federados –hay unos 3.000, frente a más de 200.000 futbolistas– en Andalucía son mujeres. Es un porcentaje muy residual. Si estuviéramos en el 50%, podríamos hablar".
"La incorporación del ajedrez en las aulas favorece una verdadera igualdad de género", remacha Azuaga con toda contundencia. La serie Gambito de Dama, de hecho, ha causado furor. Algunas niñas ya tienen a Beth Harmon como referente, asegura Azuaga.
"Lo normal es que la mayoría sean chicos, tradicionalmente han sido ellos los que más han jugado, pero es un deporte en el que se integran fácilmente las niñas, en los niveles donde yo daba clase no se hacían distinciones. Yo creo que al igual que en los demás ámbitos se necesitan ejemplos o simplemente conocimiento, porque muchas veces el problema es que no conocen el juego y no prueban", reflexiona Barrionuevo.
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