El 23J y la salida de Espinosa de los Monteros sumen a Vox en su mayor crisis
En los últimos 42 días, la formación de extrema derecha ha cosechado un gran éxito el 28M, ha protagonizado la mayor caída del 23J y ha perdido a uno de sus grandes estandartes.
Madrid-Actualizado a
Iván Espinosa de los Monteros fija la mirada en la prensa mientras se cierran las puertas del ascensor. Es martes día 8 de agosto de 2023. El hasta ahora portavoz del grupo parlamentario de la formación de extrema derecha se va y deja abierta una crisis, quizá la mayor de la corta historia del partido, que pone la puntilla a un mes y medio muy convulso en sus filas. Atrás quedan el éxito del 28M y el fracaso del 23J.
El adiós de Espinosa de los Monteros es el último capítulo, por el momento, de un verano muy largo para la extrema derecha española, que transita ahora por unas aguas parecidas —algunos han querido verlo así— a aquellas que dejó Macarena Olona también tras su marcha, aunque la dimensión de la huella que deja tras de sí Espinosa de los Monteros, que se va siendo portavoz y que llegó a ser secretario general del partido, es difícilmente comparable.
Las elecciones autonómicas y municipales de mayo fueron un éxito rotundo para Vox que se saldó con tres Gobiernos regionales —además del de Castilla y León, cuya vicepresidencia ya residía en manos de Juan García Gallardo— en los que Vox lograba presencia y con más 100 ayuntamientos en los que conseguía penetrar en el Ejecutivo municipal. Pero el 23J cayó la noche.
Vox perdió 600.000 votos y 19 escaños en un batacazo drástico que dejó al partido de Abascal fuera de juego para tratar de lograr una mayoría suficiente con la que gobernar de la mano del PP, que tiene la investidura de Alberto Núñez Feijóo prácticamente imposible tras los numerosos portazos del PNV de Andoni Ortuzar y Aitor Esteban.
Fundamentos de la crisis de Vox
Pero, ¿por qué se va Espinosa de los Monteros? Javier Ortega Smith, a través de su cuenta de Twitter, desliza que siente "las razones que provocan" su salida, pero no especifica cuáles son. Este periódico ha tratado de ponerse en contacto con él, pero no ha recibido respuesta.
Javier Lorente, profesor de Ciencia Política en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid (URJC), encuentra dos argumentaciones distintas para entender una posible incomodidad de Espinosa de los Monteros en Vox: una en clave ideológica y otra en clave interna.
Antes de nada, Lorente apunta que, en términos sociales, la mayoría de extremas derechas europeas son parecidas y los distintos cuadros dentro de Vox no escapan de ello. No hay más que recordar opiniones como la que el propio Espinosa de los Monteros formuló en una entrevista para El Mundo. Deja poco hueco a las dudas: "El problema es que en España hemos pasado de un extremo a otro. De pegar palizas a los homosexuales a que ahora esos colectivos impongan su ley".
Sin embargo, con la economía la cosa cambia. "Existen dos tendencias", precisa. La primera, encarnada en la francesa Marine Le Pen, tiene un vínculo muy estrecho con lo que entendemos por conservadurismo clásico. "Ahí podríamos encontrar a Jorge Buxadé", completa Lorente. Buxadé es el actual vicepresidente de Vox y adquirió mucho protagonismo durante la campaña del 23J.
Otras extremas derechas europeas, por el contrario, tienen una línea de pensamiento mucho más liberal en lo económico: menos intervención del estado en la economía, bajada de impuestos, etc. Iván Espinosa de los Monteros defiende esas posturas.
"Y en clave interna", remata Lorente, "hemos visto en los últimos tiempos una acumulación de poder en torno a Santiago Abascal que puede haber provocado que líderes que se sitúan en un segundo escalón, como es el caso de Espinosa de los Monteros, hayan ido viendo cómo se achicaba su poder dentro de la formación".
La economía y el poder de decisión en el partido. Son dos factores que, a la luz de lo que explica el experto, podrían haber contribuido a la marcha del ya exportavoz, quien, en cualquier caso, ha atribuido a circunstancias personales y familiares su abandono de la política, al tiempo que ha asegurado que continuará militanto en Vox.
Los platos rotos del 23J
¿Quién paga, entonces, los platos rotos del 23J? Al menos en sus declaraciones en público, Santiago Abascal ha evitado la autocrítica. También lo ha hecho el resto de la cúpula directiva de Vox. La extrema derecha ha culpado de la incapacidad del bloque conservador para formar un Gobierno al Partido Popular. Ignacio Garriga, secretario general del partido (un cargo que ocupó, entre 2013 y 2016, Espinosa de los Monteros), acusó al PP de "equivocarse de adversario". Situó, de ese modo, la pelota en el tejado de Génova.
No obstante, haga o no haga autocrítica, la formación tendrá que enfrentar la crisis que desemboca el paso atrás de uno de los estandartes que más consenso despertaban en la parroquia de Vox, que recrudece el mal sabor de boca de los malos resultados del 23 de julio.
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