Opinión
Un 'Retrato de Ciudad' dentro del dónut
Por Mar Toharia
Geógrafa. Especializada en Cambio Global y Cultura Ecológica.
Ámsterdam se convirtió en la primera ciudad en publicar su Retrato de la Ciudad, en abril de 2020, y lo adoptó como una visión de futuro para la ciudad. Portland o Filadelfia también han creado ya los suyos. Esta herramienta, que surge de una colaboración entre el DEAL (Doughnut Economics Action Lab) y Biomimicry 3.86, ha podido ser aplicada en las tres ciudades a través de un programa piloto de la TCI (Thriving Cities Initiative). Su puesta en práctica parte de una pregunta: ¿cómo hacer que nuestra ciudad sea un hogar en el que prosperen todas las personas, respetando el bienestar de todas ellas y la salud del planeta?
El Retrato de Ciudad Próspera se propone reconocer tanto lo que hace que un lugar sea único como su influencia y responsabilidad global. Para ello, persigue el objetivo de aplicar, con una reducción de escala, la economía del dónut a una ciudad concreta. Acababa de publicarse el libro Economía rosquilla que ponía sobre la mesa las repercusiones sociales y medioambientales de la economía y de cómo tenerlas en consideración en su totalidad. Con forma de rosquilla, la economista Kate Raworth representa el espacio ecológicamente seguro y socialmente justo en el que la humanidad puede prosperar. En este diseño, el dónut está enmarcado en su interior por una base social basada en las prioridades sociales que establecen los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, y definen el nivel de vida mínimo al que todo ser humano tiene derecho. Por otro lado, en la parte exterior se sitúa el techo ecológico que comprende los nueve límites planetarios, procesos críticos para mantener la estabilidad de la Tierra y que no deberían exceder ciertos umbrales. Mantener a la humanidad dentro del dónut implica satisfacer las necesidades básicas de todas las personas dentro de los límites del planeta. La economía del dónut, además, tiene un enfoque sistémico (de forma que los diferentes elementos están interconectados entre sí), y se orienta a generar diseños regenerativos (que implica desarrollar prácticas económicas que no solo sean sostenibles, sino que también restauren los ecosistemas dañados), abogando por indicadores económicos, más allá del PIB, que reflejen el bienestar humano y la salud del planeta. En este marco conceptual nace la propuesta del Retrato de Ciudad, para el que la prosperidad urbana se mide con indicadores basados en el cuidado tanto de las personas (ODS) como del hábitat natural en el que se inscriben (desempeño ecológico).
La aplicación práctica de esta metodología ofrece como resultado una instantánea del desempeño de la ciudad a través de cuatro "lentes" que surgen de la combinación de dos dominios (social y ecológico) y dos escalas (local y global). Y está basada en cinco criterios: los resultados deben ser relevantes a nivel local; deben permitir comparar los desempeños deseados con los actuales; ofrecer una oportunidad para rastrear el progreso y diseñar políticas; mostrar una instantánea del conjunto que permita debatir cuestiones complejas; y diseñar con perspectiva de largo plazo. En el caso de la ciudad de Ámsterdam, bajo las cuatro lentes se han realizado diagnósticos y trazado objetivos, que van desde experimentar con paredes verdes para absorber los contaminantes en puntos calientes como intersecciones de carreteras; crear sustratos de ostras para apoyar una barrera de arrecifes y reforzar la protección contra la erosión; hasta la reducción del 50% en el uso de materia prima bruta para el 2030, y apuntar a ser una economía completamente circular para 2050. Otras ciudades, como Copenhague, Bruselas o Barcelona, también están explorando cómo pueden aplicar los principios de la economía del dónut para enfrentar desafíos locales.
Esta metodología abre la posibilidad, además, de pasar del retrato al selfie. El Retrato de Ciudad se basa en la utilización de datos e informes disponibles públicamente, produciendo esencialmente un retrato público de la misma. Pero, si se incluyen todas las iniciativas que están ayudando a llevar la ciudad al dónut y haciéndola prosperar, se crearía el “Selfie de Ciudad”. Una representación que, además, sumaría los desafíos, las organizaciones involucradas, o las políticas y prácticas transformadoras que hay en curso.
Actualmente, se prevé que más de 600 millones de personas en todo el mundo se enfrenten al hambre en y seis de los nueve límites planetarios han sido rebasados por la actividad humana. Si en el año 2009 eran tres los límites superados (la integridad de la biósfera, el cambio climático y los flujos biogeoquímicos), en 2015 se añade el límite de los cambios en el uso del suelo, y en 2023 se superaron dos más: el cambio del agua dulce y la incorporación de nuevas entidades. Lograr mantener a la humanidad en un espacio justo y seguro exige medidas multiescalares urgentes, especialmente en las ciudades que, en la actualidad, son responsables de entre el 60 % y el 80 % del consumo energético y del 75 % de las emisiones de carbono. En ellas habita el 54% de la población mundial actual y se prevé que para 2050 sea el 66%. El IPCC tiene previsto publicar un Informe especial sobre Cambio Climático y Ciudades en 2027 ya que, como afirma la Guía para crear Retratos de Ciudad, “las ciudades tienen un papel singular y una oportunidad única para dar forma a las posibilidades que tiene la humanidad en este siglo de prosperar en equilibrio con el resto del planeta vivo”. Esta herramienta se ofrece como punto de partida para explorar las dinámicas socioeconómicas y ecológicas de nuestros actuales entornos urbanos, y diseñar soluciones creativas y flexibles, ajustadas a las características de cada territorio.
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