Opinión
Las mentiras sobre la gestión de la DANA tienen las patas muy cortas
Por Ana Bernal Trivi
Hay gente que en Valencia quiere más muertos. Parece que hay personas molestas porque en el parking de Bonaire no hubiera fallecidos. Solo así se explica que tras negar bulos por todos lados, me llegue un Whatsapp de un amigo donde otro le ha dicho que su compañera, esposa de un militar en Valencia, dice aún que en el parking había un montón de muertos y no se está contando. No es aislado. Hay más y todos los días, mensajes privados, preguntando por el responsable, asignando competencias erróneas y soflamas de que el Estado no sirve. Ante tanto ruido, aquí sólo hechos. Son estos y a partir de ahí, cada persona que piense.
Las competencias. Gobierno central y comunidades tienen competencias, guste o no está en el artículo 148 y 149 de la Constitución. Hay comunidades que piden tener más. No se entiende que se pidan si luego no se sabe gestionar. Las competencias de Protección Civil son exclusivas de la comunidad, según su Estatuto y el artículo 12 de la ley 13/2010 de la comunidad. También cada entidad pública tiene asignados diferentes protocolos, siendo las alertas a la población de la Generalitat.
¿La AEMET cumplió su competencia? Sí, avisó los días 23, 24, 25, 26, 27, 28 y el mismo 29 de octubre a primera hora. Una vez que cae el agua, la competencia pasa a la Confederación Hidrográfica, sobre el cauce de los ríos. ¿Dijo algo? Sí, informó del caudal por redes sociales de forma pública y por emails. Su competencia no es emitir alertas, sino solo notificar. ¿Los datos son solo privados y nadie tiene acceso? No, había acceso a través de la web de la confederación de los datos a tiempo real, que se actualiza cada 5 minutos en el Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH). ¿Por qué el Ministerio de Transportes no cerró las autovías? Porque no es su competencia, solo las construye, las mantiene o repara. ¿La culpa es de los equipos técnicos? No, todos avisaron, tanto que incluso desde 2007 la Universidad Politécnica ya avisó de un plan de acción para paliar esto que ha sucedido.
¿La Generalitat estuvo sola desde el primer minuto? No. El Gobierno estuvo en contacto hasta antes de la tragedia. La delegada del Gobierno en Valencia, Pilar Bernabé, suspende un viaje ese día ante aviso de la AEMET. Llama tres veces a la consellera de Justicia, Pradas, ofreciendo ayuda, que solo acepta pasadas las 14.00, pidiendo la UME solo para Utiel. También Sánchez habló con Mazón, quien rechaza ayuda porque a la 13.00 dice que el temporal remite a las 18.00. Antes, a las 17.00, se convoca el Cecopi, donde Mazón no está. Todos le esperan. Mientras, desde la vicepresidencia de Teresa Ribera hay cuatro llamadas, ofreciendo ayuda. Localizan a Mazón a las 20.20. A las 19.00 la alcaldesa de Paiporta avisa que se están inundando y un técnico pregunta si activan la alerta. La consellera dijo primero en televisión que desconocía ese sistema, a pesar de que ya en 2023, en la Guía de municipios seguros de la Consellería de Justicia, en la página 52, se habla del sistema de alertas.
¿El Gobierno central dejó sola a la Generalitat? Parece que no, por lo que decía el propio Mazón. El gobierno central dependía en buena parte del nivel que decretara Mazón, que fue el nivel 2. No quiso ceder el mando con el nivel 3. Hay juristas que confirman que el Gobierno podía pedir el nivel 3 pero también que lo mejor es que lo solicite la comunidad porque no es solo tener el mando, significa cambiar toda la estructura en un momento donde no hay que perder ni un minuto y podría generar más caos. Esto no era la pandemia de la Covid, es una catástrofe directa en terreno y suelo valenciano que quienes mejor conocen son sus administradores. De ahí que técnicos aconsejaran al Gobierno también de que el mando estuviera en la comunidad. Pero volvamos al 31 de octubre. Sánchez visita Valencia y en rueda de prensa Mazón dice: “quiero agradecer muy especialmente la presencia y la atención del presidente, querido presidente, gracias por venir tan pronto. Y por el contacto desde el principio contigo a través de Whatsapp, con la vicepresidenta, con la delegada del Gobierno”.
¿Todos los políticos son iguales? No, porque no son iguales los que apoyan el negacionismo climático que los que no. No todos son iguales porque con los mismos datos de los que disponía la Generalitat en todo el día, políticos son también los alcaldes y alcaldesas de diversos ayuntamientos, de diferentes partidos políticos, que sí adoptaron medidas y salvaron la vida de muchas personas. Así como la Diputación o la Universidad de Valencia o empresas que avisaron del riesgo y paralizaron los desplazamientos de estudiantes o trabajadores. Cuidado con los discursos de la antipolítica que lanzan algunos, los que se venden como líderes mesiánicos, pero que solo viendo su lenguaje se ve que no saben de política sino que todo gira sobre el macho alfa y la testosterona. Entre sus mensajes de “hay que tener lo que hay que tener”, “por cojones”, “con un par” o los que se creían Robin Hood… vamos apañados.
¿Solo el pueblo salva al pueblo? No, y no siempre. Entre otras cosas porque es absurda la separación que usan algunos con “pueblo”. Pueblo también son el personal de policía, de emergencias, bomberos, voluntariado, funcionariado, militar, guardia civil, obras, reconstrucción... Personal pagado con dinero de nuestros impuestos y necesario. El pueblo salva al pueblo en lo inmediato y mientras llevar una furgoneta de ayuda quizás es más accesible, hay otra parte de recuperación que no se hace sin asistencia médica, educativa, ayudas económicas, red eléctrica, depuradoras, maquinaria pesada como autobombas… Ojalá siempre el pueblo salvara al pueblo, que no siempre es. Y sino que se lo pregunten a tantas mujeres maltratadas que no las ha salvado ni la vecina de al lado. Así que las frases en su contexto. Por cierto, las ayudas directas, que no créditos que se han activado, se pagan también con nuestros impuestos.
Resumen, las mentiras tienen las patas muy cortas. No nos corresponde aquí juzgar ni depurar responsabilidades, pero sí contar los hechos. Podemos debatir si los protocolos son flexibles, sobre las competencias y las autonomías, sobre responsabilidad políticas o judiciales, pero no debatamos hechos mientras la gente allí sigue con fango y sin sus vidas y necesitan calma. Por respeto a ellas y a las personas fallecidas en la tragedia.
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